Por Carlos Vilchez Navamuel, 8/08/2012
En abril pasado salió publicado un
nuevo libro del Premio Nobel de Literatura 2011 Mario Vargas Llosa, titulado La
Civilización del Espectáculo, en un conjunto de ensayos el escritor nos dice
entre otras cosas que “El triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de
la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad
contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural
propensión a divertirnos. En el pasado, la cultura fue una especie de
conciencia que impedía dar la espalda a la realidad. Ahora, actúa como
mecanismo de distracción y entretenimiento. La figura del intelectual, que
estructuró todo el siglo XX, hoy ha desaparecido del debate público. Aunque
algunos firmen manifiestos o participen en polémicas, lo cierto es que su
repercusión en la sociedad es mínima.” http://www.alfaguara.com/es/libro/la-civilizacion-del-espectaculo-2/
A la par de esto, Vargas Llosa
trata otro tema que algunos ya conocen
pero que sin embargo no le dan mucha importancia, se trata de “La política del
espectáculo” Y es que esto es muy cierto, hoy día las campañas políticas se
manejan como si fuera eventos musicales o fiestas deportivas donde se convocan
a miles de personas para hacer de ello un gran espectáculo y donde los
políticos se hacen cirugías, utilizan el maquillaje y tienen que aprender los
oficios del teatro y la televisión
incluyendo la dicción.
En un comentario que aparece en el
sitio “Letras libres” donde tratan sobre este libro se dice que: “El ejercicio de la política es
inevitablemente teatral. Para movilizar a las masas y persuadirlas con un
mensaje, un eslogan o un conjunto de ideas, o para contagiarlas de optimismo,
confianza en el líder o fe en el porvenir, la oratoria y la puesta en escena
han sido siempre armas invaluables. Mussolini lo entendió mejor que nadie, y
uno de sus discípulos, el general Juan Domingo Perón, encumbró a las tarimas al
profesional más dotado para cumplir cabalmente esta tarea: una actriz. El
entrenamiento que Evita Perón había obtenido en las tablas y en los
radioteatros fue, seguramente, lo que le permitió mezclar oratoria, teatralidad
y fervor –ingredientes indispensables de esa deriva perversa de la política
latinoamericana que es el populismo– para conectar con las masas.” http://www.letraslibres.com/revista/dossier/triptico-sobre-politica-y-espectaculo
Lo anterior nos confirma que para ser
un político exitoso hoy día, se debe aprender a desarrollar sus capacidades
histriónicas porque de lo contrario no atraerá multitudes.
El octogenario cubano Fidel Castro
inventó un personaje llamado Fidel que tenía unas características muy claras,
siempre vestido de militar, barba, gorra, el habano en la boca, y una verborrea
contra el imperio, así consiguió lo que
quería, y así se perpetuó en el poder.
El presidente venezolano Hugo Chávez,
discípulo y seguidor de Fidel, pretende hacer lo mismo que su maestro cubano,
es el caso más destacado en los últimos tiempos, con su capacidad histriónica
ha engañado a la mitad de los venezolanos por 14 años y lo continúa haciendo,
algunos analistas afirman que Chávez ha
gastado durante todo este período más de 2000 horas en cadenas de radio y
televisión, lo que lo han convertido en un personaje del espectáculo en
Venezuela, su vestimenta para los eventos públicos, su forma de expresarse, sus
largos programas de televisión y radio son solo algunos elementos que utiliza
para atraer a sus seguidores, el tipo,
insulta, canta, llora, declama poesía, habla sobre sus problemas diarreicos,
dice barbaridades y sus seguidores lo aplauden cual si fuera un payaso, un
artista de esos que cuentas chistes o un
actor de teatro cine o televisión, convirtiendo así la política en un
verdadero espectáculo.
Nada nuevo si revisamos la historia:
“Panem et circenses” (Pan y circo) decían los antiguos romanos, lo que cambia
es la tecnología.
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