Por Fernando Facchin B., 27/11/2015
Quedan pocos días para la hora de la verdad. Se
percibe una sensación de opresión, de angustia en el régimen sobre los
resultados del 6D. Se tiene miedo de la verdad, por eso tratan de enmascararla,
de taparla bajo un absurdo y desvergonzado populismo carente de sentido lógico;
prefieren la mentira consentida que les mantiene subidos al pedestal de la
hipocresía, del cinismo y de la liviandad, creyéndose poderosos, sabios, dueños
de su propia falacia.
La situación política, social y económica ha llegado a
un punto de crisis absoluta, de ingobernabilidad, independiente de las
desesperadas, inconstitucionales y populistas medidas económicas que a estas
alturas pueda tomar el régimen. Ningún experto electoral es capaz de establecer
una relación de causalidad entre posibles medidas del Gobierno y una respuesta
positiva a favor del régimen el 6D. El dúo Maduro/Cabello ha llegado al punto
de ser realmente incapaz de controlar la angustiosa situación que les atenaza,
han llegado a una total incapacidad e ineficiencia para lograr un triunfo
electoral.
El estado de ánimo de los venezolanos presenta alto
margen de desesperanza y apuesta a un cambio inmediato del proyecto político,
todo ello está manifiesto en las encuestas de ambos lados.
El régimen está bajo la mirada escrutadora de la
comunidad nacional e internacional, circunstancia que les inquieta y llena de
desasosiego, les atemoriza y causa una fuerte crisis de angustia, debido al rechazo
absoluto del pueblo lo que le es imposible despejar y sólo, de la manera más
torpe y vacilante, con una pirotecnia léxica llena de una gran estolidez e
incoherencias, de autismo político, se dedican a insultar y amenazar contra la
voluntad de cambio, ese circo dialéctico, esa vaciedad discursiva propia de
personas de poco vuelo, de gran mediocridad y odio incrustado en el corazón,
nos hace concluir que donde hay corrupción, servilismo, intereses mezquinos y
falta de apoyo ciudadano, no puede haber virtudes sino una gran angustia que
los tiene prisioneros; todo se reduce a ese encuentro entre la mentira
oficialista y la verdad de la voluntad soberana.
La mentira oficialista tiene de su lado una
pequeñísima cuota de poder derivada del miedo inducido, la verdad soberana sólo
tiene la fuerza que de ella misma emana fundada en la voluntad ciudadana, la
cual, sin lugar a dudas ha provocado una angustiosa crisis en la esencia misma
del régimen, lo que les hace difícil la comprensión de su magnitud, de allí la
ferocidad verbal signo de una rabia mal disimulada y de una crispación que
necesita excusas. Quedan pocos días para la hora de la verdad.
Votaremos masivamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico