Por
Econ. Jesús Alexis González, 28/10/2014
El Nivel Socio Económico (NSE), se
corresponde con el uso integral de variados indicadores que reflejan el nivel de bienestar alcanzado
por un individuo o familia, a la luz de tener (o no) cubiertas en el presente
las necesidades trascendentes, en armonía con la posibilidad de planificar su futuro. El NSE, hace
referencia a: (1) Nivel de vida; (2) Costo de vida; (3) Servicio público y (4) Calidad
de vida. Veamos. Nivel de vida: Es
un concepto definido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
refiriéndose al bienestar que un individuo, como integrante de un grupo, aspira
o puede llegar a aspirar, no sólo por los bienes materiales que pudiere
acaparar a lo largo de su vida, sino también por los bienes y servicios públicos que le provee el Estado fundamentalmente
en cuanto a educación, salud, infraestructura y otros, a los efectos de
posibilitar la movilidad hacia estratos sociales superiores (o mejorando el
existente). A tenor de ello, el nivel de vida puede entenderse como la cantidad
de bienes y servicios que es posible
consumir con un ingreso económico determinado en aras de satisfacer
necesidades prioritarias, que le permita a su vez ubicarse en un determinado estilo de vida (bienestar material); en
conjunto con los bienes y servicios públicos que consume de manera colectiva. El Programa de las Naciones
para el Desarrollo (PNUD), establece algunos índices para evaluar el nivel de
vida tales como (a) Índice de desarrollo
humano, fundamentado en la esperanza de vida al nacer, nivel educativo y en
la cuantificación de un nivel de vida
digno medido tanto por el PIB como en términos de la Paridad del Poder
Adquisitivo (PPA) en US$ para propiciar comparaciones; (b) índice de pobreza multidimensional (IPM), que pondera en el ser
humano lo referente a educación, asistencia sanitaria y la calidad de vida; (c) La disponibilidad de servicios médicos por habitante; (d) Abastecimiento de agua, electricidad y calidad del medio
ambiente; y (e) Producto Interno Bruto
(PIB).
El costo de vida, ha de entenderse como
los gastos necesarios para mantener un
cierto nivel de vida; y en la práctica constituye un número índice que mide
los cambios relativos en los precios de un conjunto específico de bienes de consumo representativos de la
compra regular del consumidor promedio. Desde el ángulo del Estado, hace
referencia al gasto mínimo que debe ejecutar la Administración Pública para mantener la economía doméstica en un
adecuado ritmo de crecimiento. El Servicio
público (en concordancia con el punto anterior), se refiere a la actividad
asumida por el Estado (directa o indirectamente) en aras de asegurar a los
ciudadanos la satisfacción de las necesidades colectivas, teniendo como norte
la continuidad, la igualdad y la obligatoriedad en un contexto de protección de la economía nacional en
función de contribuir al bienestar general como mandato Constitucional. En
cuanto a la calidad de vida, hace
referencia al nivel de ingresos y de comodidades que una persona, grupo
familiar o comunidad poseen en un momento determinado, contentivo de los
elementos (emotivos, culturales y materiales) que facilitan que la vida sea
digna, cómoda, agradable y satisfactoria, en cuanto al bienestar integral del ciudadano.
A manera de una
aproximación cuantitativa, resulta pertinente señalar que la Canasta Básica Familiar, se ubicó
(Cendas, septiembre 2014) en Bs
24.541,63 para una variación anualizada de un 92,9%, mientras que la Cesta
Alimentaria se situó en Bs 13.482,56
(54.9% de la Canasta Básica); todo ello en un escenario laboral donde más
del 70% de los trabajadores formales percibe el salario mínimo (Bs 4.251/mes), monto al cual debe
sumarse el ticket de alimentación (Bs
1.351/mes), para un “gran total” de
Bs 5.602/mes como salario mínimo integral. Siendo así, para cubrir la
Canasta Básica se hace obligante (en teoría) que trabaje el 80% del grupo familiar (4 de 5 miembros),
mientras que para cubrir la Cesta Alimentaria se hace necesario (en
teoría) que trabaje el 40% de la familia (2 de 5 miembros); y
en ambos casos sin ninguna posibilidad
de ahorro. Ahora bien, supongamos a efectos puramente académicos, que una
familia desea (le urge) comprar al menos un vehículo usado que hoy tiene un costo de Bs 600.000,00, para lo
cual deciden con gran esfuerzo (sacrificando otras necesidads ahorrar (¡!) el
10% del salario mínimo integral (Bs
1.120/mes). Resultado: lo podrán empezar a “disfrutar” al cabo de 536 meses, es decir 44 años después (¿los herederos?);
dentro de otras dos irrealidades; (1) que
la inflación no afecte el precio durante ese lapso (¡!) y (2) que al comprarlo pueda
conseguir repuestos para el “cacharrito”.
Finalmente,
abrimos un espacio de reflexión
individual en búsqueda de una evaluación particular sobre el actual nivel socio económico del
venezolano, teniendo como referencia que el binomio crecimiento económico y
mejoramiento de la calidad de vida, tendrá efectos favorables no tanto por lo
que se produce sino como se distribuye
entre la población los excedentes de lo producido; en caso contrario se
vendrá en picada el nivel socio económico, arrastrando
a la población hacia un indeseable empobrecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico