Eilyn Cardozo 24 de enero de 2021
@eilyncardozo
Falta personal médico, escasea el oxígeno de
tanque y es difícil tener acceso a los tratamientos.
La emergencia humanitaria compleja que agobia a
Venezuela, ha hecho especial mella en la calidad de los servicios de salud, que se
han visto forzados a enfrentar la pandemia mundial por la COVID-19, con una
limitada capacidad de respuesta, recursos inexistentes y una marcada ausencia
de personal de salud.
“Enfermar de COVID en San Cristóbal es una tragedia”,
dijo Jesús Peñaloza, cuyo padre falleció
en el Hospital Central de San Cristóbal, tras 12 días de luchar contra el
virus.
Relató que pese a los esfuerzos de la familia, no
lograron ubicar un proveedor de oxígeno con disponibilidad para instalar un
equipo casero que les permitiera mantener a su padre hospitalizado en casa,
por lo que se vieron forzados a sacarlo a un centro público de salud, ya que el
costo de una hospitalización privada resultaba inalcanzable para la familia.
“No tenemos disponibilidad, nos decían tras cada
llamada para tratar de conseguirle oxígeno a domicilio, y entonces, a las
seis de la tarde decidimos sacarlo para el hospital”, relata al tiempo de
agregar que la primera opción, por ser la más cercana, fue el Hospital de los
Seguros Sociales.
“Allí, después de esperar más de una hora para
que lo atendieran, nos dijeron que no tenían camas disponibles y lo remitieron
al hospital central”, dijo.
“Cuando llegamos al central, ingresamos por el módulo
de triaje que funciona en una carpa donada por ACNUR, y luego de revisarlo,
inmediatamente ordenaron que fuera hospitalizado. Mi papá ocupó esa
noche la última cama disponible para pacientes COVID en todo el estado
Táchira”, continuó el joven de 25 años de edad, cuyo padre falleció tras 10
días de hospitalización.
Destacó la ausencia casi absoluta de personal de
enfermería y la falta de aplicación oportuna de los tratamientos, derivada de
esta situación, como uno de los principales obstáculos para la recuperación de
los pacientes, a lo largo de su experiencia.
Las autoridades del Central han manifestado en
reiteradas oportunidades que al menos 80% del personal de salud ha
abandonado sus cargos en los últimos 2 años y han debido apelar al auxilio
internacional para, mediante fundaciones, contratar personal sustituto en medio
de la pandemia.
La Fundación Juan de Dios es la encargada de
desarrollar esta labor, Francis de Leones, presidenta de la organización,
señaló que mediante un acuerdo con las autoridades del Hospital Central
lograron aumentar la cantidad de personal en la zona de aislamiento, aunque
reconoce que en los servicios recientemente abiertos, el número de enfermeros
aún es insuficiente y que muchos de ellos, luego de cumplir su jornada en las
áreas COVID, son requeridos para apoyar otros servicios, donde no hay personal
de enfermería.
Régulo Lobo, Director del Hospital Central de San
Cristóbal, afirmó que durante el 2020 fueron hospitalizados en este centro
asistencial, que funge como el principal hospital centinela para el cuidado de
personas afectadas por la COVID-19, un total de 1.290 pacientes; mientras otros
3.663 con patologías asociadas a la pandemia, fueron atendidos en el centro de
triaje.
El sábado 16 de enero, la capacidad de
hospitalización, tanto del Central de San Cristóbal como del Hospital del
Seguro Social, se encontraban a tope, y los pacientes que acudían con
sintomatología COVID debían devolverse a sus casas, prescripción médica en
mano, y procurar una bombona de oxígeno para aguardar el desarrollo de su
evolución.
Jaiberth Zambrano, director regional de Protección
Civil, dijo que en los primeros 20 días de 2021 se habían realizado 116
traslados de emergencia, el 93% de los cuales correspondió a pacientes con
patologías respiratoria compatible con la COVID-19. “Lamentándolo mucho hemos
trasladado pacientes que han fallecido llegando al Hospital Central de San
Cristóbal”, apuntó.
