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viernes, 27 de noviembre de 2015

Récord de pobreza


Por Luis Pedro España


Así calificamos los niveles de pobreza registrados por el país en este catastrófico 2015. La caída del ingreso familiar ha sido la más grande desde que se llevan cifras de pobreza de ingreso. Nunca antes, desde 1975 a la fecha, hemos registrado hasta 76% de pobreza.


Una combinación de factores nos ha traído hasta aquí. La mayoría completamente prevenibles, solo el gobierno no parecía saber a qué se enfrentaba o, si lo sabía, lo ignoró. Como siempre, como ahora, se hizo el loco por la necesidad de privilegiar sus intereses políticos.

Pero esta vez de tanto ignorar a la gente y de tanto confiar en sus recetas fallidas, la realidad le ha pasado una factura gigantesca. Tiene en su haber la cifra más alta de pobreza de toda nuestra historia y esa pesada realidad le va a costar una profunda derrota el próximo 6 de diciembre. La crisis social que han provocado, por culpa de insistir hasta el hastío en políticas económicas que no funcionan y de unas acciones sociales que ya ni siquiera convoca a los adeptos, es la responsable de los déficits sociales que hoy reflejan la encuesta de calidad de vida que por segundo año consecutivo sigue mostrando el deslave del país.

Si bien la encuesta reporta información sobre diversos ámbitos de la realidad social, hasta ahora se ha dado a conocer lo relativo al indicador global de pobreza. Como se esperaba los indicadores dan cuenta de un shock de ingresos negativo, de una caída del poder de compra, el cual, junto a la extrema situación de desabastecimiento ha lanzado a más de 2,8 millones de hogares a la pobreza.

Por tratarse de una crisis de ingresos, por ahora podemos hablar de pobreza reciente. Bastaría una reanimación del aparato productivo, bajo condiciones de cierto equilibrio y recuperación de la confianza, para que estos escandalosos índices de pobreza se reduzcan de manera importante. Pero para ello se necesita hacer tantos cambios económicos y un giro tan radical en las políticas que, como tantas veces se ha dicho, el gobierno tendría que volver a nacer.

Las rigideces de intereses, las ataduras ideológicos y la evidente incapacidad que muestra el gobierno ha hecho de la pobreza un problema político, casi inherente al sistema que trató de imponerse. Es imposible salir de ella, hacerla retroceder o siquiera detener su avance, sin que medie una cambio radical de políticas, que necesariamente tendrá que pasar por un cambio de gobierno.

El chantaje electoral trata de sembrar el miedo sobre la pérdida de beneficios. Prebendas y subsidios que no serían del todo necesarios si los venezolanos vivieran de su trabajo o, mejor aún, si el pueblo no estuviese condenado a los pocos bienes a los que tiene acceso y que son la consecuencia de las políticas de controles y antiproductivas.

Hasta 6 millones de venezolanos dice adquirir algunos alimentos en la red de Mercal o por medio de alguna de las modalidades de la Misión Alimentación. Esto, lejos de ser un éxito, es la evidencia del fracaso productivo del país. Si no se adquieren los alimentos subsidiados por medio de la renta petrolera que aún queda, el país sencillamente no come. Bajo esa red de precario abastecimiento, solo se come mal, se consume lo que se encuentra, se trata de solo llenar las ganas, importando poco su valor nutricional, su calidad y mucho menos la variedad. Nos han convertido en un país de carbohidratos y grasas.

La buena noticia es que por ahora esa pobreza es reversible. Con relativa rapidez podríamos salir de ella, pero para ello habrá que cambiar primero de gobierno. Oportunidad que luce, al menos en su inicio, a la vuelta de la esquina.

26-11-15




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