Publicado por Ludmila Vinogradoff el oct 12, 2014
Las cifras dan ganas de llorar. Cada
uno del millón y medio de venezolanos que ha emigrado al extranjero en los
últimos 15 años tiene una historia que contar del por qué tuvo que abandonar su
país y abrirse camino en otra parte, siendo el 88% de profesionales y técnicos
de los que engrosan la estadística de la denominada fuga de cerebros.
A cada uno se le hace un nudo en la
garganta y se le arruga el corazón al ver lo que dejó atrás, al recordar el momento
en que tomó la decisión de hacer la valija y no saber cuándo volver y en qué
condiciones. Ese sentimiento de nostalgia lo acompañará por el resto de su vida
porque nadie tiene una fórmula de cómo resolver los afectos rotos de la
juventud y de su vivencia, sin pasar antes por el olvido del tiempo que al
final todo lo cura borrando los recuerdos.
Cada uno tiene motivos de sobra para
haber emigrado o estar pensando en emigrar al exterior en los últimos 15 años.
Es verdad hay demasiada inseguridad y violencia, falta de empleo, falta de
vivienda, escasez de comida y medicinas, y lo más grave falta de futuro. El
panorama es de incertidumbre total. Mientras menos posibilidad de cambio hay
más ganas de abandonar el país hay. Es la mejor excusa. Así de simple.
Venezuela nunca ha sido país de
emigrantes sino receptor de inmigrantes foráneos con los que ha poblado su
territorio y ha hecho su gentilicio. El
mestizaje racial ha producido la belleza de sus mujeres que ha sido reconocido
internacionalmente. Las venezolanas se han hecho acreedoras de 13 coronas de Miss Universo y Miss Mundo,
todo un record en el plano mundial.
¿Y cuál es el destino de su plan de
viaje?, en primer lugar, Estados Unidos y en segundo lugar, España. Antes
llamaban a los venezolanos los “balseros del aire” para diferenciarlos de los
balseros náuticos cubanos, pero ahora ni eso, porque se han reducido los vuelos
de las aerolíneas en más de 50 %. No obstante las dificultades del transporte,
los venezolanos siguen emigrando ahora más que nunca, esperando la primera
oportunidad y pagando lo que sea para salir del que una vez fue un paraíso y
ahora convertido en un país maloliente, por ahora.
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