Francisco Olivares 28 de febrero de 2015
@folivares10
Llama
mucho la atención que el presidente saliente de Uruguay José “Pepe” Mujica haya
alertado sobre la posibilidad de que en Venezuela ocurra un “Golpe de Estado de
militares de izquierda”.
No
sabemos qué datos pudiera manejar el popular presidente del sur pero no es nada
descabellada su alusión a militares de izquierda como los protagonistas de una
acción que terminaría de echar a la basura la poca democracia que podemos
decir, aún queda en Venezuela. “Y con eso –como señala “Pepe”- la defensa
democrática se va al carajo”.
Las
acciones represivas generadas desde el propio Gobierno que podemos sintetizar
en represión violenta de las protestas con numerosos fallecidos a manos de
policías y militares con uso de armas letales; detención y expulsión de
dirigentes opositores de cargos obtenidos por votación popular; torturas en
centros de reclusión documentadas por organizaciones nacionales e
internacionales; utilización de colectivos armados para mantener atomizadas las
protestas; cerco a los medios de comunicación; todo ello aunado a una excesiva
militarización de la sociedad e instituciones públicas, dibujan una conducta
con la cual se podría concluir que se pretende llevar al país a una fase de
radicalización de la revolución que definitivamente se salte la Constitución.
Desde
luego que todas esas acciones que han puesto tras las rejas a importantes
dirigentes de la oposición y quitado la vida a numerosos jóvenes que protestan
en las calles, están fuera de la Constitución. Pero de allí a instalar un
régimen de facto que suprima la totalidad de los derechos ciudadanos y elimine
el derecho a elegir a alcaldes, gobernadores, parlamentarios y revocar al
Presidente, hay un trecho que todavía no se ha transitado.
¿A
quién le podría interesar que ello ocurra?
Causa
hasta risa cuando desde el oficialismo se presentan como pruebas de un golpe
armado protagonizado por opositores desarmados, un cruce de llamadas
telefónicas, comunicados públicos, o unos militares de bajo rango conversando
en ropa interior.
La
realidad es que las armas están en manos de la FANB y según aprecia Mujica, y
en cada acto público, lo corean los propios militares: “la Fuerza Armada es
chavista y revolucionaria”.
Hay
que destacar también que 15 años en el poder han creado una elite política y
militar que ha acumulado gran poder económico, en dónde los lujos y ostentosa
forma de vida se han hecho inocultables.
El
costo de fallidas políticas de controles a las que se suma la extendida
corrupción, ha sido la crisis económica y social que padece el venezolano. Y
esa crisis es sobre la que se han construido los grandes privilegios que ese
sector está dispuesto a mantener por cualquier vía.
Pero
ocurre que el día de hoy, ni la propaganda, ni el enemigo imperialista, pueden
ocultar el malestar que se anida en la población y que se registra en 80% de
rechazo a la gestión de Maduro.
Por
eso, frente a una inminente pérdida de la base social del chavismo, se podría
estar gestando un movimiento golpista que ha identificado Pepe Mujica como
“izquierda militar” y lo califica como un peligro que asecha a los venezolanos.
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