ÁNGEL ALVARADO 14 de febrero de 2023
@AngelAlvaradoR
“Si estamos en un país muy desigual y solo
los hijos de padres ricos tienen acceso a una educación de alta calidad, la
desigualdad será más persistente entre generaciones”, palabras de Juliana
Jaramillo-Echeverri, historiadora económica y candidata al doctorado de la
London School of Economics, en conversación con el economista venezolano, Ángel
Alvarado.
En
esta nueva edición de Ceteris Paribus uno de los principales
espacios de economía en español, el economista Ángel Alvarado tuvo como
invitada a Juliana Jaramillo-Echeverri, historiadora económica. El enfoque
estuvo centrado en su investigación sobre el vínculo entre los apellidos y el
status socioeconómico en las poblaciones de Chile y Colombia; y también cómo
está asociado con la segregación educativa y su incidencia en la movilidad
social.
-¿Qué tanto los apellidos predicen el status socioeconómico de la población en Chile y Colombia?
-Los
apellidos son una forma abundante de información que vinculan generaciones
pasadas y presentes a través de largos períodos de tiempo. En la literatura,
los apellidos se han utilizado para identificar las composiciones lingüísticas,
étnicas, genéticas y socioeconómicas de diferentes poblaciones, y desde hace
casi 10 años se están utilizando también para mirar la movilidad social; porque
como decías en la introducción, los apellidos pueden predecir el status
socioeconómico de los individuos; «los apellidos pasan valiosa información
socioeconómica». En la mayoría de las sociedades, al menos en las sociedades
occidentales, los apellidos vinculan a padres e hijos en un sentido
probabilístico: cuanto más raro es el apellido, mayor será la probabilidad de
que el apellido esté uniendo a miembros de la familia. Entonces, para el caso
de Colombia y Chile, lo que encontramos en nuestra investigación es que la
variación en los apellidos explica hasta un 10% de la variación en status
socioeconómico. Es decir, los apellidos son un buen predictor del status
socioeconómico en Chile y en Colombia.
“La
idea es seguir expandiendo este proyecto y poder comparar América Latina de
forma sistemática, y sentar las bases para un proyecto de movilidad social de
toda la región. Los resultados revelarán los determinantes de la movilidad a
largo plazo, y como tal informarán la política social”
Juliana
Jaramillo-Echeverri
-¿Qué tan persistente es esto en el
tiempo?
-Todavía
no lo sabemos con exactitud. Lo que si podemos intuir es que la persistencia ha
sido alta, y particularmente más alta para grupos étnicos como los mapuches en
Chile o los grupos indígenas y afrocolombianos en Colombia. Lo que sabemos
también es que la noción tradicional del modelo de Becker (1993), que en no más
de tres generaciones todas las ventajas y las desventajas de los antepasados
desaparecerán y, por lo tanto, había una rápida regresión a la media que no la
observamos en Colombia y en Chile. Yéndonos hasta el pasado colonial
encontramos que apellidos encomenderos, es decir, la primera élite colonial
todavía aparece como parte de la élite hoy en día. La persistencia es mayor
cuando vemos grupos de élite más recientes.
-¿Puede un González o un Tapia llegar a
ser de la élite chilena?, ¿está la movilidad social circunscrita a los estratos
bajos?
-Por
supuesto, y de hecho encuentras González y Tapia en las élites políticas y
económicas de Chile. Lo que pasa es que el apellido González es el más común en
Chile y Tapia esta también entre los más comunes; hay muchas personas con estos
apellidos y eso hace que haya una gran variedad en el status socioeconómico de
esos apellidos, y si tomas el promedio entonces lo que ves es que se comportan
justamente como la media de la población. Ahora bien, que una persona de status
socioeconómico bajo con apellido González logre hacer parte de la élite
chilena, eso puede ser un poco más complicado, pero no quiero decir que sea
imposible. Solo es poco probable, y en particular si comparamos esa
probabilidad con alguien de apellido Errázuriz.
-¿Los apellidos de la élite colombiana del
siglo XVIII y XIX se mantienen?, ¿son los mismos apellidos de la
Colonia?
-Más o
menos. Apellidos como Borda y Obregón son todavía apellidos de élite que fueron
también apellidos con ese status en la Colonia, y los encontramos también en la
élite de inicios de la República. Otros apellidos de élite que fueron
importantes en la Colonia hoy desaparecieron o perdieron ese carácter. Por
ejemplo, el apellido Orejuela no parece ser hoy un apellido de élite, pero hubo
encomenderos importantes con ese apellido. Por otra parte, si vemos quien era
la persona más rica en Bogotá a mediados del siglo XIX encontramos a Sofía
Santo Domingo, y pues hoy en día la familia Santo Domingo sigue siendo una de
las familias más ricas de Colombia. Por otro lado, tenemos el caso de ciertos
apellidos de esclavistas como Ibarguen o Mosquera. Hoy en día esos apellidos no
son solo de la élite ya que tienen también una alta incidencia en población
afrocolombiana. Sí ha habido una cierta reinvención de las élites, aunque
muchas familias de élites coloniales siguen siendo élites hoy en día.
“Los
resultados de Chile y Colombia indican menor movilidad en comparación con
estudios para España, Finlandia e Italia, aunque parecen similares a Italia en
la primera mitad del siglo XX”
Juliana
Jaramillo-Echeverri
-¿Los apellidos raros son pobres en
Colombia y ricos en Chile?
-Bueno,
más o menos. Lo que encontramos es que Chile ha tenido unas olas de migrantes
mucho más significativas que las de Colombia, y estos migrantes introducen
apellidos nuevos (y raros al país) además vienen con un status socioeconómico
mayor que el promedio del país (por ejemplo, vienen con capital para comenzar
nuevas industrias o con un capital humano mayor). En el caso de Colombia, si
bien hay algunos casos de apellidos extranjeros, los apellidos raros
típicamente son indígenas, afrocolombianos o hispanos, y no tienden a
concentrarse en el tope de la distribución socioeconómica. Curiosamente, hay
varios apellidos en la parte superior de la distribución que son apellidos
bastante comunes, como Restrepo, Quiroga y Betancourt.
–¿Es posible moverse de estratos bajos a
medios y de medios a altos en estas sociedades?
-Desafortunadamente
no es algo que podemos ver con nuestra metodología. Es decir, nosotros nos
enfocamos en los extremos de la distribución y es posible que en el medio haya
mucha acción pasando que no podemos observar. De hecho, Torche (2005) muestra
que la movilidad en Chile ocurre solo en el medio de la distribución de los
ingresos y concluye que los chilenos pueden progresar, pero no ingresar a las
élites; lo que habla de una sociedad móvil, pero de una fuerte élite. Tal vez
los grupos étnicos están haciendo una transición hacia los estratos medios que
nosotros no podemos capturar, pero sí la están haciendo, con muy poca
probabilidad están saltando de ahí hacia la parte alta, porque sí vemos que hay
una exclusión significativa de grupos étnicos en la parte alta de la
distribución tanto en Chile como en Colombia. Los grupos de élite colonial sí
parecen estar moviéndose más hacia la media, porque los encomenderos se
comportan más o menos como los apellidos comunes, pero no parecen descender
hacia los estratos bajos.
-¿Hay algún componente racial en la
movilidad social en Colombia?, ¿cómo es la movilidad de los antiguos
propietarios de esclavos?
-Totalmente.
Lo que observamos es que los grupos étnicos que han sido segregados desde la
Colonia aún hoy presentan menores oportunidades de hacer parte de la élite. Los
mecanismos no son tan claros. En el caso de Colombia, por ejemplo, podría ser
porque estos grupos étnicos hoy en día se encuentran segregados regionalmente.
Pero aún si hay grupos afrocolombianos o indígenas viviendo en Bogotá, están
excluidos de instituciones superiores de alta calidad y solo aparecen en
instituciones educativas de calidad baja. Lo de los esclavistas es interesante
también porque lo que encontramos para el caso de Colombia, es que no parecen
haber mantenido su status social y hoy en día se comportan como los apellidos
promedio y esto se mantiene incluso si observamos apellidos que no tengan
incidencia en poblaciones afrocolombianas, excluyendo por ejemplo a los
Ibarguen. Así que parece ser que los esclavistas perdieron su status élite con
el tiempo y regresaron a la media. Que es diferente a lo que pasa en Chile, por
ejemplo, con los dueños de las haciendas. Este grupo sí sigue manteniendo su
status social alto a pesar de que provienen más o menos del mismo periodo que
el grupo de los esclavistas en Colombia.
-¿Cómo es la movilidad de los apellidos
judíos?, ¿qué se puede decir de los mapuches o del blanco criollo?, ¿cuáles son
los grupos que menos se mueven?
