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sábado, 17 de octubre de 2015

Escenarios para el 6D, Miguel Méndez Rodulfo



Por Miguel Méndez Rodulfo, 16/10/2015

Se ha comentado sobre la posibilidad de que el gobierno al verse perdido, suspenda las elecciones; tal eventualidad, no descartable, enfrentaría al régimen al mismo resultado que si las hace: igual va a perder. De manera que el dilema al cual está sometido el gobierno no tiene una salida fácil, mucho menos favorable al PSUV. La gente quiere votar, eso lo comprueban todas las encuestas y ese deseo esconde unas ganas enormes de “patear” al modelo caduco y ruinoso que nos desgobierna. El régimen debe pensar cuidadosamente su intención de no efectuar, o aplazar, las elecciones parlamentarias, porque la gente ha elegido el 6D como la fecha límite hasta la cual va a propiciar un cambio pacífico. El pueblo venezolano se quiere dejar oír y lo va a hacer de una manera categórica, con un rotundo rechazo a todo lo que huela a Maduro y al viejo chavismo; de manera que si se le birla ese gusto, puede arder Troya.

Ahora, si el gobierno actúa más sensatamente y efectúa las elecciones, pueden darse varios escenarios; sin embargo siempre se va a llevar una paliza en el número de votos a favor de la oposición. Esto no es poca cosa y es un elemento que debemos destacar de forma significativa, resaltando la condición de minusvalía, que por primera vez en 16 largos años, finalmente habrá llevado al régimen al constituirse en una minoría que no podrá sostener la gobernabilidad del país. Ese triunfo resonante en votos, que quedará claramente evidenciado, debe serle restregado a los que hasta ese momento se han sentido dueños del país, para que se ubiquen en su nueva realidad, ya que siempre intentarán minimizar esta clamorosa conquista, basados en la contabilidad de los curules, la cual habrá respondido al diseño amañado que hizo el CNE de los circuitos. De manera que en primer lugar hay que hacer alarde de los votos logrados.

El resultado electoral, de acuerdo con todos los sondeos, nos otorgará la mayoría simple de la Asamblea Nacional; pero también, y muy a pesar de toda la trampa urdida por el CNE, podríamos tener la mayoría calificada, ya que el descontento popular y el rechazo contra el gobierno es tal que habrá una avalancha de votos opositores. Esto abriría el control de la asamblea a nuestro favor y colocaría en manos opositoras importantes comisiones e inclusiva la propia Presidencia de la AN. Desde esta plataforma, desde este importantísimo Poder Público, Venezuela comenzaría a disfrutar de nuevo, después de más de tres lustros de secuestro institucional, de una real y verdadera autonomía de los poderes públicos, algo largamente ansiado. Se abriría entonces una renovada agenda legislativa, una interpelación del poder Ejecutivo, un real control legislativo, un verdadero foro para el debate de las ideas políticas y un dinámico parlamentarismo de calle.

Este escenario, por supuesto, parte del hecho de que el gobierno y sus secuaces acepten democráticamente la derrota electoral y permitan que la oposición ocupe los espacios legislativos obtenidos en buena lid. De no ocurrir eso, si impera la proverbial actitud de guapetón de barrio del régimen y no se reconoce el triunfo, se nieguen los espacios o se impida a la nueva asamblea operar, se habrá abierto la caja de Pandora y cualquier escenario es factible.

De todas maneras, Maduro y su camarilla están echando el resto, raspando el tesoro nacional, echando mano de cuánto dinero puedan conseguir y de cuanto ardid puedan aplicar, para llegar al 6D. El problema es que pasará el 7, día en que el gobierno no tendrá ni como pagar la nómina pública, la inflación irá embalada al 300% y la escasez al 80%.



Miguel Méndez Ridulfo

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