Por Fernando Facchin B., 1/11/2016
El artículo 328 de la CRBV determina, con meridiana
claridad, nos señala que las Fuerzas Armadas son una
institución armada al servicio de la defensa de la República,
su independencia y soberanía, no es un cuerpo armado para el cuidado y servicio
del régimen y mucho menos de quien usurpa la presidencia.
Los principios constitucionales y aquellos que
inspiraban a las Fuerzas Armadas son hoy una fantasía, una utopía, pues los han
envilecido hasta llegar a la traición de
su mandato patriótico.
Todo suena a delirante fantasía cuando se confronta
con lo que ocurre en la práctica. Es evidente que las Fuerzas Armadas han
traicionado su mandato patriótico y desarrollan una falsa guerra contra el
narcotráfico, atacan con armas de fuego las pacíficas manifestaciones
opositoras, constituyéndose en una extensión represora del régimen criminal y
corrupto de NM, quedando reducidas a extensión represora del régimen criminal
de NM, donde se destaca un odio
encarnizado contra el pueblo y una descarada consigna de liquidar la soberanía
nacional, la libertad y los derechos humanos en aras de mantener el régimen, ya
no cumplen su misión histórica de defender la integridad, independencia de la
nación, sólo están al servicio de
quienes usurpan el poder, como lo han demostrado con la actuación pasiva
asumida ante la pervertida arremetida contra el revocatorio.
Cuando sea depuesto el régimen se conocerá la historia
del vandalismo político de NM y su caterva de delincuentes, de los cuales no
escapan los envilecidos altos jefes militares, comprenderemos hasta qué punto
el odio de NM es capaz de corromper y envilecer las instituciones de la
república, hasta qué punto la fuerza al servicio del mal es capaz de llegar a
extremos de criminalidad y barbarie; hasta qué punto los soldados de una
dictadura han sido colocados al servicios de viles intereses personalistas.
Es que los militares cuando no defienden a su patria,
sino la atacan, cuando, cuando no defienden a su pueblo, sino que lo
esclavizan, dejan de ser institución para convertirse en pandilla armada, dejan
de ser militares para ser malhechores, y dejan de merecer ser “Ejército de
Libertadores” y en quienes el honor no se divisa, todo es deshonor, cobardía y corrupción.
Es evidente que el régimen de NM desde el primer día
de su mandato dejó claro que despreciaba la política como medio de solucionar
los problemas y optaba por el uso de la violencia verbal y física, sin importar
los costos. En la capital de la República no han vacilado en recurrir al uso de
la fuerza militar para reprimir las protestas sociales, todo ha dejado un saldo
negativo con pérdida de vidas humanas, torturados y encarcelamiento de varios líderes lo que
exacerba el encono social contra el régimen.
Con la misma vil estrategia de la desmoralización de
las instituciones civiles y militares, ahora han asumido la estrategia del
diálogo que les ha sido de cierta utilidad, han logrado ganar tiempo con la
falacia del diálogo, otro envilecimiento político para engañar a los ilusos que
todavía les siguen en procura de sus falsas promesas.
La perversión política del régimen no tiene límites.
El envilecimiento político y militar cada día cobra nuevas expresiones, con tal
de mantener el poder, apelan a lo que sea. Por tales razones es procedente el “Juicio
Político” contra Nicolás Maduro.
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