Chuo Torrealba 13 de noviembre de 2016
La
segunda reunión del llamado Diálogo Nacional que se está realizando a
instancias de El Vaticano terminó el sábado 12 de noviembre con algunas
conclusiones. Determinar cuán importantes son, depende obviamente del punto de
vista de quién evalúe: Para quienes saben que desalojar del poder a
una régimen inconstitucional y violento por vía pacífica y legal es una tarea
muy dura, el haber logrado acuerdos que permitan la libertad de un número
creciente de presos políticos, resolver la situación de los diputados de
Amazonas, sacar a la Asamblea Nacional del falso “desacato” establecido por el
TSJ y construir un acuerdo para definir en forma consensuada una nueva
correlación de fuerzas en el Consejo Nacional Electoral, pueden ser
considerados pasos iniciales de cierta importancia. En cambio, para
quienes crean que una dictadura puede ser desalojada del poder con un evento
traumático o un esfuerzo de corto plazo, cualquier avance real puede parecer
“insuficiente” si no tiene efectos “inmediatos”…
NO LE PIDAS AL DIÁLOGO LO QUE SÓLO LA
CALLE PUEDE CONQUISTAR
La
verdad del país está más allá de la paciencia de unos o la impaciencia de
otros: Hay una urgencia REAL. El Gobierno no puede seguir intentando “ganar
tiempo” porque sencillamente el tiempo se le terminó. En Venezuela hay hambre, hay
falta de medicinas, hay inseguridad atroz, y para desgracia de todos hay un
régimen incapaz de hacer frente a la crisis que él mismo creó. Esta
crisis humanitaria ha generado un rechazo unánime al gobierno, y la respuesta
oficial a ese rechazo social fue bloquear la salida constitucional y electoral. En
ese momento el régimen se volvió dictadura abierta, y a una dictadura se le
saca del poder únicamente con el país en la calle, con la Nación unida y
activada de manera masiva, pacífica, sistemática.
No se
trata de una marcha, una “batalla final”. No hay soluciones mágicas ni eventos
milagrosos. Se trata de una lucha sostenida, dura, que puede no ser breve, una
lucha planteada de tal manera que sea sostenible para el pueblo e inaguantable
para el régimen, con acciones diseñadas de tal forma que le bajen al ciudadano
el costo de la participación y le eleven al régimen el costo de la represión. Por
eso hay que tener muy nítida esta verdad: Solo con CALLE activada
habrá cambios positivos en nuestro país. En consecuencia, que nadie le pida al
diálogo lo que sólo la calle puede conquistar…
TAMPOCO PIDAS A LA CALLE LO QUE SÓLO EL
DIÁLOGO PUEDE CONCRETAR
En
Chile, la sociedad democrática combatió a Pinochet con la resistencia… pero lo
saco del poder con el Plebiscito; En Brasil la calle encendida puso en jaque el
mandato de Dilma Rousseff, pero fue sacada del cargo mediante un procedimiento
constitucional activado en el parlamento; En Argentina, la hegemonía de los
Kirchner fue hostilizada por la movilización de los sindicatos, los gremios y
las investigaciones sobre corrupción, pero al final toda esa presión social
terminó expresándose en un proceso político: La victoria electoral de la
oposición.
La
calle muestra la fuerza del pueblo y revela la debilidad del opresor; La calle
deslegitima al régimen y legitima a quien se le opone; La calle debilita los
pilares de la dictadura (su supuesta omnipotencia, el miedo como estrategia de
dominio, la falacia de su popularidad artificial, etc.) y fortalece a las
fuerzas resistentes hasta que éstas dejan de ser “oposición” y pasan a ser
alternativa. Pero la calle por si sola no configura ni da
estabilidad a la nueva realidad. En la calle se siembra la libertad,
pero los frutos de esa siembra sólo se recogen en los espacios de LA POLÍTICA…
LOS PRIMEROS ACUERDOS DEL DIÁLOGO: LO NO
DICHO AÚN
Es en
ese sentido que es importante evaluar y analizar los acuerdos alcanzados en
esta -apenas- segunda reunión del Diálogo Nacional convocado por la Santa Sede:
Por un lado, en una Venezuela en la que seres humanos están muriendo por falta
de medicinas y de alimentos, se acordaron iniciativas que pueden contribuir a
mejorar la situación de nuestros compatriotas que están en situación
desesperada y la de sectores económicos completos que están al borde del
colapso; Por otro, se avanza en la creación de condiciones que hagan posible
recuperar el derecho del pueblo venezolano al voto, derecho hoy secuestrado por
el régimen a través de una confabulación entre tribunales sin competencia
electoral y autoridades electorales sin respeto por su propia autonomía.
