Américo Martín 05 de octubre de 2015
Me he
librado a especular un poco sobre la entrevista de JV Rangel a Alí Rodríguez.
Entre preguntas y respuestas aparecen fosforescencias que permiten calibrar
mejor la complicada situación del gobierno y del país en su conjunto. Lo primero
y tal vez más llamativo es la valoración del proceso revolucionario y de la
gestión. Alí las define en términos de “fracaso” lo que, dada la significación
de Rodríguez y Rangel en la esfera del poder, es demoledor. De los clamores de
Cabello, Rodríguez y Jaua no se esperan
sino palabras lisas, panfletarias o amenazantes; nada extraordinario, nada que
sugiera algo distinto a la jactancia infantil o la mentira institucionalizada.
¿Pero
usó Alí la palabra “fracaso”? Literalmente no podía, pero tampoco fue necesario,
dado que en lenguaje llano, en “Roman Paladino” (de donde viene aquello de
“paladinamente”), lo que se le escapó fue inequívoco. Así se expresaba Gonzalo
de Berceo:
Quiero
fer una prosa en roman paladino
En
cual suele el pueblo fablar con su vezino
Como
le habla “el pueblo a su vecino” soltó Alí lo que le pesa en el alma.
El
modelo no estaba destinado a lo que tenemos hoy y no sirve.
Si se
hubieran aplicado las comunas no habría sucedido esto.
¡Ah,
si se hubieran!… Con toda su reconocida autoridad intelectual dijo don Pedro Grases en 1973:
En
historia no es lícito teorizar sobre hipótesis de hechos no acaecidos
Tendrías
que ir, sin atenuantes, a la revisión de la revolución desde sus orígenes,
porque en ellos está la causa del naufragio. Y con honestidad marcar tu
distancia de lo que está ocurriendo hoy. No obstante, como la vida se nos ha
ido teorizando sin cesar, sobre la imposibilidad lógica y práctica de consagrar
un sistema de comunas, Freddy Muñoz y yo escribimos hace 8 años “Sociaiismo del
siglo XXI”, obra en la que, para demostrar su endeblez, abordamos
analíticamente el proyecto fundado por Chávez. De haberse generalizado el
sistema comunal, cuyo filo de ataque es la burocracia estatal, posiblemente la
revolución bolivariana hubiera estallado en pedazos unos 10 años atrás, sin
esperanza de erigir un modelo funcional. No hay espacio para demostraciones,
pero remito a esa obra a Alí, José Vicente, Maduro, Diosdado y a quienes gusten
analizar proyectos fallidos.
El
otro gran tema abordado por Ali es la eventual victoria de la MUD en las
elecciones del 6D. El tono, la gestualidad
y las palabras mismas, escoltan su temor a la derrota del gobierno.
-Una
mayoría opositora en la AN sería un serio obstáculo, afirmas sin retaceos.
Tanta
franqueza para expresarse no es habitual en los miembros de la Nomenklatura.
Poco se refiere ésta a elecciones, mientras hace aspavientos sobre
inverosímiles actos de violencia opositora.
En su
empeño de construir una causa “patriótica” en nombre de la cual posponer los
comicios, el gobierno re-cayó en el
diálogo que nunca debió abandonar y cuya dinámica dificulta las matrices de
violencia.
¿En
fin, obstáculo para qué, Ali? ¿Para que siga una gestión tan universalmente
criticada como la actual? El triunfo de la MUD abriría espacios democráticos a
través de los cuales fluiría el pluralismo, en sana convivencia. Un constante
repartir de cartas en competencia civilizada sometida a elecciones
irreprochables.
Leopold
Sédar Senghor, el gran poeta de la negritud postulaba la unión del signo al
sentido. Si piensas que el gobierno bordea los límites del fracaso, deberías
oponerte o entender a quienes se opongan. ¡Junta el signo al sentido, Alí!
Juntarlos
es la palabra de orden, no divorciarlos.
Tomado de: http://americomartin.com/confesiones/
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