EFE 11 DE OCTUBRE 2015
La venezolana Ivonne Henríquez, quien llegó a Australia en 2008 junto
con su esposo estadounidense, dijo hoy que teme ser separada de sus cuatro
hijos porque su visado ha expirado y se encuentra en una situación ilegal.
"Se me acabó el tiempo, no logré resolver mi problema de ninguna
manera", dijo a EFE Henríquez, quien se encuentra con sus cuatro hijos, de
entre 6 y 11 años, en una casa de acogida en la periferia de Sídney.
La mujer gozaba en calidad de esposa de los beneficios del visado 457,
que se otorga a los trabajadores extranjeros calificados que son auspiciados
por las empresas que los contratan en Australia.
Pero al separarse hace tres años ya no puede renovar este visado, que
caducó este fin de semana, lo que la deja pendiente de las autoridades de
inmigración con las que se enfrentará el lunes.
Los hijos, Diego, Mateo, Tomás y Sophia, que tienen la nacionalidad
estadounidense, tienen un visado provisional hasta que se les dé la residencia
permanente. “Mi esposo presentó una solicitud para él y los niños sin mi
consentimiento", declaró.
"Y yo quedo con un visado provisional para organizar toda mi
partida de Australia", lamentó Hernández, que pretendía regresar a EE UU
donde también le caducó el permiso de residencia.
Su esposo, con quien está enfrentada en los tribunales australianos por
la custodia de los niños, "se enamoró de Australia y se quiere quedar el
resto de su vida, sin volver más a EE UU, que es donde viví ocho años, donde lo
conocí a él y tengo absolutamente a toda mi familia y nacieron mis hijos".
Henríquez explicó que tras su difícil separación intentó montar una
academia de kárate para ganar, sin éxito, una cierta cantidad de dinero que le
permitiera quedarse en Australia, y ahora tampoco contempla otras opciones como
pedir un visado de estudiante para poder trabajar en el país.
"No califico para ninguno de los visados que ellos tienen",
enfatizó Henríquez que añadió que tampoco puede, por el tipo de visado que
tenía como esposa, pedir ayuda legal gratuita que se ofrecen en Australia.
Henríquez, que vive gracias a la ayuda de sus amigos en el exterior,
aseguró que por su situación tampoco ha podido recibir por el momento ayuda
consular ni de Estados Unidos ni de Venezuela.
"Lo que más temo es que mis hijos y yo nos separemos, que mis
hijos no puedan tener una madre", relató la venezolana, al recordar que
ella creció sin la suya.
Su abogado, John Haddad, indicó al diario Sydney Morning Herald que
afronta "un caso muy desafortunado", mientras que el Ministerio de
Inmigración aún no ha comentado el caso.
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