Hermann Tertsch 02 de octubre de 2015
Cierto
que los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Nicolás
Maduro, firmaron un comunicado lleno de vaguedades y palabras biensonantes.
Cierto también que la frontera sigue cerrada, que el régimen venezolano no ha
bajado un ápice su agitación y propaganda contra supuestos paramilitares y
terroristas en la frontera común. Y cierto también que nadie espera que Maduro
dé por cerrado un conflicto que ha hecho estallar artificialmente para agitar
el nacionalismo contra los colombianos, pretender explicar con el contrabando
el dramático desabastecimiento y justificar los estados de excepción que ha
impuesto en diversos circuitos (distintos) electorales. Que tienen mucho que
ver con sus posibles estrategias para neutralizar unas elecciones generales el
próximo día 6 de diciembre que tiene perdidas.
Una de
las voces más libres y valientes de la iglesia en Latinoamérica, el arzobispo
de Coro, Roberto Lückert, habló ayer con ABC para denunciar ante el mundo esas
intenciones del presidente chavista. «Maduro ya lo ha dicho él mismo: si gana
la oposición saldrán a la calle. Así puede pasar cualquier cosa. Todo es
posible incluso una guerra civil y muchísimas víctimas. Ellos tendrán una
estrategia cubana porque son cubanos los asesores que tienen aquí. Ellos se
aferran a esa estrategia cubana porque allí tuvo éxito. Aquel país se hundió en
la miseria, lo destruyeron. Pero se ha mantenido pese a ello 56 años».
NO HAY JUECES NI FISCALES
Lückert
tiene toda la serenidad de quien ha asistido ya a todo tipo de abusos por parte
del régimen. Pero preguntado por la condena a Leopoldo López se indigna. «Lo de
Leopoldo no tiene nombre. Ya lo dijo Chávez que nos anclarían en el mar de la felicidad
cubana que es este en el que se inventan los cargos y meten a la gente en la
cárcel. Yo visito a un empresario que quiso ser gobernador y lleva siete años
en la cárcel y ha visto 86 veces suspendida la audiencia para su juicio. Con
(el alcalde de Caracas) Antonio Ledezma va a suceder lo mismo. (Ayer fue
suspendida la audiencia para revisar su arresto). No hay jueces. Todo son
jueces provisionales, no hay fiscales. Y en esa estrategia cubana, se inventan
sus acusaciones. A Ledezma le inventarán los cargos. Es lo que pasó en Cuba con
Ochoa, con Huber Matos y a todos y la disidencia en Cuba está toda presa».
Según
Lückert el Papa no ha querido alborotar el avispero. Su prioridad era
restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y esto se ha logrado.
«Si mira entre líneas también hay mensaje y desde luego, es mi opinión, la
prioridad era acudir a ver a los cubanos y animar al pueblo».
En
palabras de Lückert, «el régimen comunista totalitario de tipo cubano que ya
tenemos en Venezuela es capaz de cualquier cosa». Y por tanto también de
suspender las elecciones del día 6 de diciembre». Los estados de excepción
decretados a lo largo de la frontera con Colombia son un tubo de ensayo para
ver cómo limitar y condicionar esas elecciones. Y si es necesario cómo
suspenderlas extendiendo el estado de excepción como una mancha de aceite.
Lückert
ha advertido en relación con la escalada de tensión creada en este sentido por
Maduro con Colombia que los abusos que se cometen contra los colombianos en las
regiones fronterizas son intolerables. Y que Maduro juega con fuego. «Porque
como desencadene una guerra de verdad con Colombia, el ejército colombiano se
presenta en 24 horas en la plaza de Bolívar de Caracas».
Esta
alusión a la fuerza del ejército colombiano frente a un ejército venezolano
profundamente corrupto y que no combate desde casi la independencia la hizo
Lückert en la radio minutos después de hablar con ABC.
EL FANTASMA DE UNA CONTIENDA
Guerra
civil, guerra con Colombia. Dos escenarios de pesadilla que algunos creen
reales y otros descartan. El menos probable, todos coinciden, es el de una
guerra con el vecino colombiano en la que el ejército venezolano nada podría
hacer. Todos los interlocutores bromean sobre la capacidad operativa de un
ejército cuyo alto mando son hoy cuadros chavistas mal preparados y muy
corruptos. Y que, como dice el arzobispo, perderían todo el país en un día. «No
hay militares de alta graduación que no sean inmensamente ricos», dice a ABC el
legendario líder de Acción Democrática Octavio Lepage. A los 91 años, Lepage
considera que hoy el chavismo es un régimen militar corrupto cuya supervivencia
depende, coincide con el arzobispo, de la estrategia cubana y de la resistencia
a abandonar el control de unos negocios inmensos internacionales que generan
dinero en efectivo como prácticamente ninguno en el mundo.
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