ACERCA DEL CANAL HUMANITARIO: LO ECONÓMICO
Y SOCIAL EN LOS ACUERDOS DEL DIÁLOGO
El
régimen sigue irresponsablemente negado a asumir la urgencia de abrir un canal
humanitario para que lleguen a Venezuela las toneladas de alimentos y medicinas
necesarias para socorrer a nuestros compatriotas que están en situación
desesperada por el impacto de la crisis económica y social creada por un modelo
económico fracasado y una burocracia profundamente corrupta. Para el
régimen sigue siendo más importante su supuesta “imagen internacional” que la
vida de los venezolanos. Para ellos aceptar ayuda es reconocer la crisis, y
prefieren en su infinito egoísmo que venezolanos sigan falleciendo antes que
admitir su fracaso.
En la
Mesa de Diálogo la delegación de la Unidad Democrática insistió en la necesidad
de aceptar la ayuda humanitaria ofrecida por la Iglesia Católica a través de
Cáritas, y en la urgencia de gestionar urgentes ayudas a través organismos
multilaterales como la Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, o la
Corporación Andina de Fomento, CAF, entre varias otros. Es preciso decir que en
estas propuestas fuimos apoyados por algunos de los facilitadores, como el
representante del Papa Monseñor Celli y el presidente Leonel Fernandez. Sin
embargo, aún habiendo aprobado estas recomendaciones en la Comisión Económica y
Social de la Mesa de Diálogo, la irresponsable posición oficial evitó que las
mismas fueran recogidas en el comunicado final conjunto, pues allí solo aparece
lo que logra el consenso de ambas partes.
A PESAR DE TODO FORZAMOS LA APERTURA
A
pesar de ello, si logramos introducir en el texto final acuerdos que comprometen
al régimen a iniciar una apertura que beneficie a los venezolanos más
necesitados y a sectores económicos completos que están a punto de cerrar sus
puertas, lo que agravaría aún más la situación social y económica. En efecto,
el primero de los cinco acuerdos del comunicado oficial de esta segunda reunión
del diálogo dice textualmente: “1. En el campo económico – social el
Gobierno Nacional y la MUD acordaron trabajar de manera conjunta para combatir
toda forma de sabotaje, boicot o agresión a la economía venezolana. Decidieron
priorizar en el corto plazo la adopción de medidas orientadas al abastecimiento
de medicamentos y alimentos sobre la base de contribuir a promover su
producción e importación. Promover el diseño y aplicación de
políticas de cooperación entre los sectores público y privado para monitorear,
fiscalizar y controlar los mecanismos de adquisición y distribución de insumos
y mercancías.”
MUY OCUPADOS EN “DESPELLEJAR” A LA MUD,
ALGUNOS NO VEN LOS EVIDENTES AUTOGOLES DEL RÉGIMEN…
Algunas
voces han dicho que este acuerdo se pliega a la narrativa oficial de la llamada
“guerra económica”. A ver: ¿En qué parte se habla allí de esa
cacareada e inexistente “guerra”, etiqueta propagandística acuñada por el
gobierno para intentar justificar las consecuencias de su monstruosa
ineficiencia y corrupción? Cuando en el acuerdo se expresa “trabajar
de manera conjunta para combatir toda forma de sabotaje, boicot o agresión a la
economía venezolana”, ¿Es posible que, en su sano juicio, alguien pueda decir
“yo sí estoy de acuerdo con sabotear, boicotear y agredir a la economía
venezolana”?
¡LÉASE
BIEN: ESTAMOS HABLANDO DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA, NO DEL GOBIERNO! De
hecho, haber admitido la inclusión de este párrafo en los acuerdos constituye
por parte del régimen una involuntaria admisión de culpa, porque QUIEN HA
SABOTEADO LA ECONOMÍA VENEZOLANA SON ELLOS, AL COLOCAR AL FRENTE DE MUCHAS
EMPRESAS DEL ESTADO A GERENTES PROFESIONALMENTE INCOMPETENTES Y ÉTICAMENTE
CORRUPTOS; QUIEN HA BOICOTEADO LA ECONOMÍA NACIONAL ES EL RÉGIMEN, AL DESTRUIR
EL APARATO PRODUCTIVO NACIONAL A TRAVÉS DE LAS CONFISCACIONES, ESTATIZACIONES,
EL CERCO ECONÓMICO QUE IMPIDE EL ACCESO A LAS DIVISAS INDISPENSABLES PARA
IMPORTAR MATERIA PRIMA, INSUMOS, REPUESTOS Y MAQUINARIAS, Y TAMBIÉN A TRAVÉS DE
LA ADOPCION INCONSULTA DE NORMATIVAS LABORALES QUE DESTRUYEN LOS INCENTIVOS A
LA PRODUCTIVIDAD Y LA CULTURA DEL TRABAJO; QUIEN HA AGREDIDO LA ECONOMÍA
NACIONAL ES EL RÉGIMEN, AL PERMITIR QUE LAS MAFIAS CONECTADAS CON EL
OFICIALISMO CONTROLEN DESDE EL ACCESO AL DÓLAR HASTA EL TRAFICO DEL ORO, DESDE
EL CONTRABANDO DE EXTRACCIÓN DE COMBUSTIBLE HASTA LA VENTA CORRUPTA Y
DISCRIMINATORIA AL DETAL DE LOS ALIMENTOS DE LA CANASTA BÁSICA A TRAVÉS DE LOS
LLAMADOS “CLAP”, ENTRE MUCHAS OTRAS PRÁCTICAS NEFASTAS.
