Por
Víctor Lorenzo Machado Bártoli
El
éxito permanente de una nación radica en la continua protección, educación y
desarrollo de sus niños y adolescentes.
De
acuerdo a información reseñada recientemente en un diario, se calcula entre 4 y
5 millones los niños y los adolescentes que podrían estar fuera del sistema
educativo. O sea, que está en desarrollo la generación de relevo de los
buhoneros, motorizados, limpiadores de autos, vendedores y artistas de las
calles y, por supuesto, delincuentes de todo tipo.
Este
es un problema que los líderes públicos desde la década de los 50 hasta hoy no
han podido solucionar. Se han aplicado soluciones puntuales, como construcción
de escuelitas, fundación de algunas universidades, ampliación de las
tradicionales, etc.
Pero
el problema es crónico. Sigue allí. No se soluciona. Siempre hemos estado
rodeados de gente marginal producto de millones de niños y adolescentes que en
su momento abandonaron la escuela.
Las
generaciones de relevo para formar adultos paupérrimos es un “sistema” que
existe para tal fin, aunque éste no haya sido el propósito de los líderes que
nos han gobernado desde antaño. “El sistema se fue formando por sí mismo” por
los errores de los gobiernos de turno, y por la ignorancia evidente de sus
líderes de cómo reemplazarlo por un sistema de calidad.
Hay
que puntualizarlo: “los sistemas malos se van creando por sí mismos y pasan a
ser parte de la vida cotidiana, transformándose en problemas crónicos”.
Son
tan agudos y críticos los problemas crónicos, como consecuencia de sistemas
malos, que cada vez que un presidente se ha juramentado, ha pasado los
subsiguientes 5 ó 6 años “apagando fuegos”, es decir, aplicando algunos
“remedios” para tratar de solucionar los problemas crónicos que, al contrario,
necesitan soluciones novedosas adoptadas en sistemas de calidad.
Para
comenzar, es indispensable planificar y llevar adelante un proyecto que en poco
tiempo evolucione a ser un SISTEMA DE CALIDAD que evite al máximo la pérdida de
un niño o de un adolescente y, en consecuencia, la formación de un adulto
paupérrimo.
El
diseño y la implantación de este nuevo sistema se iniciará cuando el Presidente
y demás líderes de los poderes públicos se comprometan, mediante documento
firmado y sellado, “a la trasformación de cada niño y de cada adolescente en
adulto capacitado, formado, instruido, educado, adiestrado, etc., para
enfrentar cualquier situación o etapa de su vida con actitud y aptitud de
búsqueda de la excelencia”.
En
el diseño de este sistema no pueden intervenir líderes y especialistas cuyo
trabajo sea “apagar fuegos” con soluciones temporales. Debe conformarse una
organización nueva, independiente y liderada por un especialista en sistemas de
calidad que se reporte al Presidente; especialista y gerente a la vez, también
familiarizado con los problemas que sufre el país. Debe contar esta nueva
organización con presupuesto y otros recursos para no solamente diseñar el
nuevo sistema, sino para ayudar con su instalación y funcionamiento, hasta que
se transforme en parte de la vida del ciudadano y de sus servidores públicos.
Profesionales
de otras especialidades, como psicólogos, sociólogos, ingenieros de procesos,
expertos en informática, etc., participarían en esta nueva organización para
ayudar a enfrentar los problemas normales de una transformación: la resistencia
al cambio, la falta de colaboración, la falta de conocimientos y habilidades,
etc.
Una
próxima generación podría estar conformada por mayoría de adultos
disciplinados, eficientes, productivos, éticos y comprometidos con la
excelencia, si el próximo Presidente por fin decide iniciar el proyecto de
diseño e implantación del sistema de calidad que requieren todos los niños y
los adolescentes del país, y si los subsiguientes mandatarios mantienen el
proyecto hasta que sus leyes, reglamentos, normas, reglas, procedimientos y
mandatos en general, se conviertan en parte rutinaria de la vida del
venezolano.
El
no llevar adelante este proyecto, el “sistema malo” continuará formando mayoría
de adultos mediocres, corruptos y paupérrimos.
Saludos,
Víctor Lorenzo Machado Bártoli
Agosto
de 2012.
Artículo recibido por e-mail
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico