Por Saúl Jiménez Beiza
La semana pasada cuando fui
al mercado e iba a un negocio para comprar queso y huevo vi a Pedro Ramón
tocando en una casa, nos vimos y nos saludamos de lejos, Pedro Ramón es un
maestro de unos 45 años Licenciado en educación y con cargo en una escuela estadal
desde hace unos cuantos años, buen educador, colaborador con su escuela e igual
buen vecino y solidario con su comunidad.
Al salir de comprar los
huevos Pedro Ramón aún estaba en la puerta de esa casa y me le acerque para
saludarlo y preguntar por su familia, Pedro Ramón estaba apenado y me comentó
que: “No lo vas a creer pero estoy tocando en esa casa pidiendo me regalen algo
de comida para cocinarle a mis hijos, no tenemos nada de comer”. Le pregunté
cuál es la situación de los maestros y cuánto están ganando y fue una gran
sorpresa cuando me señaló: “estoy ganando 520.000 bolívares mensuales”.
Fue una respuesta que deja mudo a cualquier persona, la reacción fue devolverme
al comercio, comprar un 1 kg de arroz y otro de caraota y entregarle una
pequeña ayuda a Pedro Ramón.
Pedro Ramón me cuenta que él
además del cargo de maestro en la escuela en el turno de la mañana, para
cuadrar sus ingresos tiene varios jóvenes a quien atiende en las tardes en sus
casas y eso es lo que le permite mantener a su familia porque esas clases
privadas le generan ingresos por 6 veces más de lo que le pagan en el cargo
público y que con la situación de emergencia y cuarentena las familias le
suspendieron esas clases privadas y por lo tanto lo lleva a esta situación de
tener que salir a la calle a pedir comida.
Este cuadro indudablemente
conlleva a indagar cuál es la situación real de los maestros y por esa vía nos
conseguimos una cruda realidad, los maestros estadales están ganado 520 mil
bolívares y el salario de un docente VI nacional es de Bs. 480.815,00, es decir
el docente nacional gana menos que el estadal y un profesor de secundaria con
una carga de 40 horas devenga un sueldo de Bs. 641.046,61.
Esto significa que nuestros
maestros, quienes educan a nuestros hijos, nietos, sobrinos y que se dedican
con todo el amor y dedicación del mundo, que en muchas oportunidades tienen que
caminar cuadras y kilómetros para llegar a la escuela a impartir clases, que
tienen que soportar sol o lluvia porque sus niños son primero reciben por todo
ese esfuerzo una cantidad de bolívares que no les alcanza para un cartón de
huevo, que pueden comprar 1 kg de caraotas, 1 kg de arroz y 1 kg de pasta y ya
se les acabó el sueldo y ¿cómo estos maestros y maestras pueden vivir en esa
situación?
Las maestras y maestros, los
profesores de secundaria y universitarios sencillamente continúan en sus
labores habituales porque tienen vocación, compromiso social y amor por sus
alumnos, no hay otra explicación y para continuar haciéndolo sencillamente
buscan otros trabajos en el turno libre y así consigues a maestros taxiando, de
jardineros, a las maestras haciendo decoraciones, bisutería, clases dirigidas,
cuidadoras de niños y pare usted de contar, todo con tal de conseguir recursos.
No pueden soportar más
porque la situación familiar es muy grave optan por salir a aventurar al
exterior y muchos de ellos han logrado estabilizarse en otros países y pueden
ayudar a su familia con las remesas mensuales o buscarse otro trabajo donde la
remuneración sea mucho mejor y definitivamente dejar las aulas.
Esto es una constante y lo
vivimos todos los días, cuando los muchachos regresan a casa luego de ir a la
escuela o el liceo, lo primero que dicen es que tuvieron una suplente porque la
maestra no va a ir más a trabajar o los de secundaría que no tuvieron clase de
castellano, matemática o inglés porque el profesor no fue. Esa información es
recurrente hasta decir que se quedaron sin esos profesores porque no consiguen
quien asuma el cargo, no se diga de física y química, desde hace varios años ya
no se logra tener profesores para esas materias porque sencillamente no se
están preparando educadores y los más viejos van saliendo sin que nadie los
pueda suplir.
Este cuadro lo que conlleva
es a pensar que estamos decretando la muerte de la profesión docente, porque ya
ningún joven va a querer estudiar educación. El gobierno nacional y los
estadales empezaron a incorporar a jóvenes bachilleres mal formados y sin
ninguna capacitación docente a las aulas.
Indudablemente la calidad de
la educación cada día será peor y tendremos jóvenes analfabetas funcionales con
títulos pero sin conocimientos.
Es de preguntarse si el
gobierno nacional y los regionales realmente estarán conscientes de esta
situación y pudieran en algún momento reflexionar sobre el particular, visitar
a las escuelas y liceos para hablar con los profesores y maestras sobre su
situación particular y luego llamar a los gremios para revisar, entre todos, la
situación actual de las educadoras y educadores que les permita, por una parte,
cancelar todas las deudas acumuladas por el incumplimiento del contrato
colectivo, que según se señala está en el orden del 280% con todo lo que eso
significa en incidencias y luego generar un nuevo convenio que permita
dignificar la profesión del docente en las diferentes escalas y que puedan vivir
realmente con su salario sin necesidad de ir a la calle a pedir comida para su
familia, es decir sacarlos del nivel de vulnerabilidad donde se encuentran a
una situación cómoda que les permita transmitir esa misma tranquilidad a sus
alumnos
15-05-20
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