FÉLIX PALAZZI sábado
21 de febrero de 2015
@felixpalazzi
No
es una mentira que vivimos tiempos de un gran desasosiego y desánimo frente a
la realidad. Sería falso negar la desesperanza, así como la poca receptividad y
credibilidad que sostienen algunos argumentos en nuestra sociedad, aunque
todavía encuentran cierta resonancia en grupos reducidos. La paranoia de la
mentira alcanza su punto máximo cuando juzgamos a todo un colectivo por la
opinión de un individuo. En un ambiente tan polarizado, la mentira, es el
argumento más eficaz para agudizar y justificar la radicalización. Pero no es
tan fácil desmontar la compleja lógica de la mentira. En especial cuando ésta
no se refiere a un acontecimiento particular de la historia, sino a toda la
dinámica de la vida política de un país que no logra encontrar la verdad ante
tantas mentiras que se escuchan.
¿Cómo
empezar a despertar de esta pesadilla y sanar las heridas humanas?, ¿cómo
reconstruir los pedazos de una realidad tan fragmentada y en especial recuperar
el sentido de orientación perdido en medio de tantas mentiras? Pascal,
refiriéndose a su época, afirmó que "la verdad es tan obscura y la
falsedad es ya tan establecida, que al menos que no amemos la verdad, nosotros
no podremos saberla". Por más inocente o romántico que nos pueda parecer,
sólo el amor a la verdad es el único antídoto contra la mentira.
Conviene
recordar la encíclica de Benedicto XVI "Caritas in Veritate". En ella
se expone la mutua implicación entre la caridad y la verdad. Ambas son
necesarias pues no sólo existe una "verdad en el amor" (Ef 4,15),
sino también un "amor en la verdad". En la misma encíclica el Papa
emérito recordaba la banalización y trivialización a la que el amor ha sido
sometido, insistiendo en cómo se ha reducido al ámbito del sentimentalismo y la
vida privada, y se ha utilizado como slogan político o de causas ideológicas,
torcidas y egoístas.
El
primer criterio para buscar la verdad es que "en efecto, la verdad es
«logos» que crea «diá-logos» y, por tanto, es siempre comunicación y comunión.
La verdad rescata a los hombres de las opiniones y de las sensaciones
subjetivas, y les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e
históricas para apreciar el valor y la sustancia de las cosas. La verdad abre y
une el intelecto de los seres humanos en el Logos del amor: éste es el anuncio
y el testimonio cristiano de la caridad" (Caritas in Veritate, 4). No hay
verdad si no crea un diálogo y logra establecer una auténtica comunicación
entre las personas. De otro modo se transforma en un simple enunciado. Sólo la
búsqueda de la verdad logra establecer puentes de unión entre lo aparentemente
opuesto e irreconciliable. No se trata de imponer una idea en lugar de otra. Se
necesita crear un verdadero y auténtico diálogo desde el reconocimiento mutuo.
No
podemos seguir esperando que alguien nos diga la verdad. Tenemos que buscarla y
construirla desde la justicia y el bien común (Caritas in Veritate, 6-8).
Desmontar la mentira implica incentivar y apoyar toda iniciativa que privilegie
relaciones y espacios para la búsqueda de la verdad, pero siempre desde la
justicia y el bien común.
FÉLIX
PALAZZI
Dr.
en Teología
@felixpalazzi
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