Laureano Márquez 29 de enero de 2021
@laureanomar
Entre los millones de cosas que le llegan a uno al
teléfono para ayudarnos a no perder tanto tiempo leyendo libros, me enviaron la
famosa cuña de la camioneta blindada.
Lo tomé como una parodia de la corrupción y el mal
gusto. Parecía una crítica mal lograda a la «enchufocracia» reinante. «Se podía
haber dicho más», pensé.
Sin embargo, inocente uno, resulta que se trata de una
cuña completamente en serio. El sabio Mevlana decía: «se visto como eres o sé
cómo eres visto».
Aquí parece que a mucha gente ya no le importa ser
vista como es, en todo el esplendor de esa terrible tragedia que ha
traído el «socialismo» a Venezuela: la corrupción, la riqueza fácil y la
ostentación grotesca de todo ello.
«Mi patrón, me la dio mi papá» (se refiere a la
camioneta), comienza con una toma aérea de aproximación al lugar de blindaje al
que supone uno, un hijito de papá, que lleva su camioneta a blindar.
Me vino a la memoria una oportunidad en que fuimos a
trabajar, Claudio Nazoa y quien suscribe, a Lechería en un hotel importante que
tiene una marina.
Desde la baranda de un yate con no menos 15 camarotes,
un hijo de un enchufado nos reclamó nuestras críticas a un «revolución» que
defiende al pueblo y preguntó -además- si nosotros estábamos pagados por Carlos
Andrés Pérez.
La escena era tan surrealista que parecía una broma.
Resultaba increíble que desde ese gigantesco y lujoso cuasi Titanic, alguien
estuviese defendiendo al pueblo.
Pero resultó que la pregunta era en serio, formulada
desde un yate por causa del cual, seguramente, muchas personas eran mucho más
pobres.
«Marico, sobrepase el nivel, estoy en otro
level» sigue la cuña. En Venezuela no es difícil sobrepasar el nivel si tienes
la conexión adecuada.
El nuevorriquismo, que pasa del subsuelo al nivel
multimillonario, necesita exhibir su riqueza. «Papito en alta siembra,
billete pa’ tirar pa’ arriba». Seguramente esa «alta siembra» no es en el campo
venezolano, quebrado por otras siembras a las que les conviene su destrucción.
«Papi me dijo: ‘hijo blíndala’ por algo será, tiene
demasiado billete». Luego va al lado del copiloto y abre la puerta y se baja
una hermosa dama. «Me traje a una», no completa la frase, no es menester.
La dama pregunta luego que aparte de la camioneta, qué
más va a blindar y él responde: «tú sabes, bebé, el juguetico», señalando sus
partes íntimas, suyas de él.
«Soy un banco andante y quiero algo donde pueda meter
efectivo». Entonces le muestran una caja fuerte que va en la maleta de la
camioneta.
La cuña en general es reveladora de este hombre nuevo,
mal educado, sin escrúpulos, machista y criminal que ha producido esta tragedia
política que agobia a nuestro país.
Frente a esta muestra descarada de lo peor de este
tiempo, tenemos que enaltecer y refugiarnos en nuestro lado luminoso.
No olvidar nunca que Venezuela es una tierra de gente
talentosa, honesta, trabajadora y buena, con mentes cultivadas, poetas y
escritores de renombre, músicos eminentes, maestros abnegados, médicos
comprometidos, en fin, demasiada gente que mantiene nuestra esperanza blindada.
Laureano
Márquez
@laureanomar
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