Ismael Pérez Vigil 20 de julio de 2024
@Ismael_Perez
Después
de un mes de fútbol, con árbitros no siempre justos y el VAR, quizás ahora se
entienda mejor eso de las “reglas del juego”, aunque las electorales, a las que
estamos sometidos, no son comparables. Las “reglas del juego” que tenemos
sabemos que ciertamente no son justas y no vale la pena argumentar de nuevo
porque no lo son; no es tampoco un consuelo decir que “…lo tomas o lo dejas”,
porque esas son las “reglas del juego; tenemos el deber de hacer lo posible por
cambiarlas, pero entre tanto, también tenemos el deber de sacarles el mayor
provecho y evitar lo más posible los prejuicios que nos causan.
Pero,
al final, esa es “nuestra situación”; no tenemos otra y no hay muchas
posibilidades de cambiarlas, al menos por ahora, no para este proceso. Examinemos
por tanto cómo podemos atenuar sus perversos efectos, a partir de nuestra
estrategia, las medidas que podamos tomar, lo realizado y lo por realizar.
Algunos logros.
1)
Logramos, contra todo pronóstico, mantener la unidad de los factores de la
oposición democrática y un candidato unitario con obvias posibilidades de ganar
el 28J.
2)
También contra todo pronóstico y trabas, logramos realizar un proceso de
elección Primaria, que dio legitimidad a la candidatura unitaria, por más que
debido a situaciones sobrevenidas, ninguno de los que fue candidato en la
Primaria, quedó como candidato unitario.
3) La
líder surgida, indiscutiblemente, del proceso de Primaria y el candidato
finalmente seleccionado, están desarrollando una campaña electoral −por muchas
razones distinta a las que hemos conocido− muy exitosa, con muy escasos
recursos y sometida a la violencia y acoso de las fuerzas que apoyan al
candidato del gobierno y sus aliados.
4) Con
dificultades, críticas, algunos enfrentamientos y la desconfianza de los que
observan desde la distancia, se ha logrado desplegar una estructura electoral,
para ayudar a movilizar a los votantes y cuidar los resultados del 28J en más
del 98% de las mesas electorales dispuestas para ese día, según nos informa la
Plataforma Unitaria.
5) Se
está haciendo frente a todo el arsenal con el que permanentemente nos
bombardean por redes sociales, con desinformación, rumores, mentiras y es de
lamentar que hay muchos que se convierten, conscientemente o no, en voceros de
la narrativa oficial, para desmotivar, desmovilizar e incrementar la
abstención.
Pero,
a pesar de estos logros, se han ido generando nuevas amenazas y riesgos con los
que debemos lidiar diariamente.
Los
nuevos mitos y riesgos.
He
descrito en oportunidades anteriores acerca de cómo desechar algunos mitos
electorales que pueblan nuestra cabeza y se convierten en amenazas: los fraudes
electrónicos, la vulneración del secreto del voto, la usurpación de la
identidad de los electores, etc. no voy a repetir ahora esos argumentos; pero,
sí quiero comentar los nuevos riesgos y amenazas que van surgiendo a medida que
se acerca la fecha electoral y que acrecientan los temores del elector.
1- La
llamada “Guerra de Encuestas”, no fue tan cruenta en esta oportunidad, aunque
surgieron “nuevas” encuestadoras, con “sorpresivos” datos acerca de cuál es la
inclinación, voluntad y decisión de los electores. Ahora surgen también algunas
interpretaciones acerca del “emparejamiento” de los candidatos que polarizan la
elección, con supuestos argumentos estadísticos y “tendencias históricas”, con
las que se pretende demostrar que no es cierto lo que dicen la mayoría de las
encuestas, serias y no serias, y que también es falso lo que vemos y percibimos
en la calle, día a día, pueblo a pueblo, cuando los candidatos realizan sus
campañas. Con relación a la interpretación del “emparejamiento” de las cifras
entre los dos principales candidatos, no voy a hacer juicios de valor acerca de
si la interpretación de las cifras responde más a intereses personales y deseos
de justificar el triunfo de un determinado candidato o el del gobierno, o si
responde al supuesto “sesgo predictivo histórico” de esas encuestas, como
argumenta uno de los “intérpretes”, un conocido economista, asesor de
candidatos presidenciales.
No soy
especialista en estadística o en interpretación de encuestas, ni pretendo
serlo, pero con relación a esa “interpretación”, sé que es un error tomar datos
y comparar encuestas sobre procesos electorales de distinta naturaleza
−presidenciales, regionales, referendos− o como me dice un amigo, que si es
estadístico, que no es correcto hacer análisis estadísticos a partir de “Un
registro electoral donde una parte importante de los electores inscritos no va
a votar…(eso)…debe prender las alarmas sobre usar los registros históricos.” De
igual manera, opina otro amigo, igualmente estadístico, que quiere mantener su
anonimato: “…utilizando los mismos números y analizando de varias maneras los
datos −de quien pretende ese “emparejamiento” − y desechando datos extremos de
encuestadoras a favor o en contra de candidatos o corrigiendo por sesgo en
elecciones anteriores, de ambas formas se llega a una diferencia de al menos
22%, con 61% a favor de Edmundo González Urrutia versus 39% a favor del
candidato del gobierno.”
No
vale la pena que yo siga argumentando; a quienes deseen profundizar más sobre
la legitimidad de los supuestos “emparejamientos” en las encuestas, les sugiero
un trabajo del economista Omar Zambrano, que se puede consultar en el siguiente
vínculo: https://bit.ly/4bR6QQc.
