José Luis Farías 25 de noviembre de 2015
Corto y
Picante:
A ver, señor Nicolás, ¿cómo
interpretar esas palabras suyas de estar “seguro espiritualmente, moralmente,
políticamente y militarmente preparado para asumir la derrota y lanzarme a la
calle”?
¿Será que usted vio las últimas
encuestas? ¿Le dijeron por fin que ni pagándoles los damnificados de los
refugios quieren asistir a sus actos de inauguración de cosas varias veces
inauguradas? ¿Comprendió qué quiso decir Diosdado con eso de los sobrinos
“mayores de edad”? ¿Descubrió la verdadera fibra moral de Elvis Amoroso al
espetar que “uno no tiene la culpa de lo que hagan los sobrinos”? ¿Oyó a la
señora León diciendo “pobrecito Nicolás, una que tanto lo quiere y que venga a
pasarle esa cosa tan fea de esos muchachos”? ¿O fue que recién descubrió los malos
pasos de los querubines de Cilia?
Supongo que su oficio de presidente,
preocupado más de que no lo tumben que de ver cómo hace una familia para
repartir su tiempo entre las colas y cuidarse de los choros, no le da tiempo
para leer mis impertinentes preguntas. Y hace bien, no debe usted responder a
tanta insidia mía, en su rostro y su reconocimiento de estar preparado para una
derrota se aprecia un bajón de litio y se le agradece. Merece usted un
certificado médico por encontrarse en tan perfectas condiciones para la pela
que le espera.
Lo que si no le he oído, sr Nicolás,
es si está preparado para rendirle cuentas al país una vez finalice,
de-mo-crá-ti-ca-men-te, su mandato. El Eterno tuvo la suerte de poder irse con
la “cabuya en la pata”, pero usted se ve vivito y coleando y entre muchas cosas
deberá explicarnos a los venezolanos está de ¿cómo fue que los sobrinos
saltaron de las calles del barrio “La Silsa” a las calles de “La Romana” en
Quisqueya, yates, aviones y muchos dólares de por medio, sin la ayuda de su
gobierno?
Por último, déjese de esa vaina de
andar amenazando con que se va a lanzar a la calle. Usted no es capaz de
soportar un “quieto” en cualquier calle del país, hace mucho que solo pisa las
de La Habana, Moscú o Pekín y siempre rodeado de varios anillos de seguridad.
@FariasJoseLuis
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