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sábado, 14 de noviembre de 2015

Tras arresto de sobrinos de Cilia Flores, Maduro descubre sus debilidades por @mszichman


Por Mario Szichman


Un alto directivo del Council of the Americas, en Washington, dice que el gobierno venezolano enfrenta “una pesadilla en materia de relaciones públicas”, tras la captura de dos familiares de la primera dama, acusados de narcotráfico. Según Eric Farnsworth, la administración chavista intentará “desacreditar” la información, pero “si la evidencia es sólida” será difícil eludirla


Si las autoridades venezolanas desean buscar un chivo expiatorio para el arresto y deportación a Estados Unidos de Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, acusados de intentar contrabandear 800 kilos de cocaína al Coloso del Norte, no necesitan buscar muy lejos. Basta encontrar al funcionario que el año pasado salvó de las garras del imperio al general retirado Hugo Carvajal, ex director de la Inteligencia Militar de Venezuela.

Carvajal fue arrestado en la última semana de julio de 2014 en el aeropuerto internacional Queen Beatrix de Aruba, a petición de las autoridades norteamericanas, “por su presunta participación en operaciones de narcotráfico”, según el periódico El Nuevo Herald. El militar retirado había viajado a Aruba para hacerse cargo del consulado general de Venezuela.

El 27 de julio del mismo año, las autoridades de Oranjestad lo devolvieron a Venezuela, tras un reclamo formal del gobierno del presidente Nicolás Maduro. Fue un gran triunfo para el régimen venezolano.

Según BBC Mundo, “en el aeropuerto de la capital venezolana” recibieron a Carvajal “el canciller de Venezuela, Elías Jaua, y la esposa del presidente venezolano, Cilia Flores”. Jaua exaltó la figura del exjefe de inteligencia y aseguró, según BBC Mundo, que “su único delito, si se puede llamar así, es haber defendido durante 15 años la vida del comandante Hugo Chávez” además de “la estabilidad y la paz de Venezuela”.

Los ciudadanos de cada país tienen su especial idiosincrasia. Los chinos, que pertenecen a una cultura milenaria, se la pasan sonriendo e inclinándose con lerdos gestos ante toda persona que le presentan. Esos demorados gestos solían usarlos también en uno de sus tormentos favoritos, la tortura de los mil cortes, que consistía en rebanar a un malhechor en tajadas muy finas, como si hubiera sido un trozo de jamón serrano.

Los norteamericanos, en cambio, pertenecen a una cultura más reciente, forjada en el “Wild West,” y se impacientan cuando alguien les toma el pelo. En el mismo momento en que el hombre fuerte de Panamá, Manuel Noriega, quien gobernó entre 1983 y 1989, se puso a blandir el machete y expresó su decisión de enfrentar a los gringos, alguien decidió librarse de él, y varios jefes militares norteamericanos del Comando Sur planearon la invasión de su país.

Pero algo ocurrió antes: la confección de un cartel. En el cartel, estaba escrito “U.S. Marshal, Miami, FL”, y el número 41586-004, posiblemente relacionado con el expediente del autócrata y/o libertador de Panamá. La idea era que una vez Noriega fuese detenido, tras ser acusado de narcotráfico en una corte de Miami, debería apretar el cartel contra su pecho, a fin de ser retratado. Es, posiblemente, una de las imágenes más famosas que los alguaciles estadounidenses atesoran en sus archivos.

No vamos a echar sal en la herida, pero lo cierto es que luego de la invasión de Panamá, en 1989, el gobierno de George Bush, padre, extraditó a Noriega a Estados Unidos, como su prisionero de guerra más dilecto. Fue procesado por narcotráfico, conspiración para delinquir y lavado de dinero, y el 16 de septiembre de 1992, condenado a 40 años de cárcel. Afortunadamente, después le redujeron la sentencia a 30 años. En el ínterin, también fue juzgado en Francia. Al menos, tuvo una compensación: la comida en las prisiones es muy superior a la de Estados Unidos.

CURÁNDOSE EN SALUD

Es posible que la experiencia de Aruba haya convencido a las autoridades norteamericanas que los pedidos de extradición y otras mamarrucias son una pérdida de dinero para el contribuyente estadounidense. Además, la persona sospechosa puede siempre ser rescatada por su gobierno.