De
manera que al decir que vamos a “trabajar de manera conjunta para combatir toda
forma de sabotaje, boicot o agresión a la economía venezolana”, la Unidad
Democrática simplemente ratifica lo que siempre ha hecho. En cambio,
los representantes del régimen, para siquiera iniciar ese camino, tienen que
empezar por enfrentar a sus propias mafias.
Efectivamente,
el acuerdo a renglón seguido establece el compromiso de las partes de “priorizar
en el corto plazo la adopción de medidas orientadas al abastecimiento de
medicamentos y alimentos sobre la base de contribuir a promover su producción e
importación” ¿Qué significa esto, en concreto? Veamos: Para “promover la
importación de alimentos y medicinas” es necesario la reapertura de las líneas
de crédito, lo cual implica el pago por parte del gobierno maula a los
proveedores. Eso a su vez implica por un lado la reordenación de los menguados
recursos existentes (es decir: quitar dinero a la burocracia y la corrupción, a
la propaganda y al festín rojo, e invertirlo en honrar obligaciones con
proveedores), y por otro la realización de operaciones de crédito público que
ante cualquier posible prestatario internacional serían inseguras, improbables,
en realidad irrealizables, sin la aprobación de la Asamblea Nacional. Para
promover la producción local de medicamentos y alimentos es necesario que el
régimen termine con la única “guerra económica” que efectivamente existe en el
país: La que el gobierno tiene contra los trabajadores y contra los empresarios
venezolanos, contra la gente de trabajo, contra todo aquel que quiere producir
empleo, riqueza y calidad de vida.
Pero
quizá el párrafo donde es más significativo el “autogol” que el gobierno se ha
metido con el acuerdo aprobado es aquel que textualmente dice “promover el
diseño y aplicación de políticas de cooperación entre los sectores público y
privado para monitorear, fiscalizar y controlar los mecanismos de adquisición y
distribución de insumos y mercancías”. Esta parte del acuerdo de la
Mesa de Diálogo es un misil dirigido directamente al muy frágil equilibrio que
mantiene el régimen con la maraña de mafias que lo rodean y en la que se
sustenta. Abrir la posibilidad de participación del sector privado en el
monitoreo, fiscalización y CONTROL de los mecanismos de adquisición y
distribución de insumos y mercancías es lograr por fin que la sociedad pueda
entrar a conocer y desmantelar el entramado corrupto de la triangulación de
importaciones, por un lado, y por otro la posibilidad de fiscalizar y
eventualmente sustituir él mecanismo de las llamadas “guías de distribución”
que no sólo ha probado ser ineficiente sino que, como lo ha denunciado el
propio gobierno, ha demostrado también ser extremadamente vulnerable a la
corrupción.
ACERCA DE LA SOLUCIÓN ELECTORAL A LA
CRISIS
Con
todo lo importante que es el abordaje del tema económico para enfrentar la
crisis humanitaria, la Unidad Democrática acude al diálogo convocado por El
Vaticano fundamentalmente para recuperar lo que el régimen le acaba de robar al
país: La solución electoral a la crisis. Esto es lo central, porque
solo con un nuevo gobierno respetuoso de los derechos humanos y contrario a las
tesis comunistas generadoras de pobreza económica y autoritarismo político
tendremos un país próspero y libre. En todo proceso de diálogo o negociación,
lo fundamental es generalmente lo último que se acuerda. Sin embargo
es posible encontrar ya, en esta segunda reunión del proceso de
diálogo convocado por el Vaticano, avances en procura de alcanzar la solución
electoral.
Ciertamente,
el segundo punto del comunicado oficial leído por el representante del Papa
Francisco dice textualmente: “2. En el campo político, se acordó avanzar en la
superación de la situación de desacato de la Asamblea Nacional dictada por el
Tribunal Supremo de Justicia. En ese sentido se acordó instar a los poderes
públicos competentes a actuar en la resolución de la situación del caso
Amazonas en términos perentorios. En el mismo contexto, se asumió el
acuerdo de trabajar conjuntamente, en el marco de lo establecido en la
Constitución, para el nombramiento de los dos rectores del Consejo Nacional
Electoral, que culminan su mandato en diciembre 2016.”
