Por Luis Manuel Aguana,
16/11/2016
De nuevo volví a escuchar
de un sobresaliente catedrático universitario del Derecho las razones formales
que tiene para pensar que es innecesario ir a un proceso constituyente porque
con la Constitución que ya tenemos, de acuerdo con su razonamiento formal, es
mas que suficiente para resolver los graves problemas que tiene el país. Y los
voy a sorprender con lo que esta vez concluí: ¡tiene razón! Y tienen razón
todos aquellos que defienden, dentro del estricto sentido del Derecho, que si
se siguiera el "librito", Venezuela no tendría problemas, pero ¡los
tiene!
Si el régimen hubiera
respetado como está el espíritu mismo del Articulo 72 constitucional, Chávez
hubiera sido revocado desde la primera recolección de firmas, antes siquiera de
El Firmazo y El Reafirmazo, y estuviéramos muy pero muy lejos de la tragedia
que hoy padecemos. Por supuesto que nuestro catedrático de marras tiene razón.
Pero vamos presos igual.
Entonces ¿porque algunos
todavía pensamos que si no cambiamos la Carta Magna seguiremos entrampados con
el régimen y no saldremos de este estado de postración y retroceso económico y
político? Porque el tema no está en simplemente cambiar una
Constitución por otra, sino el fondo mismo de lo que ello implica. Va en el
origen del porqué hacemos Constituciones para regular el comportamiento de una
sociedad y en el porqué, luego de hacerlas, los pueblos no las respetan. Y en
el caso venezolano, ¿porqué habríamos de respetar algo donde no hemos nunca,
como sociedad, tenido arte ni parte en su conformación ni discusión? ¿Porque tendríamos
que respetar un contrato en el que no nos vemos reflejados como sociedad, y que
de paso no esta firmado por alguien que sintamos que legítimamente representa
nuestros intereses? Difícilmente lo haríamos, ¿verdad?
Siempre he pensado que la
constitución es algo demasiado serio para dejársela a los abogados. Por razones
obvias esto no lo puede decir un abogado. Se echaría encima a sus colegas. Y es
exactamente el mismo principio que una vez se aplicó a los militares con relación
a la guerra: es demasiado seria para dejársela solo a ellos.
La Constitución es un
texto que debe ser comprendido, estudiado y discutido a fondo por todos los
habitantes de un país. No es solo materia de abogados, ni debe serlo. Es el
contrato base que se hace para regular la vida de los ciudadanos y establece
las reglas y los limites entre quienes gobiernan y quienes somos gobernados. Es
en esencia un Pacto que si no se cumple hay como consecuencia anarquía y caos
en una sociedad. ¿Les parece conocido?
La Constitución no es un
mero librito para estudiantes de Derecho, es mas que eso. Cuando los habitantes
de un país entienden el sustrato fundamental y la trascendencia de ese
contrato, en ese mismo instante se convierten en ciudadanos. ¿Entienden ahora porque
antes se les daba a los muchachos en el primer año de educación media una
materia dedicada a la Constitución denominada "Moral y Cívica"? La
sociedad venezolana olvidó los principios morales y ciudadanos sobre los que se
sustentaba ese concepto.
Pero una sociedad a la
que le impongan unas reglas, y menos aun a los venezolanos, cuyos ancestros
atravesaron el continente a caballo para libertar cinco naciones, difícilmente
cumplirá algo que no siente suyo ni que provino del fondo mismo de su sociedad.
La Constitución de 1999
fue el producto de la imposición de un vencedor, como lo han sido casi todas
las Constituciones que hemos tenido en Venezuela, excepción hecha de la de
nuestra fundación en 1811, producto de las mentes mas lúcidas y estudiadas de
la época. Tal vez por eso nunca hemos tenido la estabilidad de muchas naciones
y hemos saltado de Constitución en Constitución buscando algo que nunca
encontraremos si esa Carta Magna no sale del seno mismo de una discusión a
fondo de lo que somos como venezolanos y esta responda a los deseos y
aspiraciones de los ciudadanos de todos y cada uno de los rincones de los
cuatro puntos cardinales de este espectacular país.
La clave entonces es que
ese Pacto se dé, y al darse cualquier texto constitucional que salga de él se
respetará como una consecuencia natural. Y si ahora no se respeta es porque el
Pacto fue malo, o no hubo tal Pacto como efectivamente ocurrió en 1999.
La situación del país
trasciende de largo lo jurídico, y discúlpenme en la apreciación los
distinguidos Magistrados y profesionales del Derecho. La institucionalidad se
disolvió. Ya no hay Derecho ni reglas a las cuales seguir porque todas están
destruidas. Hay que ir a los fundamentos mismos del porqué, cómo y para qué
hacemos Constituciones. Estamos en la inviabilidad y la anarquía.
Es en estos momentos que
la sociedad venezolana clama, necesita, requiere verdaderos conductores
políticos, Estadistas, constructores de sociedad, con ideas precisas de qué
hacer en estos momentos llenos de incertidumbre y desaliento. No es el momento
elecciones, ni de reparto de cargos, ni de aspiraciones políticas, ni
especialmente de administradores, que los hay de sobra en Venezuela. Venezuela
necesita ahora constructores, los administradores vienen después. Por eso es
que el momento es duro porque no hay manuales que digan como saldrán las
personas que hacen falta. Es el momento Constituyente, como bien lo definiera Donnedieu de Vabres, en su obra
L'Etat (París, 1971).
El problema, aparte de
eliminar el tumor maligno que representa para nuestra sociedad un régimen como
el de Nicolás Maduro, es ir a los fundamentos mismos del mal que nos aqueja
desde hace siglos. Y la propuesta que algunos venezolanos hacemos es realizar
la discusión del país que somos ahora y el que podemos ser, reuniendo a quienes
nos representen legítimamente en el sentir de ese pueblo, pero fuera de la
institucionalidad destruida del país, en una Asamblea Nacional Constituyente de
carácter Originario.
El hecho mismo de
reencontrarnos todos, revisar propuestas, volviendo al origen de nuestra
nacionalidad, y decidiendo el país que queremos para nuestras próximas
generaciones, hace inmediata una reconciliación, y por lo tanto logrará otro
Pacto que esté verdaderamente consustanciado con ese país. Es en el seno de esa
reunión donde queremos plantear nuestro Proyecto País Venezuela.
Creemos que solamente así
podremos tener un Pacto sólido que tenga un sello de perdurabilidad, estampado
en un texto que respetemos todos los que vivimos en esta Tierra de Gracia,
nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Habremos construido, por fin, el
milagro de tener desde nuestra fundación como pueblo, una Constitución para
todos.
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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