Brian Fincheltub 05 de septiembre de 2021
@BrianFincheltub
Últimamente,
las redes sociales en Venezuela se debaten entre quienes aseguran que la
situación país ha empeorado y quienes sostienen que hay una notable mejoría en
varios aspectos de la vida nacional, como la económica, el abastecimiento y
hasta la seguridad pública. Como en toda discusión de redes sociales, hay
argumentos en favor y en contra, pero sobre todo mucha posición pasional lejos
de cualquier dato duro, pues los datos y estadísticas oficiales desaparecieron
desde hace años en Venezuela.
Sabiendo
esto, queda claro que no son precisamente los números los que apoyan mi
opinión, son esencialmente testimonios y vivencias de personas que quizás no
tengan la oportunidad de expresarse en Twitter, Facebook o cualquier otra
plataforma en internet. Es imposible negarlo, Venezuela no es la misma del
2017, un año particularmente difícil para los venezolanos, fundamentalmente por
los niveles de abastecimiento y convulsión política que llevaron a millones de
connacionales a dejar el país en busca de oportunidades.
Este
cambio es el resultado de la comprensión por parte de la dictadura de que era
imposible ganar estabilidad política sin calmar la cuestión social. Así fue
como al control de precios y al estricto monopolio del Estado sobre las
importaciones, le siguió una política de liberación de precios y aranceles que
hicieron posible que los anaqueles, antes vacíos, se llenaran no solo de
productos importados, sino de algunos productos nacionales que volvieron a ser
vistos después de muchos años de ausencia, solo que esta vez ofrecidos en
moneda extranjera. El dólar se instaló entonces como la moneda de circulación
de facto, pues el régimen chavista también se dio cuenta que le salía más
barato aceptar todo tipo de transacciones en la moneda “yankee” que imprimir
bolívares, no solo por el costo de impresión, sino por el costo que significaba
una mayor liquidez en un país con hiperinflación.
Este
fenómeno comenzó en las grandes ciudades con los famosos bodegones y hoy se
extendió hasta al pueblo más remoto de la Venezuela profunda, donde ahora todo
se transa en dólares o en su equivalente en dólares. Obviamente sin demanda,
ningún empresario se hubiese arriesgado a importar con sus dólares para que la
mercancía les quedará fría en los anaqueles y esto fue posible gracias a que
quienes durante años habían dejado la suela de sus zapatos en las calles
pidiendo cambio, se concentraron en vivir y quienes se tuvieron que ir lejos,
en ayudar a los suyos a sobrevivir. El intercambio doméstico, las remesas y
hasta la urgencia de blanquear la plata robada, todo contribuyó a que la
economía se comenzará a “mover”. El chavismo lo sabe, por eso ahora están tan
interesados en que todo el que quiera mostrar lo que ellos llaman el “milagro
económico” venga al país y será bienvenido y si tienen suerte, hasta se pueden
hospedar en una suite en El Humboldt.
Lo que
vive Venezuela hoy está lejos de ser un viraje ideológico, ni progreso
duradero, se trata de pragmatismo puro y tiene como único objetivo la
permanencia en el poder del chavismo y no el bienestar de los venezolanos. Pues
si hablamos de bienestar, en contrapartida, son millones de venezolanos los que
la pasan muy mal hoy, quizás peor que en 2017, pues que todo se transe en
dólares no necesariamente quiere decir que todo el mundo pueda darse el lujo de
pagar, aunque haya disponibilidad y productos de varias marcas. Las brechas
sociales, esas contra las que llegó esta gente hace 20 años al poder, son ahora
más que abismales y se marcan entre quienes tienen dólares y quienes ganan en
bolívares. La verdad es que el progreso económico a largo plazo es un peligro para
un régimen totalitario como el chavista, primero porque le genera competencia
al Estado y sobre todo, crea ciudadanos independientes capaces de valerse por
sí mismos.
Brian
Fincheltub
@BrianFincheltub
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