Escrito por Alexander Cambero
Lunes, 27 de Agosto de 2012
El Arauca parece cavilar en medio del
horizonte. Los bongos surcan su anchuroso esqueleto de aguas, para perseguir el
sustento que se esconde en sus riberas llenas de peces. A pocos kilómetros, San
Juan de Payara se desborda para acompañar a Henrique Capriles Radonski. Hombres
a caballo que salen de los fundos con mirada adusta y machetes al cinto;
mujeres que dejaron los fogones para marchar como río crecido, detrás de una
idea convertida en un huracán que no lo detendrá la ignominia oficial. Una
emoción indescriptible fue transformando el ecosistema llanero, en un jolgorio
como pocos en los últimos años. Cuando el candidato de la esperanza marchaba
raudo entre la muchedumbre una señora se acercó para decirle: Capriles
devuélvanos el país. La frase estremeció la sabana como una verdad que lo
abarcó todo. Henrique Capriles la abrazó con la fuerza de la Venezuela
que renacerá de las urnas el próximo 7 de octubre. Confieso que las palabras de
la humilde llanera me hicieron reflexionar. Y es que en los últimos catorce
años la patria siempre ha estado en manos extranjeras. Si nos circunscribimos
al estado Apure tenemos que decir que este extenso territorio lo comandan
las guerrillas de las FARC, que ellos imponen su dominio con la complicidad del
gobierno revolucionario de Hugo Chávez. Los secuestros, la distribución de
drogas, robos y asesinatos; sin olvidar el cobro de vacuna, son parte de la
acción terrorista de estos energúmenos en suelo venezolano, mientras nuestro
gobierno guarda silencio. La grosera intromisión de las FARC es negada
reiteradamente por el presidente quien sabe que estos son parte de grupos
dispuestos a jugárselas por él en cualquier momento.
La globalidad de la nación también
sufre la usurpación de poderes por parte de intereses foráneos. Todos
sabemos que desde La Habana se dirige al gobierno central. Chávez funciona como
delirante suministrador de dólares e hidrocarburos, para una dictadura
arterioesclerótica. Qué vergüenza sentimos los venezolanos al ver como nuestro
primer mandatario nacional se rinde a los pies de sátrapas asesinos como los
hermanos Castro, culpables además de la invasión antillana que sufrimos aquí y
que le quita la oportunidad de obtener beneficios a los nuestros.
Ahora quienes trabajan en las pocas obras del gobierno son ciudadanos chinos. Este régimen cambió a Estados Unidos por el imperio del dragón. Les entregó nuestro petróleo al impredecible espíritu del fiero Zhou Chu, aquel mitológico ser que alimentaba sus entrañas con la sangre de quienes se creían sus amigos. Queriendo ser independiente cayeron en la trampa de bambú. Ni hablar de los sospechosos iraníes que trabajan en plantas automotrices que nunca fabrican nada. Rusos que disfrutan en hoteles con vodka con sabor de trópico. Y así cada esperpento comunista tiene su parte en la gran farsa gubernamental, la verdadera expresión antipatriótica de nuestras vidas. Hugo Chávez es el único responsable de nuestras miserias. Es el autor del proceso más corrompido y funesto que se conozca en el planeta. Con sus acciones convirtió a Venezuela en un botín en donde todos vienen a buscar su parte.
La voz de la mujer no se ahogó en el Arauca vibrador, la espuma del río no pudo disimular su angustia parida en las entrañas de una patria sometida por la traición. Panorama que no describe la aurora cuando la suave brisa se besa con los matapalos… A pocos metros de allí Capriles detalla el país que todos anhelamos. Libre de odios y venganzas en donde el cuchillo no rasgue hasta la última fibra del corazón. Queremos la Venezuela democrática en donde el progreso sea granero rebosante de buena cosecha ciudadana. Capriles nos devolverá la patria que secuestraron los arrebatados, aquellos que no pudieron robarnos la esperanza.
twitter @alecambero
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