-La
movilidad social de los grupos étnicos ya sean judíos o mapuches es
considerablemente baja, y esto parece ser un patrón que se encuentra en otras
regiones también, como en Estados Unidos. Ahora, lo interesante en el caso de
Chile es que ambos grupos representan los extremos más inmóviles de la sociedad
chilena. Por una parte, los mapuches están concentrados en la parte baja de la
distribución, mientras que los judíos están en la parte alta. Los apellidos
mapuches, en comparación con los apellidos comunes, aparecen menos
representados en ingresos altos; mientras los apellidos judíos aparecen más
representados en ingresos altos. Asimismo, los mapuches aparecen más
representados en ingresos bajos y los apellidos judíos menos representados.
Esto indica una gran persistencia en el status social. Y estos grupos son los
que tienen la mayor persistencia, los que menos se mueven. Similar al caso de
Colombia, los encomenderos parecen ser los más móviles, mientras que de los
italianos y los terratenientes todavía hay una persistencia importante en su
status.
-¿Dónde son más persistentes las élites:
en Chile o en Colombia?
-Es
difícil responder a esa pregunta, porque nuestros datos no son 100%
comparables. Para Chile usamos datos censales, mientras que para Colombia
usamos datos del Sisbén, que es una encuesta para ver si las personas pueden
obtener beneficios del Gobierno -cubre como el 75% de la población-, no es un
censo y tiene un claro sesgo hacia la parte baja de la distribución. Los
resultados sugieren que las élites en Chile son más persistentes que las de
Colombia y que la movilidad es menor, pero eso no es lo que encuentra la
literatura en general y es difícil saber por el momento si los problemas de
comparabilidad se deben a los datos, porque en general la literatura es
consciente de las limitaciones de comparabilidad del estudio de la movilidad
social. Por ejemplo, sigue siendo una pregunta abierta hasta qué punto las
medidas basadas en la ocupación pueden ser comparadas con las medidas basadas
en los ingresos o la educación.
-¿Algunos datos sobre otros estudios en
Latinoamérica y de esta en comparación con otras regiones?
-Los
resultados de Chile y Colombia indican menor movilidad en comparación con
estudios para España, Finlandia e Italia, aunque parecen similares a Italia en
la primera mitad del siglo XX. Cuando vemos la representación relativa de
ciertos grupos, sí parece que las élites históricas en Colombia están mucho más
sobre representadas en espacios de élite actual que en élites de EE.UU., por
ejemplo, apellidos asociados a los miembros del Jockey Club aparecen hasta 12
veces más representados en colegios exclusivos de Bogotá; mientras que judíos
askenazi aparecen 6 veces más entre los médicos en los Estados Unidos que en la
población general. Clark y Díaz Vidal habían hecho un trabajo similar para
Chile y nuestros resultados son cualitativamente similares, pero
cuantitativamente nuestros resultados muestran un coeficiente de movilidad
intergeneracional menor (es decir, mayor movilidad) aunque los patrones de los
grupos se mantienen. Díaz Vidal también tiene un trabajo para Costa Rica que es
muy interesante, porque este país se parece mucho a Colombia. Encuentra, como
para Chile, unas tasas de movilidad intergeneracional muy bajas;
cuantitativamente más bajas que las que nosotros encontramos para Chile y
Colombia de hecho. Pero la idea es seguir expandiendo este proyecto y poder
comparar América Latina de forma sistemática, y sentar las bases para un
proyecto de movilidad social de toda la región. Los resultados revelarán los
determinantes de la movilidad a largo plazo, y como tal informarán la política
social.
-¿Cuál es el rol de la educación y el
acceso a la misma en la movilidad social y las desigualdades?
-Se
dice que la educación es uno de los principales motores de la movilidad social
y que es un mecanismo clave para cerrar brechas. Sin embargo, la desigualdad en
el acceso a la educación de alta calidad puede obstaculizar la capacidad
para que esta promueva la movilidad intergeneracional, y algunos proponen que
la desigualdad en el acceso a educación es la raíz de la baja movilidad social
que vemos hoy en día en diferentes países. Si estamos en un país muy desigual y
solo los hijos de padres ricos tienen acceso a una educación de alta calidad,
la desigualdad será más persistente entre generaciones en comparación con una
sociedad donde la educación depende menos de los orígenes familiares y de la
riqueza de los padres. Porque aunque hoy creamos que la educación es la salida
de la desigualdad, tenemos que saber también que durante siglos los sistemas
educativos fueron clave para la perpetuación de las élites.
Tomado
de: https://lagranaldea.com/2023/02/14/la-educacion-de-calidad-es-la-salida-a-la-desigualdad/
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