Por Yedzenia Gainza, 25/11/2015
Como todos los días, esta mañana Inés se fue caminando al trabajo,
aunque nadie lo sospecha, anoche su marido la forzó a tener sexo porque “es su
deber como esposa”. Pasó frente a la parada del autobús donde Lucía estaba
sentada pensando cómo era posible que ese muchacho estupendo con el que pensaba
casarse, el domingo la hubiera tirado del pelo. Pilar, que también estaba en la
parada tomó el autobús para visitar a su abuela, la pobre doña Manuela que por
vigésimo novena vez en sus 50 años de matrimonio se golpeó con una puerta que
le dejó un gran morado en la cara –también en la espalda y los brazos,
pero eso no lo dirá–.
Al llegar a la oficina Ana saludó a María, la recepcionista nueva que
tuvo que cambiar de ciudad porque su ex no paraba perseguirla e insultarla.
Mientras Lucía seguía en la parada del bus la llamó Daniela, una amiga de la
infancia que quería tomarse un café por la tarde. Daniela necesita entretenerse
para sacarse de la cabeza la imagen de su madre encerrada en el baño
preguntando si ya su padre se había quedado dormido. Ambas se tomarán el café y
simularán llevar una vida feliz.
Laura, la camarera del bar donde se verán Daniela y Lucía, terminará su
turno y se irá corriendo al colegio a recoger a sus hijos. Siempre va con miedo
a llegar tarde y que su chica le grite delante de los niños lo mala madre que
es y lo poco que su trabajo ayuda a la economía familiar.
Los gemelos de Laura estudian con la hija de Cristina, una abogada que
lleva divorcios y redacta denuncias de mujeres que han ido a parar al hospital
por una paliza como la que recibió delante de la niña el mes pasado, justo
después de celebrar su cumpleaños con una cena en familia.
Julia es la maestra de ballet de la hija de Cristina, el sábado salió
de fiesta con Claudia y David. Se puso un pantalón ajustado y unas botas para
asegurarse de que nadie viera las marcas que le dejó su pareja en los tobillos
cuando los apretó con fuerza para arrastrarla por toda la habitación. Esa noche
bailó poco.
Claudia llegó a casa el domingo por la mañana, y aunque los
gritos de sus vecinos discutiendo le dificultaban el sueño, durmió hasta las
seis de la tarde cuando le tocaba ayudar a Isabel a comprar los regalos de
Navidad.
Anoche David se fue de vacaciones a una playa paradisíaca, no se llevó
el teléfono, así que hasta su vuelta no sabrá que su prima Isabel ya no está,
pues el novio acaba de matarla.
Yedzenia Gainza
http://yedzeniagainza.com/
@Yedzenia
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