Luis Manuel Esculpi 12 de mayo de 2020
@lmesculpi
En
quince días el régimen ha regulado los precios de veintisiete productos tres
veces, la primera en dólares, mientras aumentaba el salario mínimo en apenas
cuatrocientos mil bolívares, en las otras dos ocasiones anuncia el aumento de
los productos en bolívares, pero siempre tomando como referencia la divisa
norteamericana.
En
estos veinte años tanto Maduro como su antecesor, no perdían oportunidad de
enunciar orgullosamente que poseíamos las reservas petroleras más grandes del
planeta, sin embargo en la actualidad sufrimos una grave escasez de gasolina
que afecta aún más la deteriorada economía venezolana.
Durante
el ejercicio de la presidencia Hugo Chávez reiteraba insistentemente que a
finales de esta década Venezuela se convertiría en una potencia Política, Moral
y Económica, prediciendo que para el año 2014 produciríamos cuatro millones de
barriles de petróleo, que en el 2016 seríamos la primera potencia petroquímica
del Continente y para el año pasado deberíamos haber producido seis millones de
barriles diarios y tendríamos seguridad y soberanía alimentaria.
No
solo no se cumplieron las predicciones del expresidente en una entrevista de
hace ocho años, sino que en julio pasado Maduro escribió en su tuiter:
¡
Garantizamos la estabilidad económica de la patria! ¡ Rumbo hacia la Venezuela
potencia!
Entre
tanto PDVSA continuaba realizando foros y conversatorios bajo el título de
“Venezuela potencia energética”, la reducción de la producción petrolera se
venía produciendo en forma constante, sin embargo continuaban hablando como si
las palabras tuvieran un efecto mágico, que solo al ser enunciarlas
transformarían la realidad. El pretender evadir la responsabilidad en la
destrucción de la que alguna vez fue una de las principales empresas petroleras
del mundo, la multimillonaria corrupción en el manejo poco profesional de la industria,
la ha conducido el nivel actual, donde hasta Colombia produce hoy por hoy, más
barriles de petróleo que Venezuela.
Todo
ese proceso de deterioro, de desaciertos y robos se desarrolló antes de las
sanciones, por más que han intentado asignarle a la supuesta “guerra
económica”, las causas de la grave crisis que atravesamos, no han podido
sembrar esa matriz en la opinión pública, la inmensa mayoría de los venezolanos
están conscientes de la responsabilidad de la camarilla gobernante en el
desastre actual.
Hablaban
de un país potencia cuando la crisis del sistema eléctrico nacional se
manifiesta en los continuos apagones en la regional occidental del país y ya se
están haciendo frecuentes en todas las regiones, cuando la distribución de gas
por bombonas es cada vez es más precaria, perjudicando a la mayoría de los
usuarios, donde en abril la mayoría de las protestas fueron por la carencia de
agua potable y donde la hiperinflación impide al acceso a los alimentos de la
canasta básica. Sin pretender ampliar comentario alguno, sobre la promesa de la
seguridad y soberanía alimentaria que ya debiéramos haber alcanzado.
Afirmar
que poseemos las reservas petroleras más grande, mientras paradójicamente no
sólo importamos gasolina, sino que pasó de ser casi gratis a ser más cara que
en Europa y los Estados Unidos,cuando en el mercado negro lo más barato que se consigue es a dos dólares el litro.
La
realidad no se puede disimular con los discursos o la retórica seudo
revolucionaria, no basta el voluntarismo para conservar el poder, no están en
capacidad de afrontar con éxito la dimensión de la crisis, se auto engañan con
aparentes avances o victorias en la esfera política, la alternativa está en la
agenda: en la conformación de un gobierno de emergencia nacional, una fórmula
viable que cuenta con amplio respaldo nacional e internacional, ella puede
abrir canales para recibir ayuda a la crisis humanitaria compleja que
confrontamos, y sentar las bases para la recuperación económica que nos
posibilité progresar en paz .
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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