Por Mario Villegas, 12/08/2012
Columna de Puño y Letra
El recurso
predilecto del chavismo para chantajear y descalificar a quienes se oponen a
Hugo Chávez desde la izquierda es blandir la tesis de que se puede discrepar del
Presidente y de su gobierno, incluso divorciarse de su proyecto político, pero
jamás apoyar a un candidato de la derecha.
En el pasado,
líderes y partidos de izquierda apoyaron a candidatos marcadamente derechistas.
Alfredo Maneiro y la Causa R a Jorge Olavarría, Guillermo García Ponce y la
Nueva Alternativa a Rafael Caldera, al igual que lo hizo el Partido Comunista.
Y Chávez no pierde ocasión para exaltar a Maneiro y a García Ponce, así como el
respaldo que le brinda el PCV.
También cabe
preguntarnos si, más allá de su irrefrenable cotorreo, Chávez y su gobierno son
coherentemente de izquierda. Sostengo que algunas de sus características
esenciales son francamente derechistas. Veamos.
El
militarismo es una desviación de derecha. Y el Presidente no sólo es militar
sino militarista, como lo evidencian las concepciones que le brotan por la boca
y por los poros, las cuales determinan todas y cada una de sus actuaciones.
La izquierda
es en esencia discutidora. El debate, la crítica y la autocrítica, son insustituibles
en el hemisferio izquierdo de la política y su ausencia sólo es posible en
modelos pervertidos, rendidos a la sumisión y la incondicionalidad, como éste que
lidera Chávez. Nunca antes, el “ordeno y mando” tuvo mejor representación.
Tampoco el
individualismo engrana en los principios y valores que inspiran a una persona
de izquierda. El individualismo chavista es lo más antagónico a la noción colectiva
enraizada en las ideas del socialismo.
El
arribismo, el afán de lucro personal, las corruptelas y la opulencia, están
reñidos con la formación ética y moral de un militante de izquierda, pero han copado
la praxis permanente en el partido de gobierno y en la gestión pública.
Derechista
en extremo es la naturaleza antisindical y por consiguiente antiobrera del
chavismo, a cuyo mandamás le estorba un movimiento obrero organizado que dé a
respetar su autonomía y las conquistas laborales, a la vez que reclame un papel
preponderante en la definición del rumbo nacional.
Quien apoya
a Chávez, avala estas concepciones y conductas reaccionarías, que si bien son
negativas en cualquier individuo o movimiento, lo son tanto más en quienes se
presentan como izquierdistas inmaculados.
El 7 de
octubre no vamos a elegir entre izquierda y derecha, sino entre un modelo
autoritario, ineficaz, excluyente y corrupto, y un modelo democrático,
progresista, incluyente y honesto. Y es de celebrar que, además de otros
partidos, al lado de Henrique Capriles Radonski, quien se ha declarado de
centro izquierda, figuren miles de hombres y mujeres que provienen y militan en
movimientos de la izquierda democrática y que se negaron a caer en el chantaje
oficialista.
Breves
-En
privado, dirigentes
chavistas justifican el malestar de la militancia carabobeña ante la decisión
unilateral del presidente Chávez de designar a Francisco Ameliach para
sustituir a Nicolás Maduro en la candidatura a la gobernación de ese estado. Sostienen
que a Ameliach nunca se le ve en Carabobo, mientras que Rafael Lacava, el
alcalde de Puerto Cabello, ha sido un verdadero motor en la reactivación del
PSUV en todo el estado. Lacava, sin embargo, se rajó inmediatamente.
-Serias dificultades atraviesa la unidad de Bandera Roja, amenazada por una disputa entre dos sectores partidistas. El sector encabezado por Pedro Veliz, Dick Guanique y Eder Puerta, con importante respaldo entre las direcciones regionales, objeta la realización de un congreso de la organización convocado irregularmente para el 17 de agosto por el sector que lideran Gabriel Puerta, Carlos Hermoso y Pedro Arturo Moreno. Reclaman se respete las instancias del comité central y del comité político nacional, a la vez que exigen la convocatoria del congreso para después de las elecciones del 7 de octubre.
Publicado en la Edición impresa del diario 2001
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