No cuadran las cuentas
Según el más reciente reporte, ofrecido el 21 de enero
por Amelia Fressel, Autoridad Única de Salud del estado Táchira, desde
el inicio de la pandemia se habían registrado 4.835 contagios y 159 fallecidos
confirmados por COVID-19 tras recibir resultados positivos en la prueba PCR.
Sin embargo, los demás decesos que se
registran en los diferentes centros asistenciales, no van dentro de las
estadísticas oficiales.
“Sí han fallecido personas pero que no tienen
resultado de PCR, porque son aquellos que se han quedado en su casa, que llegan
tarde y no se les ha podido realizar la prueba porque ha pasado el tiempo y
pueden ser casos positivos, pero no tienen un diagnóstico. Puedo asumirlo por
clínica, pero no puedo dar un diagnóstico completo”, precisó Fressel.
La gobernadora del Táchira alertó respecto el
incremento de casos, que la entidad pasó de atender en junio de 2020, 100
pacientes COVID en toda la red hospitalaria del Táchira, a 10.500 personas con
sintomatología asociada a la pandemia en los 6 hospitales destinados para ellos
en la entidad.
El exgobernador de la entidad, César Pérez Vivas,
aseguró el pasado 9 de enero a través de su cuenta de tuiter que
“el COVID-19 está causando estragos en Táchira. Solo en el Hospital Central de
San Cristóbal, ayer, hubo 13 fallecidos de 7 a.m. a 7 p.m. Un fallecido
cada hora. L2a dictadura oculta estas cifras. Estamos en una emergencia”.
Los trabajadores de los servicios funerarios apostados
a las afueras de la morgue COVID del Hospital Central de San Cristóbal, aunque
declinaron identificarse, ratificaron lo afirmado por el mandatario y agregaron
que durante las primeras 2 semanas de 2021, el promedio de muertes
diarias en esa institución de salud se ubica entre 10 y 13 personas por día.
La solidaridad
Ante la falta de personal médico y asistencial que
impera en los centros de salud, y el incremento en los contagios que mantiene a
tope las cifras de ocupación, las redes sociales han servido como
vehículos para llevar la solidaridad hasta los hogares de quienes convierten su
casa en un hospital para tratarse contra la COVID.
La doctora Amparo Mora es internista, y además de
trabajar en la red de salud pública del Táchira, ofrece sus conocimientos de
manera desinteresada, a cuantos pacientes acuden a ella en busca de asesoría
para combatir los síntomas del nuevo coronavirus. “Mira la cuenta de los
pacientes no la llevo, creo que la perdí de tantos que han sido”, dijo
interrogada sobre el alcance de su trabajo a través de las redes.
Y es que Mora, como muchos otros médicos, usan sus
datos, sus teléfonos personales, su conocimiento y su vocación de servicio,
para evaluar radiografías, tomografías, resultados de análisis de laboratorio y
descripciones generales de la sintomatología, de un número cada vez mayor de
pacientes que se encuentran en sus casos, desorientados y asustados al darse
cuenta de que van presentando síntomas asociados a la pandemia que ha
contagiado a miles de millones de personas a nivel mundial, y cobrado millones
de vidas.
Otros, como el doctor Freddy Castro, apoyan en la
distancia a amigos, familiares y allegados afectados por la pandemia. Dice que
lo que más les preocupa, es el costo de las medicinas.
“Uno atiende a pacientes a distancia para ayudar a
mayor cantidad de personas a ahorrarse los costos de honorarios médicos, porque
el tratamiento COVID es sumamente costoso, una ampolla de ceftriaxona
cuesta cuatro millones de bolívares (8 mil pesos) y se deben colocar dos
diarias, el clexane para ayudar a evitar los coágulos, cuesta otros 50 mil
pesos y también son dos diarias, además de las vitaminas, los antibióticos
-escasos y con precios astronómicos-. ¿Cómo paga eso una familia con un sueldo
mínimo de 2,400,000 bolívares?", reflexionó el galeno.
Tomado de: https://www.laopinion.com.co/tachira/enfermar-de-covid-19-en-venezuela-es-una-tragedia
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