AMAZONAS+AN+CNE= ELECCIONES O RR
¿Qué
significa esto? ¿”Con qué se come” esto? Veamos: Cuando en el comunicado se
dice expresamente “instar a los poderes públicos competentes a actuar en la
resolución del caso Amazonas en términos perentorios” el texto se refiere no
sólo a la urgente necesidad de solventar y resarcir la injusticia cometida
contra el pueblo amazonense, cuando el gobierno le arrebató judicialmente su
representación parlamentaria para de esa forma desconocer la mayoría calificada
de dos terceras partes obtenidas por la Unidad en la Asamblea Nacional, sino
además se procura dar los pasos necesarios para dejar sin piso ni pretexto al
Tribunal Supremo de Justicia que al decretar que el Parlamento está “en
desacato” por haber incorporado a los diputados de Amazonas, inhabilitó de hecho
al Poder Legislativo desconociendo así el voto de casi 8 millones de
venezolanos. Y resolver esta situación es urgente, porque el próximo 4 de
diciembre se vence el período de dos rectores del Consejo Nacional Electoral, y
es esta una oportunidad crucial para, definiendo una nueva correlación de
fuerzas en el poder electoral, poder tener entonces la posibilidad de tener un
CNE que organice elecciones en vez de sabotearlas.
Dicho
de manera clara, ese es el punto: Hay que resolver el tema Amazonas para sacar
a la Asamblea Nacional del supuesto desacato; Hay que superar esa
inhabilitación del Parlamento para poder reconfigurar el CNE; Hay que
reestructurar el CNE para poder tener elecciones. Más claro, imposible.
Sin
embargo, tal claridad no parece evidente para algunos compatriotas que
lamentan, con razón, que en el comunicado no aparecen las palabras “referendo
revocatorio” o “elecciones adelantadas”. Tal queja es justa, porque
precisamente eso es lo que está exigiendo la inmensa mayoría de los venezolanos:
La devolución de nuestro derecho al voto, al referendo revocatorio, a decidir
en elecciones como cambiar este presente terrible para poder construir un
futuro mejor. Sin embargo todo aquel que ha participado en una
discusión de contrato colectivo lo sabe: Las cláusulas importantes
son las que se resuelven al final de todo proceso de intercambio, diálogo o
negociación. Y en eso, precisamente, estamos, nos guste o no: Negociando
con quien secuestró nuestro derecho al voto. El secuestrador está
armado, y tiene rehenes. La Venezuela democrática es mayoría, una mayoría
desarmada. Esa mayoría desarmada esta enfrentada a una cúpula que es
minoritaria, pero esta armada hasta los dientes. Resolver pacíficamente esta
contradicción es clave para poder entregar a nuestros hijos un país en
reconstrucción y no los escombros de una guerra.
TANTA CALLE COMO SEA POSIBLE, TANTO
DIÁLOGO COMO SEA NECESARIO
Por
eso, lograr la recuperación de nuestro derecho al voto para salir de esta
catástrofe a través de la devolución del Referendo Revocatorio o de la
realización de elecciones adelantadas sólo es posible con el diálogo como
mecanismo, y con la presencia de facilitadores, acompañantes o testigos que,
como El Vaticano, tengan la suficiente talla moral y política para convertirse
en garantes de lo acordado. Esa es la razón por la que la Mesa de la Unidad
Democrática está en el Dialogo Nacional… pero no sólo allí. Como expusimos al
principio de este texto, el diálogo para los demócratas venezolanos no es un
sustituto de la lucha, sino parte de ella.
La
lucha del pueblo venezolano por la democracia y la libertad se verifica en tres
escenarios fundamentales: La calle, las instituciones ya liberadas por el voto
del pueblo como la Asamblea Nacional, y la Comunidad Internacional. En
este último escenario, la Mesa de Diálogo tiene una importancia enorme, ya sea
para arrancarle reivindicaciones al régimen o para dejar al desnudo la
dictadura ante el mundo, para incrementar su condena y aislamiento.
QUE LA RABIA SEA FUERZA DE LUCHA Y NO
FACTOR DE DIVISIÓN
Los
demócratas venezolanos tenemos que ejercernos de manera clara, con firmeza y
determinación, en esos tres escenarios de lucha. Todo lo que se haga en uno de
ellos debe reforzar lo que se active en los otros dos. En el asfalto, en el
diálogo o en los organismos internacionales, la voz del mayoritario pueblo
democrático venezolano debe abrirse paso. La legítima ansiedad, la justa rabia,
debe ser energía de cambio, y no factor de división. En este momento
crucial de la crisis política venezolana lo único que podría salvar al régimen
corrompido e ineficiente de Nicolás Maduro sería la fractura en el campo
democrático. Unidad en la diversidad, serenidad en la combatividad, son las
claves para seguir avanzando hacia el triunfo. ¡Palante!
Chuo
Torrealba
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