Por René Núñez, 13/11/2016
Las relaciones humanas siempre han sido difíciles y complejas. Lo fue
en el pasado, lo es en el presente y lo será siempre en el futuro. Somos
una raza imperfecta, cada ser humano tiene un ADN distinto. La complicación se
agrava cuando la política, los gobiernos, los líderes y los intereses de la
sociedad, entran en contradicciones y desencuentros para ponerse de acuerdo en
propósitos comunes para garantizar la convivencia social en igualdad de trato,
condiciones y oportunidades. La secuela son los conflictos.
Desde que el mundo tiene razón y conciencia, las lidias por lo general
se han resuelto pacíficamente con diálogo, prevaleciendo la paz; en cambio,
cuando se ha tomado la vía apocalíptica: la violencia, los daños humanos han
sido incuantificables; sus responsables después recurren al coloquio que se
negaron al principio.
Al diálogo fecundo es el que hemos estado invocando desde inicio del
año para favorecer la resolución del grave y mayúsculo conflicto-país que
padecemos como resultado de unas políticas públicas ineficientes, excluyentes,
pocas transparentes ante la mirada complaciente e encubridora de unos poderes
públicos, no autónomos e independientes.
Ante ese vacío institucional, el autoritarismo descolló, haciéndose del
control total del Estado, dejando indefensos y desprotegidos la ciudadanía en
general; a quienes la constitución, las leyes, los gobiernos y los dirigentes
se deben.
Afortunadamente, el sábado pasado por fin salió “humo blanco”
de la II reunión plenaria del diálogo nacional con representantes del
gobierno de turno y de la MUD, al anunciarse la hoja de ruta que
permitirá normalizar la relación constitucional entre los poderes, el respeto
recíproco entre los mismos y la exploración en el marco legal, constitucional y
de respeto a la soberanía nacional que contribuyan a la mejora de las
condiciones de abastecimiento de la población. Acordaron otros temas, no menos
importantes.
El que se haya iniciado el diálogo entre las partes no significa que el
conflicto vaya a resolverse; sin embargo, que se haya dado el intercambio de
opiniones y puntos de vistas con clara intención de lograr acuerdos, es un paso
positivo y pro activo para alcanzarlos. Les toca ahora a los representantes de
ambas partes, poner en ejercicio sus capacidades y habilidades estratégicas
para seguir avanzando y desenredando un conflicto, donde hasta ahora el
gobierno tenía absolutamente todo bajo control.
Si la MUD como el gobierno, obran con sinceridad y
responsabilidad, anteponiendo los sagrados intereses de la nación por encima de
sus intereses particulares, grupales y partidistas, existirán razones para
creer y esperar buenos resultados; para ello, estos actores no deben
dejar que las posturas radicales de sus bandos se interpongan en este proceso
de entendimiento nacional. Aquí la única apuesta a ganador, en esta primera
etapa, es la solución de los problemas de abastecimiento de alimentos y
medicinas, la inflación, el bajo poder adquisitivo, el trabajo decente, la
seguridad, las libertades y bienestar social de todos los venezolanos.
Los domingos, 8 a 9 am, en ONDA GLOBAL por http://www.onda973fm.com, Guayana
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