2- La
maquinaria de las fuerzas que apoyan al gobierno se nos presenta como aceitada,
fuerte y poderosa. Esa maquinaria tiene tres componentes: los recursos del
estado −nacionales, regionales y locales− de los cuales se abusa; algunos
componentes militares y policiales, que hemos visto que se utilizan en la
campaña oficialista; y el partido de gobierno, el PSUV, que es en efecto,
principalmente, una maquinaria electoral. Recientemente, en el “simulacro
electoral” del CNE que se llevó a cabo el 30 de junio, vimos desplegarse esta
“maquinaria”, especialmente en algunas zonas y centros electorales muy
notorios, en donde obviamente se quería hacer un “efecto demostración”.
Reproduzco,
en desorden, los comentarios de un testigo en el oeste de Caracas, que informó,
el mismo día del evento, acerca de su impresión, la cual reproduzco, con
comentarios míos entre paréntesis:
“Vimos
establecidos los llamados puntos rojos (ahora azules o de
otros colores), en la UENB Pedro Fontes integrada por funcionarios de
Alcaldía Libertador, Hospital Pérez Carreño, CDI, Clínica Popular, urbanismos
de Misión Vivienda, Jefes de Calle … responsables de cajas CLAP…y
beneficiarios del CLAP… Cuentan por las caras porque los conocen… funcionarios
de nómina menor de la administración pública y culto evangélico…Se
repasaba cara a cara a la gente, antes y después, de pasar por el centro
de votación y se enviaba una nota de audio, tanto a un grupo de WS como al
coordinador…Había testigos de los 13 partidos del Polo Patriótico grabando a la
gente y sacando fotos con los celulares; todos tenían que sacarse la foto fuera
del Centro de Votación… (el propio autor de la nota publicó la
suya) … era impresionante la importancia que se daba al registro
fotográfico… Mucho nerviosismo en quienes tienen las listas. Capaz los
números no están dando…Pasan de tres y cuatro veces con las listas y verifican
por las caras, tal cual «pasar lista»… Si esto ocurre a las 2:30 pm, la acción
no va tan bien como suponían… Cuidan las listas como si fueran la vida… Cuando
llegaron 6 GN y la cosa se puso más lenta… Aprendí que la organización que
tienen es Comunal, Territorial y Regional… Los funcionarios del CNE en
contubernio con los testigos del Polo Patriótico. Panas de toda la vida.”
(@ccalatra, X, 30/06/2024)
Por
esta descripción no pareciera realmente una maquinaria digna de temer y habría
que preguntar a quienes la organizan o promueven: ¿Quedaron satisfechos con el
resultado? ¿Les parece que hubo una adecuada respuesta de la población? ¿Por
qué no se ha dicho nada de los resultados, que sabemos que los tienen? La
maquinaria que una vez fue, sin duda ya no lo es.
3-
Desinformación, mensajes falsos y violencia se han ido incrementando a medida
que trascurre la campaña electoral y se aproxima la fecha de la votación. No hace
falta describir lo que todos conocemos, excepto que comienza ya la agresión más
directa en contra de los lideres opositores, sin que nada diga el organismo que
por obligación constitucional −el CNE− debería hacerlo, al menos para salvar
ciertas apariencias. Ambas acciones, violencia y desinformación, provienen de
la misma fuente y tienen el mismo objetivo: desmotivar, desmovilizar,
intimidar, incrementar la abstención de la oposición democrática. Y la causa es
fácil de entender, la brecha a favor de Edmundo González Urrutia aumenta y se
hace insalvable; por eso es que inhabilitan candidatos, partidos, y tratan de
impedir las movilizaciones y concentraciones.
Además
de la violencia, las redes sociales y grupos de WhatsApp, se llenan de
fantasías y falsedades que, tras la inocente pregunta de “¿Será verdad?”, se
esparcen y repiten hasta el cansancio: Números rojos detrás de la cédula de
identidad (CI), que esconde un “elector” misterioso, que nadie sabe que va a
hacer y nadie explica cómo es que, si se trata de alguien que va a usurpar tu
identidad y tu voto, publican su número detrás de tu CI. Historias de muertos
que “regresan” para votar, cuando un elector pone su huella en la máquina de
identificación. Historias de personas con varias cedulas de identidad, cientos,
miles, que van a votar, aunque nadie explica cómo van a lograr activar las
máquinas de votación, cientos, miles de veces, con solo un juego de huellas
dactilares. El más peculiar es un audio de una supuesta “testigo” oficialista
que, en un arranque de buena conciencia, nos advierte de los peligros que
corren nuestros “testigos”, si acuden a las mesas de votación, es decir: no
vayan. Y podría seguir con historias, todas destinadas a generar confusión, a
desmoralizar o intimidar para que la gente se abstenga de ir a votar… pero
nuestra gente, porque ellos presionan a los suyos para que vayan todos y así,
con su efímera minoría, ganar las elecciones.
Conclusión.
Insisto
en que todos los programas, equipos, protocolos y máquinas están auditados por
personal capacitado de la oposición; la trampa no está en las máquinas, está en
que la gente no vaya a votar y por eso la violencia y todas esas campañas para
incentivar la abstención. No diseminemos fantasías, concentrémonos en convencer
a la gente de que tiene que ir a votar −a la hora que siempre lo ha hecho, si
es temprano, temprano, si es tarde, tarde… pero que voten− y que tienen que
regresar al cierre de las mesas a cuidar su voto; porque eso −votar y defender
el voto− tras una masiva y contundente votación es lo único que va a permitir
lograr el cambio político en el país.
Ismael
Pérez Vigil
@Ismael_Perez
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