Luis Manuel Esculpí 26 de noviembre de 2015
Fue por allá, en los inicios de los
años dos mil, cuando los tiempos de la Coordinadora Democrática, apenas se
daban los primeros pasos para articular las fuerzas dispersas de las
organizaciones opositoras. En una reunión se analizaba las perspectivas y solo
se examinaban nuestras posibilidades, olvidando o subestimando la fuerza, la
capacidad de maniobra y ventajas del adversario. En ese marco fue cuando
Alberto Quiroz Corradi alertó: "los rusos también juegan"; fue la
primera vez que oí la frase que después se hizo tan popular en los predios de
las fuerzas democráticas. Luego el experto petrolero paso a relatar la anécdota
referida a la preparación de un importante juego en un campeonato mundial de
fútbol.
Según Quiroz en la reunión de la
selección de Brasil antes de un encuentro con el equipo de la Unión Soviética,
el director técnico de la canarinha explicaba a sus jugadores su estrategia en
un pizarrón, desplegando una implacable ofensiva y haciendo varios goles en los
primeros minutos de la charla, cuando intempestivamente fue interrumpido por
Garrincha quien supuestamente señaló: "¿ y allí donde están los
rusos?...los ruso también juegan".
He leído variedad de anécdotas
protagonizadas por "el ángel de los pies torcidos" como lo bautizó
Galeano aludiendo a Garrincha, por tener una pierna seis centímetros más grande
que otra, sin embargo no he encontrado, lo que no quiere decir que no haya
ocurrido, la narrada por Alberto Quiroz. En todo caso debe estar referida al
mundial de 1958 celebrado en Suecia, donde participó Garrincha y Brasil derrotó
a la URSS 2x0. Fue el primer mundial que ganó Brasil y también el primero donde
participó la URSS. El director técnico fue Vicente Feola.
En los debates de la alternativa
democrática inicialmente se solía citar la frase: "los rusos también
juegan" con el propósito de advertir la importancia siempre de no
subestimar al contrario, más recientemente algunos la interpretan,
equivocadamente, como invencibilidad del adversario, subrayando sus fortalezas
y disminuyendo sus debilidades. Sería un error imperdonable desestimar el campo
de maniobra del oficialismo, hay que evaluarlo en su justa dimensión, tampoco
se trata de sobrestimarlo, en la actual coyuntura está debilitado y puede ser
derrotado.
Lo cierto, es que estamos en el
umbral de una victoria que puede significar un hito histórico en esta lucha, si
bien es cierto que el malestar, el descontento y el rechazo al gobierno, no se
debe exclusivamente a la acción opositora, la alianza de esas fuerzas ha
contribuido, y no en poca medida, a crear las condiciones para posibilitar el
triunfo.
La construcción de una plataforma
unitaria, la unificación de candidaturas y el diseño de una tarjeta única
constituyen instrumentos fundamentales para alcanzar los objetivos planteados.
El obtener una amplia mayoría, tanto en votos como en curules, podrá facilitar
el tránsito pacifico, democrático y a la vez garantizar el reconocimiento de
los resultados por parte de las distintas instituciones involucradas en el
proceso.
La actual conducción política, más
allá de las críticas que puedan formularse, ha asimilado errores del pasado
relativamente reciente, combinando el ímpetu propio de la juventud con la
experiencia. Seguramente hay la necesidad de seguir avanzando en ese sentido,
superar limitaciones y carencias que aún persisten, consolidar la unidad es una
tarea en constante realización, mantenerla en medio de la diversidad resulta
imprescindible para obtener y consolidar la Victoria.
Hoy estamos mejor preparados para
abordar las distintas contingencias que pueden presentarse, se conocen las
zonas sensibles, se domina el comportamiento electoral de los centros de
votación, se ha estudiado la conducta del adversario intentando distorsionar la
voluntad del elector y lo más importante; se adoptan las previsiones para
garantizar en mejores condiciones la defensa del voto.
Todo ello pese a las inmensas
desigualdades, el abuso, el ventajismo, la persecución y los atropellos. La
nueva mayoría política se podrá expresar electoralmente y abrir nuevos causes a
la voluntad de cambio. Los rusos juegan...Nosotros también jugamos!
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