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domingo, 10 de mayo de 2020

Venezuela: ¿el cuento de nunca acabar? Por @polis360



Por Piero Trepiccione


En Venezuela una combinación de factores políticos, económicos y sociales aceleró el deterioro de las condiciones de vida de la gran mayoría de la población a partir de 2012. Antes de ese año, estuvimos emborrachados con la enorme renta petrolera generada por los precios más extraordinarios del siglo XX y XXI. Viajes por el mundo a precios subsidiados, aumento exorbitante de las importaciones reales y las “fantasmagóricas”, que sirvieron para enriquecer a una nueva elite nacional absolutamente especulativa y corrupta.

En el camino hubo distorsiones económicas que generaron el llamado “bachaquerismo” y  la concentración de la riqueza en unos pocos. Además del subsidio directo a muchos servicios públicos. Incluso, a la gasolina. Lo que fue preparando una bomba de tiempo que estalló repentinamente.

Tristemente, en esas condiciones nos agarró la pandemia. En plena encrucijada económica y política. Con un país fragmentado y escéptico, sometido a una brutal dosis de desinformación como nunca antes.

¿Esperanzas de superar la crisis?

En este cuadro político-económico-social, la esperanza parece estar desvanecida. Alrededor de ocho años continuos de malas noticia, aunado al continuo impacto en la cotidianidad. Vemos cómo se ha fracturado nuestra psicología individual y social. ¿Lo complejo? No se vislumbran salidas a corto plazo, al menos en el imaginario colectivo. Demasiadas marchas y contramarchas han hecho proliferar la desconfianza en los actores políticos tanto nacionales como internacionales.

El país, en definitiva, ha visto cómo su liderazgo se ha enfrascado más en optar por la permanencia en el poder que en garantizar un clima de gobernabilidad. En este cuadro dantesco se han ido desvaneciendo las posibilidades de superar la crisis. Nadie puede entender cómo hemos ido entrando en una dinámica auto-destructiva de las instituciones y las fortalezas económicas de la nación. Se han disuelto los parámetros de convivencia ciudadana mínimos que teníamos, los que garantizaron avances importantes en el pasado reciente.


El giro de la historia

La geopolítica mundial, viendo la dispersión interna y el agrandamiento de nuestras debilidades, ha venido ganando terreno para difuminar más lo poco de República que nos queda. Bajo esta complicación universal del caso venezolano, ahora asociado al deterioro económico mundial por causa de la pandemia, quizás sea más difícil ver la luz al final del túnel en las proximidades. 

En resumidas cuentas, las cosas están muy mal y pueden ponerse peor. Esa es la máxima que un análisis racional de la realidad venezolana nos indica. Pero lo cierto es que en la ecuación, el nivel de volatilidad social es muy elevado y se acerca a estadios de pre-ebullición.

Es hora de que este cuento vire hacia un fin inteligente. En el que prevalezca el raciocinio político y no la furia popular desatada sin ningún tipo de dirección.
Los actores tienen la palabra.

10-05-20




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