Chávez
siempre amasó un proyecto militarista – abstencionista; no fue sino luego de la
amnistía que le concedió Caldera en su otra “pacificación” (recuérdese a Arias Cárdenas
dirigiendo el Programa de Alimentación Materno Infantil - PAMI), cuando el Movimiento
Revolucionario Bolivariano (MBR) dejó de ser una organización militar
clandestina y pasó como entidad política a participar en las elecciones del año
1998 como Movimiento Quinta República, con un programa vacío en cuanto a
propuestas económicas. Al estilo de Eudomar Santos: “como vaya viniendo vamos viendo”,
luego de críticas de empresarios y políticos por no poseer un verdadero
programa económico, fue cuando elaboró “El
programa económico de transición 1999-2000”; pero ni su programa electoral
ni éste mencionaban un socialismo y menos un impulso a las cooperativas.
Ya
en el gobierno puso en marcha su militarismo. El golpe de gracia, al mejor
estilo soviético y cubano, lo pretendió al constituir el PSUV como “partido único de la revolución” sin
considerar que el grueso de sus filas, pues los venezolanos no somos
extraterrestres, provenìa del sector mayoritariamente adeco – copeyano que lo
apoyò en el 99, ese partido no pasó de lo electoral. ¿Es que realmente creyó
que ese atomizado electorado era socialista?, ¿pensó que con misiones y
discursos sobre “el mar de la felicidad” o formando jóvenes de la Misión
Miranda en Cuba era suficiente para formar socialistas?. ¿No entendió que la
experiencia de Así
se templó el acero no era replicable en la Venezuela actual?.
Administrar
el presupuesto de gasto de los cuarteles se parece en nada a producir para
luego gastar. Sin haber producido un kilo de papas en su vida, los jerarcas de
este “socialismo” desconocen los procesos empresariales pero …, ¡gran contradicción!,
son los patronos del más salvaje capitalismo estatal del planeta en el paìs de
mayor inflación; no actualizan contratos laborales pero forman una alharaca en
la Plaza Venezuela cuando lo hacen; no conceder cargos fijos para despedir “disidentes”
a conveniencia, no cuentan con el poder de la razón pero si con el monopolio de
las armas, las cárceles y los tribunales contra los trabajadores, Sidor y
Ferrominera lo demuestran.
Le
tienen miedo al conocimiento para brillar en la oscuridad, por ello cercan las universidades
autónomas mientras crean otras de caletres de El Capital y ¿Qué hacer?; desplazan jóvenes
profesionales a otros países; y mientras algunos oficiales manejan hummers, rebajan
el salario de un profesor titular a 25
US$, menos de lo que cuesta un libro. Socialismo
es respetar la libre circulación de ideas en las universidades y el paìs.
Socialismo debe ser un
proceso con claros principios democráticos, de libertad, participación, respeto
y solidaridad, con oportunidades de formación y capacitación. No
es igualar ciudadanos “hacia abajo“, a niveles de pobreza, es subir la calidad
de vida mediante el estudio y el trabajo; es impulsar iniciativas individuales
para constituir empresas socialmente responsables e iniciativas asociativas que
hagan del cooperativismo genuino, no el falso y de maletín, un eje
transformador del país en aras de una economía no monoproductora; socialismo no
es expoliar cooperativas y mandarlas al
cementerio chavista de más de 300.000 cooperativas
con un impuesto ya próximo a cumplir un año.
Insistimos,
el 6 de diciembre, saquemos a los Cabello de la Asamblea Nacional.
oscarbastidasdelgado@gmail.com
16-10-15
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