Por eso, en el caso de los familiares de la esposa del presidente venezolano fueron olvidadas gentilezas protocolares. De acuerdo a The New York Times, Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas fueron arrestados esta semana en Puerto Príncipe, Haití, a pedido del gobierno de Washington, y entregados a agentes de la Drug Enforcement Administration, la agencia antidrogas, subidos a un avión, y trasladados a Estados Unidos. Hoy deben ser presentados ante una corte federal en Manhattan.

Según las versiones periodísticas, “ambos hombres son acusados de conspirar para transportar 800 kilogramos de cocaína a los Estados Unidos”, con el propósito de vender la droga en Nueva York.

La “Sting Operation” se llevó algún tiempo. Despachos de agencias y artículos de periódicos dicen que en octubre pasado los sobrinos de Cilia Flores hablaron con un informante de la DEA en Honduras, y discutieron la posibilidad de transportar cocaína por ese país. Luego se reunieron con el informante en Venezuela, y le ofrecieron un kilo de cocaína, una muestra del tipo de narcóticos que estaban dispuestos a proporcionar. Agentes de la DEA se encargaron de filmar y grabar al menos uno de los encuentros.

Muchos recursos se invirtieron en el operativo, pues además de agentes de la DEA participaron funcionarios del Departamento de Seguridad Interior, de la policía de la ciudad de Nueva York, de la policía del estado de Nueva York, el servicio de alguaciles de Estados Unidos, el mismo que le echó los ganchos a Noriega, y la agencia más temible de todas, el Internal Revenue Service, el servicio de rentas internas, que acabó con el reino criminal de Al Capone.

ESTA VEZ ES DIFERENTE

Es obvio que el gobierno de Venezuela no se va a quedar con los brazos cruzados ante esta afrenta a su soberanía. Pero, al mismo tiempo, la situación puede ser impredecible. Eric Farnsworth, vicepresidente del “think tank” Council of the Americas, con sede en Washington, dijo a Bloomberg News: “Se trata, claramente, de una pesadilla para el gobierno” de Maduro. “Es algo que el gobierno intentará desacreditar, pero si la evidencia es sólida, y es divulgada públicamente, será difícil eludirla”.

El régimen de la Revolución Bolivariana ha sabido enfrentar en el pasado amenazas similares que atentan contra su buen nombre y honor. Pero siempre y cuando, las personas acusadas quedasen en su territiorio. Una vez se airean los trapitos al sol en otro suelo, la cosa cambia. No se puede vivir como el avestruz, esa gigantesca ave que aunque tiene alas, no vuela, y cuando las cosas se ponen color de hormiga, entierra su cabeza en un agujero para ignorar la situación a su alrededor. (Es el momento elegido para que toda clase de groseros animales le muerdan el posterior).

Es probable que los sobrinos de la primera dama de Venezuela nieguen los cargos formulados contra ellos, y se conviertan en mártires de una causa justa, émulos de los famosos anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. La Revolución Bolivariana siempre ha promocionado el culto a los héroes. En cuyo caso, empezará la recolección de firmas reclamando su libertad. El presidente de Venezuela ya tiene garantizadas al menos 11 millones de ellas.

Es también factible que Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas sean seducidos por los cantos de sirena de los fiscales de la ciudad de Nueva York. Existen una serie de programas destinados a proteger a los testigos, cambiar su identidad e inclusive recompensarlos posteriormente.

Algunos informantes de al-Qaida, el grupo creado por el temible Osama bin Laden, terminaron trabajando para Hollywood, no en guiones, pero sí en scripts y en treatments, un proceso previo al guión, donde no se requieren diálogos, solo el esbozo de escenas y situaciones. Y la paga suele ser bastante respetable.

Por supuesto, recompensa mucho más vender un embarque de 800 kilos de cocaína, si bien resulta bastante más peligroso que trabajar en Hollywood. Pues en la Meca del Cine, el riesgo máximo es que Tom Cruise tenga algunos de sus famosos arranques de ira, y se ponga a saltar sobre divanes, o a destruir decorados.

http://marioszichman.blogspot.com/

13-11-15




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