Por Jhoalys Siverio
Los resultados de las
primeras reuniones entre el gobierno y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)
mantienen reacciones encontradas en la opinión pública. La pregunta gira en
torno de quién perdió y quién ganó. El gobierno cedió, al menos en materia de
acuerdo, en muchos puntos en los que mantenía su negativa; la oposición lo hizo
con el discurso, lo que le costó severas críticas, más por el hecho de no tener
respuesta sobre lo que todavía promueven: referendo revocatorio o elecciones
generales.
Las lecturas políticas
sugieren que es muy pronto para hablar de ganador o perdedor, aunque observan
los avances de cada sector, haciendo hincapié en la evaluación de resultados,
según lo propuesto, y la visión a futuro de cómo podría beneficiar o perjudicar
los acuerdos ya dados y los que estarían por darse.
“No se puede hablar de
ganadores y perdedores tan fácilmente, porque pienso que lo más importante es evaluar
lo que la oposición se propuso llevar a la mesa y lo que consiguió. Observo que
hay una crítica muy visceral al comportamiento de los representantes de la MUD
en el diálogo y creo que se está exagerando y distorsionando lo que pasó allí”,
comenta Luis Salamanca, profesor de la Universidad Central de Venezuela y
experto en Ciencias Políticas.
Para Henryk Domiter,
politólogo y profesor del programa de Gobernabilidad de la Universidad Católica
Andrés Bello (UCAB), el simple hecho de haber sentado en la mesa de diálogo al
gobierno es una ganancia para la oposición.
“Pienso que las cinco áreas
es las que se pusieron de acuerdo para trabajar son un éxito para la oposición,
en términos de que los objetivos que se plantearon fueron alcanzados en casi un
90%”, plantea Domiter, quien explica cómo el gobierno ha ganado también en esta
mesa de diálogo.
“¿Por qué teniendo éxito la
oposición, el ganador es el gobierno? Porque se sentó en términos de total
debilitamiento y sale fortalecido de estas reuniones, tiene la cara lavada, una
mejor imagen a nivel externo, incluyendo al Vaticano, aun cuando existan
referencias tan violentas y en el lenguaje se percibe y lo han dicho los
propios integrantes del Vaticano”, argumenta.
Sin embargo, esto no
significa una derrota para la oposición, aunque tampoco una victoria. “La MUD
no perdió pero tampoco ganó, porque ellos se sentaron bajo una consolidación de
poder y la siguen manteniendo, a diferencia del gobierno, pero esa fortaleza no
es acosta de un debilitamiento de la oposición”.
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“La MUD no perdió pero
tampoco ganó, porque ellos se sentaron bajo una consolidación de poder y la
siguen manteniendo, a diferencia del gobierno, pero esa fortaleza no es a
costa de un debilitamiento de la oposición”. Henryk Domiter
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¿Qué contemplan los acuerdos?
Salamanca destaca que en
cuanto a la exigencia de elecciones generales en 2017 no hubo logro,
principalmente “porque el gobierno no se quiere medir en una elección donde
pueda perder. Ha evadido dos elecciones este año, el revocatorio y las
regionales. En términos lógicos no va a querer aceptar una propuesta en la que
se supone salen todos, no solo el presidente, sino gobernadores, diputados, y
puede haber un barrido completo”.
Añade que la propuesta
tampoco tiene sustento constitucional, puesto que requeriría una reforma
constitucional o la renuncia de todos los que gobiernan por voto popular.
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Henryk Domiter
“Recomendaría a la
oposición que los próximos logros sean más específicos, tanto en el contenido
como en el tiempo en que se van a implementar”.
Luis Salamanca
“Repetir las elecciones en
Amazonas significa quitarle al gobierno el discurso del desacato, y recuperar
mayoría calificada, en el entendido que esas elecciones se ganen”.
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El tema de los presos
políticos fue, quizás, lo que desató el malestar entre los simpatizantes de
oposición, más por un asunto del término usado, en vista de la
expresión personas detenidas.
No obstante, Salamanca
recuerda que al ir a una mesa de diálogo se busca el acuerdo entre las partes,
lo que implica que ninguno de los dos sectores puede exigir colocar su lenguaje
en el texto, presos políticos (MUD) o políticos presos (gobierno). En este
caso, “usaron una expresión bastante gris, pero no se puede esperar que el
lenguaje de una de las partes se cuele”.
Igual sucedió con el término
boicot, por su semejanza con el discurso del gobierno y la guerra
económica. “Me imagino que lo que decidió la MUD fue aceptar el término para
avanzar. El tema es si van a salir o no los presos políticos. Hay gente que
cree que se perdió todo porque usaron el término personas detenidas, me parece
que están exagerando”, plantea Salamanca.
El caso de los diputados de
Amazonas parecía no tener otra salida. El politólogo y profesor de la UCV
destaca que si bien no se demostró el presunto fraude en los resultados
electorales, la estrategia usada por el gobierno mantenía trancada el Asamblea
Nacional. Repetir las elecciones,
“lleva a quitarle al
gobierno el discurso del desacato, y recuperar mayoría calificada, en el
entendido de que esas elecciones las puede ganar”.
Aun así, observa también el
incumplimiento del gobierno con el acuerdo de la restitución de las
competencias de la AN, por cuanto recomienda a la oposición revisar su
situación en la mesa de diálogo y dar un ultimátum.
Elecciones: ¿única
alternativa?
La interrogante queda aún en
la posibilidad de un cambio de gobierno por vía electoral. Para Salamanca, es
el único camino para superar la crisis, mientras que el diálogo y la
calle son ingredientes.
“El camino electoral está
establecido en la Constitución. El referendo revocatorio el gobierno lo
liquidó. ¿Qué sigue? Elecciones de gobernadores y alcaldes. ¿Cuál debe ser la
estrategia de la oposición? Obligar al gobierno a que haga las elecciones. Se
debe aprovechar la mesa de diálogo para que salga claro que las elecciones del
año que viene deben realizarse, no se aceptan excusas de ningún tipo para
volver a suspenderlas”, puntualiza.
Domiter, por su parte,
considera que el camino no está completamente cerrado ante la negativa del
gobierno a unas elecciones, al menos presidenciales. Alega que el hecho que la
Asamblea Nacional recupere su autonomía, podría significar avances de fondo.
“Al darle sus verdaderas
funciones a la asamblea, la crisis en Venezuela va a atenuar. No necesariamente
tiene que haber un cambio de gobierno en lo inmediato; no necesariamente el
cambio de gobierno es el único factor que va a determinar una estabilidad en
Venezuela, un mejoramiento de la situación, de la calidad de vida. Con darle
pleno funcionamiento a la asamblea, las condiciones en el país deberían
cambiar”, expone Domiter.
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“Lo más importante es
evaluar lo que la oposición se propuso llevar a la mesa y lo que consiguió.
Observo que hay una crítica muy visceral al comportamiento de los
representantes de la MUD en el diálogo y creo que se está
exagerando”. Luis Salamanca
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Correctivos necesarios
De aquí al próximo encuentro
entre el gobierno y la MUD es mucho o poco lo que se espera en resultados,
según la óptica de quien evalúa el proceso hasta ahora.
Una de las críticas que
Domiter hace a la oposición es precisar los acuerdos, considerando que a
excepción de lo que respecta a la renovación del CNE y solventar el caso de
Amazonas en el Parlamento, el resto de los puntos acordados han sido ambiguos.
“No tienen forma, no sabemos
cómo será la liberación de los detenidos, quiénes son, si se refieren a presos
políticos u otra cosa, no hay una estructura clara de esas áreas. Recomendaría
que los próximos logros que se tengan sean más específicos, tanto en el
contenido como en el tiempo en que se van a implementar”, destaca el politólogo
y profesor de la UCAB.
En lo que respecta al
gobierno, perfila como un beneficio para este sector sería tener una mayor
disposición al diálogo y los acuerdos. “Hasta ahora lo ha habido, pero ha sido
como a regañadientes, obligado (…) posiciones radicales del PSUV confabulan en
contra del propio movimiento político chavista”.
Salamanca coincide en que
“los acuerdos son importantes, pero no suficientes, le falta un cronograma de
aplicabilidad, porque son muy genéricos”. Sus recomendaciones se centran en
revisar la conducta del gobierno con respecto a la Asamblea Nacional;
consensuar los temas que llevarán o, incluso, si irán o no a la próxima
reunión.
“Una de las cosas que está
en juego es que quien se levante de la mesa pierde, porque allí hay un mensaje
político internacional que hay que cuidarse de ver cómo se da. Levantarse
ahorita debería tener una justificación muy grande… hay que esperar que responda
el gobierno”, puntualiza Salamanca.
19-11-16
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