Por María Yolanda García
"En ningún país de
América Latina se observa esta situación, en la que no puedes comprar agua, una
crema de afeitar o jabón para bañarse", denuncia el experto
Aunque cuentan con la
desaprobación de comunidad, oposición y Gobierno, los bachaqueros parecen
proliferar, evolucionar e instaurarse como una nueva figura de la economía
doméstica. Tanto así, que no son pocos los que ven en esta figura un nuevo
“peor amigo”, con el que al menos pueden contar cuando requieren productos de
la cesta alimentaria familiar que no se encuentran en el mercado o que sólo se
consiguen tras hacer largas colas.
El término “bachaco” fue
acuñado en el Zulia para identificar, originalmente, a quienes compraban
productos regulados para pasarlos de contrabando a Colombia, a fin de
revenderlos a un mayor precio y obtener ganancias adicionales con el
diferencial cambiario entre el bolívar y el peso. Hoy día, regado por todo el
país como una horda de insectos, forma ya parte de la jerga cotidiana del
venezolano.
En Caracas, los que contaban
con mayor notoriedad eran los ubicados en Petare, mercado negro desde donde se
fijan los precios de los productos que revenden a un precio 400 y 500 por
ciento mayor a su valor original.
Aunque se hayan constituido
en una especie de mal necesario para muchos son, definitivamente, un problema
que enfrentar y solucionar, la interrogante es cómo. No obstante, para expertos
como Rafael Mac Quhae –sociólogo, abogado, master en economía y profesor
universitario– el problema está lejos de resolverse.
“El bachaqueo es el
resultado de la aplicación de una mala política de distribución de alimentos y
no se va a resolver porque el Gobierno no entiende el problema”, sentencia Mac
Quhae, quien estima que para controlar esta práctica, una de las primeras
medidas es reconocer que hay que fortalecer el aparato productivo y establecer
eficientes mecanismos de distribución de alimentos a través de los cuales se
beneficien todos los venezolanos, y no sólo un sector.
“Lo primero que hay que
entender es que el bachaqueo es una consecuencia de la política económica que
ha seguido el Gobierno desde el año 2004, particularmente, en lo que se refiere
al control de precios. Ha creado una inmensa cantidad de obstáculos, cuellos de
botella en la distribución, argumentando el tema de la escasez. En 2008, cuando
se hizo evidente que Venezuela no tenía capacidad para producir lo que
necesitábamos los venezolanos, no se encontraban productos en la red de
mercados, pero sí en Petare. El bachaqueo era la forma en que estaban
distribuyendo los productos en Venezuela”.
Una estructura de asignación
de bienes
Para Mac Quae, “el bachaqueo
se ha transformado en una estructura de asignación de bienes. Por eso ves en
las colas personas que no son de esa zona, contactar a otros, te enteras de
direcciones que no conocías porque esa es la red de distribución. La única
manera que tiene el Gobierno para controlarlo es quitar las trabas y permitir
que se movilicen los productos por los mecanismos normales. Antes tenías la
redes de distribución que pagaban impuestos, las redes de bachaqueros no pagan
impuestos, es una economía subterranea que no se ve, muy similar a la de la
droga, una economía muy trancada”.
En relación a los argumentos
de representantes del Gobierno acerca de una guerra económica, Mac Quhae estima
que “si hay una guerra económica es el Gobierno contra el pueblo, porque están
destruyendo todas las vías para la distribución y no están implementando
mecanismos eficientes. En ningún país de América Latina se observa esta
situación en la que no puedes comprar agua, una crema de afeitar o jabón para
bañarse".
Este experto considera que
el bachaqueo afecta tanto a miembros de la clase media como de los sectores
populares. “El problema es que toda la estructura que se montó y que venía
funcionando desde hace 50 años cambió radicalmente, es decir, las medicinas se
obtenían en las farmacias, la comida en los automercados y los clavos en la
ferretería. Ahora, en cualquier lado se consigue cualquier cosa, se ha
constituido un tejido social que es difícil de desentrañar sin una adecuada
política de producción y distribución. Makro va a vender productos alimenticios
de la cesta alimentaria sólo a quienes tengan bodegas populares ¿y cómo haremos
quienes no vivimos cerca de una de estas bodegas?”.
Para Mac Quhae la proximidad
de los comicios impondrá llenar los anaqueles de alimentos y favorecer a
potenciales votantes, no obstante, aunque confiesa que no del modo cómo
preveía. Hace poco se informó que había llegado un millón de pollos. No hay
manera de poner esos pollos en los canales de distribución, ya sea
tradicionales o bachaqueros. Habrá comida sólo dónde el Gobierno estime que tiene
potenciales votantes".
El café sigue brillando por
su ausencia
Durante el recorrido por
automercados como Central Madeirense, Excelsior Gamma, Plan Suárez y Abasto
Bicentenario se observó la ausencia de uno de los productos más cotizados por
los consumidores: el café. Al consultársele a gerentes y vendedores, éstos
indicaron que hace semanas que el preciado polvo no llega a los anaqueles.
Cereales como pasta y arroz
llegaron a los supermercados, al igual que el detergente, éste uno de los
productos que más ha llegado en las últimas tres semanas.
El jabón de baño, otro de
los productos más cotizados, sigue escaso. "Tampoco encuentro gel de baño,
estoy usando champú para bañarme", comentó una mujer que hacía la cola en
el Farmatodo ubicado en la Urbina.
En la siguiente tabla se
puede observar cómo ha incrementado el costo de algunos productos en la Redoma
de Petare, así como los productos que han comenzado a llegar a los estantes de
los automercados que se han visitado en cuatro semanas.
15-10-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico