Por Alejandro Moreno
Me ha tocado actuar como
jurado de una tesis de doctorado en la UPEL, Maracay, producto de una
investigación muy bien fundamentada sobre bases seriamente empíricas. La autora
buscaba encontrar la verdad de la política concreta tal como de hecho la
practican, en el pueblo, quienes son líderes de origen y pertenencia
popular venezolana. La política real no existe sino en quienes la ejercen y su
verdad está en los significados y en la lógica intrínseca que a ella subyacen y
le dan sentido.
Se trata, por ende, de hacer una rigurosa hermenéutica de las
acciones, actitudes, maneras de concebir, motivaciones y disposiciones para
acción, incluso cuando están más allá de la conciencia de sus actores. Se
trabajaron profundamente cuatro historias-de-vida y dos relatos-de-vida, dos
historias de líderes de partidos del status, otras dos de líderes de partidos
revolucionarios y los relatos de dos sujetos que participaron, incluso con
plena y radical adhesión, en movimientos revolucionarios de los cuales,
mediante un proceso de reflexión sobre sus vivencias y experiencias en ellos,
se alejaron.
Las deducciones del trabajo
son impactantes.
En las dos primeras historias
queda muy claro que lo político es vivido por sus actores al modo del
mundo-de-vida popular venezolano, centrado en la relación personal. Son las
personas y no las instituciones o la ideología lo que rige todo su accionar. El
ejercicio del liderazgo social se impone sobre el liderazgo político y lo
desplaza reduciéndolo a unas siglas y un marco sólo teórico de referencia, así
que cuando, por mandato del partido, lo político intenta someter a lo social,
el conflicto se hace insalvable.
En las historias de líderes
revolucionarios, en cambio, lo estrictamente político, en cuanto ideología y
partidos organizados, constituye toda la estructura de significados que rige el
sentido, la vida y la acción de modo que la desconexión entre política y
mundo-de-vida popular es total. Impacta la coincidencia de significados y
lógica revolucionaria con los que ya conocemos como propios de la vida de
nuestros malandros. En unos y otros el fin absoluto, criminal o político, se
impone sobre las personas, convertidas siempre en instrumentos, de modo que
para lograr el objetivo, a unos y otros les parece lógico incluso asesinar.
Para los que abandonan su
primera posición revolucionaria es determinante la experiencia del contraste
entre la realidad popular, vivida en la misma acción política, y los
significados que dinamizan la revolución.
¿Qué pensar y decidir? ciporama@gmail.com
17-11-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico