Luis Manuel Esculpi 27 de enero de 2021
@lmesculpi
En estos primeros días del año se ha difundido
distintas reflexiones, que se venían realizando con anterioridad, la temática
general trata sobre la necesidad de redefinir la ruta a seguir por las fuerzas
del cambio. Llama particularmente la atención que tales expresiones, al menos
la que se conocen públicamente, no provienen del universo partidista, sino de
personalidades independientes con experiencia política, académicos e
intelectuales, representante gremiales y de diversas organizaciones de la
sociedad civil.
Las organizaciones partidistas, más allá de uno que
otro llamado general a la unidad y eventualmente a la necesidad de rectificar,
no han proyectado hacia la sociedad, los contenidos de sus debates internos y
las alternativas que analizan. Parecieran inhibidas y también presas de la
incertidumbre presente en diversos espacios sociales. Los esfuerzos que realiza
Juan Guaidó no se ven compensados con el acompañamiento de los partidos que lo
respaldan.
Ya desde mediados del año pasado se vislumbraba la
necesidad de redefinir la estrategia y recomponer la unidad opositora. De tal
manera que las distintas iniciativas provenientes de la sociedad civil no
resultan sorpresivas. Independiente del respaldo a los distintos documentos de
reciente circulación, lo cierto es que provienen de la necesidad legítima de
debatir la política a seguir por las fuerzas del cambio.
Lo ideal hubiese sido que la iniciativa partiera de
las fuerzas representadas en la Asamblea Nacional electa en el 2015, como en
otras oportunidades en que la dirección política promovió su recomposición y
las redefiniciones en materia estratégica. Al no haberse procedido de esa
manera, naturalmente el vacío dejado tiende a ser llenado por otros sectores.
No se trata, en general, de la pretención de sustituir
o disminuir el rol que le corresponde a los partidos políticos. Pareciera
existir conciencia de su importancia para conducir la lucha democrática por el
cambio. Resulta inexplicable la inhibición de las organizaciones partidistas,
pareciera que ella se debe a conflictos internos en la alianza, o a
concepciones distintas que dificultan el consenso.
La
actual situación no debiera continuar prolongándose en el tiempo, es hora de
definiciones y hay instituciones que por su propia naturaleza no pueden eludir
el papel que le corresponde.
El surgimiento de la iniciativas de la sociedad civil
ha posibilitado colocar el debate en la agenda de la opinión pública, siendo un
factor de presión hacia el mundo político, que necesariamente tendrá que
abordarlo, superando la mutua desconfianza existente entre las
organizaciones políticas y las de la sociedad civil. No se trata de revivir la
experiencia de la Coordinadora Democrática, ni repetir la del Frente Amplio.
Está planteada iniciar la búsqueda de un nuevo tipo de relación, respetando el
perfil y el rol que cada quien está llamado a desempeñar.
Ese encuentro puede ser muy fructífero y significar
una importante contribución en el diseño estratégico, colaborando en despejar
varias de la interrogantes planteadas en los escenarios previstos en el campo
de la oposición. Superando el déficit en elaboración política de los últimos
tiempos. No se trata de generar expectativas exageradas, las reflexiones no
constituyen un material acabado, pero sí pueden ser una buena base para la
realización de un debate profundo y enriquecedor, necesario para responder a
las difíciles circunstancias en que se desarrolla la lucha hoy.
Asumir la discusión sin posiciones mineralizadas, con
la flexibilidad necesaria para recoger los matices existentes en las distintas
opiniones, para generar consensos y el relanzamiento de una plataforma política
en torno a definiciones estratégicas constituye un objetivo de primer orden,
dadas la situación en la que se encuentran las fuerzas de la oposición
venezolana.
Luis Manuel Esculpi
@lmesculpi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico