Por Miguel Velarde, 05/10/2015
Lo que hoy vemos en Venezuela es miseria, destrucción y retroceso
Desde 1979, el Foro Económico Mundial desarrolla y publica anualmente
el Informe de Competitividad Global (ICG). Este informe es ampliamente
reconocido y usado como referencia a nivel mundial tanto en el universo de las
políticas públicas como en al ámbito académico.
El índice mide la habilidad de los países de proveer altos niveles de
prosperidad a sus ciudadanos. A su vez, esta habilidad depende de cuán
productivamente un país utiliza sus recursos disponibles. En consecuencia, el
índice mide un conjunto de instituciones, políticas y factores que definen los
niveles de prosperidad económica sostenible hoy y a mediano plazo.
La semana pasada fue publicado el ICG correspondiente al periodo
2015-16. Venezuela, como era previsible, pasa una nueva vergüenza. De 140
países evaluados, el país ocupa la posición 132. En lo relacionado a
instituciones financiera, eficiencia del mercado de bienes y eficiencia del
mercado laboral, ocupamos el puesto 140. En lo que mejor evaluados estamos es
en lo relacionado a salud y educación primaria (85), educación superior y
entrenamiento (61) y en el tamaño de mercado (38). Según el informe, los
factores más problemáticos en la economía venezolana son la regulación
cambiaria, la inflación y la burocracia del gobierno.
Venezuela lleva varios años en los puestos más bajos de este informe y
también de algunos otros, como los que miden las libertades y el respeto a los
derechos humanos. En temas concretos, por tercer año consecutivo tendremos la
inflación más alta del mundo. Más preocupante aún es que la mala evaluación
empeora cada año, a diferencia de otros países de la región cuya tendencia ha
sido a mejorar sus puestos en la última década, gracias al boom económico
del que se benefició América Latina debido a los altos precios del petróleo y
de otros commodities. La “década ganada” para muchos países, “la década
perdida” para el nuestro.
Mientras tanto, los responsables de este desastre siguen invirtiendo
tiempo y recursos en crear su propia historia. Una en la que la culpa de todo
la tiene una “guerra económica” que nadie sabe cuando comenzó ni contra quien
es. Pero que, para ser ficticia, tiene consecuencias reales terribles para los
venezolanos.
Para quienes hoy gobiernan el país, la propaganda siempre ha sido más
importante que la verdad. Sin embargo, para el resto del mundo, la realidad es
simplemente lo que se ve. Y lo que hoy ven en Venezuela es miseria, destrucción
y retroceso. Lo mismo que vivimos quienes aquí estamos.
La realidad es una sola y es inocultable: una vez más, somos los
peores.
Miguel Velarde
@MiguelVelarde
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