Karen Sánchez 22 de enero de 2021
@karenjsan
Según
la organización, el informe presenta un análisis de los migrantes venezolanos
en Colombia, abordando su caracterización, condiciones y lazos transnacionales.
Un estudio del
Centro de Migración y Estabilización Económica, del Creative Associates
International, indica que la irregularidad es unas de las principales
características de la migración venezolana en Colombia, lo que le impide
acceder a ciertos servicios e integrarse a la sociedad receptora.
Manuel Orozco, director del Centro, explicó el
viernes durante el panel virtual “Migrantes venezolanos en
Colombia: comprender el contexto y los desafíos”, que el
estudio evaluó las condiciones de los migrantes durante la pandemia y
resaltó tres hallazgos. Está basado en una encuesta aleatoria realizada a
1.061 venezolanos en seis ciudades.
El primero de ellos está relacionado con las
condiciones en las que llegan a Colombia, caracterizadas por la vulnerabilidad:
“Un tercio de los venezolanos no tiene una identificación personal y regulación
de la situación migratoria”, explicó Orozco.
“No tienen una cuenta bancaria. Es algo muy
dificultoso para ellos estar en el sistema (…). Esa una fragilidad para la
sociedad y no tienen los papeles de identificación personal. Esto es lo más
difícil para la subincoporación”, agrega.
Tampoco tienen suficientes ingresos y “su fragilidad
está dada por su edad, tipo de trabajo y falta de acceso a los servicios
financieros y gubernamentales”, dice el informe.
Los venezolanos no salen en búsqueda de una mejor
vida, salen en búsqueda de una supervivencia” Ronald Rodríguez,
investigador de la Universidad del Rosario
Por otro lado, las principales causas de salida de su
país son las condiciones económicas, según la encuesta, seguidas por las
políticas.
Ronald Rodríguez, investigador del Observador sobre
Venezuela de la Universidad del Rosario, explicó que “más de
184.000 venezolanos han muerto, de forma violenta, desde que llegó al
poder Nicolás Maduro (…). Y más de 25.000 personas han muerto por
(…) resistencia a la autoridad”.
Sobre la situación económica que viven en su país,
añadió que “los venezolanos no salen en búsqueda de una mejor vida, salen en
búsqueda de una supervivencia”.
Otro aspecto identificado en la encuesta es que los
venezolanos quieren permanecer en Colombia, pero tienen una conexión
transnacional con sus familiares. Las remesas, explicó Orozco, son muy bajas
respecto a otros promedios internacionales: “pero los venezolanos mandan
remesas a su país, más o menos 100 millones de dólares en 2020”.
El investigador del Observador señaló que, como dice
le informe, los lazos “son muy fuertes. Quieren ir a Venezuela a pasar sus
festividades y regresara Colombia. Un movimiento que es constante”.
Y añadió que “el 20% de la población venezolana
depende del estado colombiano, de forma directa, ya sea porque son migrantes o
se encuentran en situación pendular”. Por otro lado, explicó que a un
venezolano le tomaría trabajar 14 años para ganarse el salario mínimo de los
colombianos, a pesar de que este monto tampoco es muy alto.
Esfuerzos para atender a migrantes
Durante el panel, Eduardo Stein, representante
especial conjunto de ACNUR y la OIM para los refugiados y migrantes
venezolanos, reconoció el esfuerzo de Colombia para promover la incorporación
de los migrantes en la sociedad, a través de los planes de desarrollo y las
reuniones del Grupo de Quito.
Afirmó que Colombia ha formulado nuevos mecanismos
para la regularización de la población venezolana y que los resultados de estos
beneficios están reflejados en el estudio: “El 75% de los migrantes han sido
bien recibidos en Colombia y el 63% expresaron que tienen intenciones de
permanecer en Colombia”.
Rodríguez calificó como “solidario” el trabajo del
gobierno colombiano. Pero aclaró que el 44% migrantes están regularizados en el
país, convirtiéndose el 55% restante en un reto.
Stein también destacó el trabajo de la plataforma de Coordinación para
Migrantes y Refugiados en Venezuela, en virtud del Plan Regional de
Respuesta para Refugiados y Migrantes (RMRP), que según informó, en 2020
asistió a 2,2 millones de personas con protecciones y distribución de alimentos
y seguridad, nutrición.
Afirmó además que en 2021 han comenzado a ver un
renovado esfuerzo para atender a 5,3 millones de personas que necesitan
asistencia humanitaria.
“Los aspectos financieros de RMRP son 1, 44 millones
de dólares que incluyen a 3,5 millones de personas, incluso migrantes en las
comunidades receptoras, con énfasis en las mujeres y los jóvenes”, dijo el
representante especial.
“La prioridad de este plan esta en la integración de
los sectores para dirigir en este impacto continuo de COVID-19, incluye también
en las áreas como salud y seguridad alimenticia”, y enfatizó en que aún hay
incertidumbre sobre el sistema de migración y la movilidad, en medio de la
pandemia, lo que requiere una “asociación más intensa entre las partes para
atender la atención de esta crisis y para movilizar ingresos”.
Los retos
Para Dafne Gil, miembro de la Asociación Ávila
Monserrate, existen cuatro verbos que caracterizan la vida de los venezolanos
en Colombia: ser, estar, tener y hacer.
“Los migrantes vienen de vivir en una situación en donde
se encuentran vulnerables, entonces cuando llegan a Colombia no importa el
estrato socioeconómico, cada familia migrante busca ser una persona mejor
reconocida, no invisibilizada, pues ya viene de ser desconocido”. En este
sentido, agrega, cuando las personas llegan a Colombia “buscan reconocimiento
de seres humanos, de saber dónde están parados (…) y en cómo incluirse en
procesos de rutas y atención”.
Con respecto al verbo ‘ser’, explica Gil, que los
migrantes viven miedo y en la situación de pandemia mucho más, pues no saben
cómo hacer las cosas ni qué caminos seguir. Por ello, dice que el reto es
“comprender cuáles son las rutas de conexión con Colombia y su
institucionalidad. Esto se agrava, por supuesto, frente a la posibilidad de
estar irregular”.
El otro aspecto relacionado con el verbo ‘estar’ tiene
que ver con un hogar, la privacidad y tener integración en iglesias, partidos,
movimientos políticos, el espacio público. La irregularidad, explica Gil, no
les permite tener vivienda, pues demás tienen ingresos básicos y sus
condiciones son muy limitadas.
El verbo ‘tener’, agrega, se refiere a que la
alimentación, el trabajo y el abrigo: “Aquí vale la pena hacer énfasis en la
alegría que tiene para un migrante el poder conectarse con un espacio laboral
formal. La celebración que supone en una familia cuando uno de ellos, por lo
menos, recibe el PEP (Permiso Especial de Permanencia), pero también la
angustia que produce… cuando no puede renovar su permiso”.
Uno de los aspectos que escuchamos es que hay un
sentimiento antinmigrante en los últimos dos años” Manuel Orozco,
director del Centro de Migración y Estabilización Económica
El verbo ‘hacer’, dice la experta, hace referencia a
“proteger, con cooperar, con comprometerse, con discrepar y un elemento muy
significativo de las conversaciones, especialmente con las mujeres migrantes,
es la ansiedad que produce no proteger a los suyos, a sus familias tanto en
Colombia como en Venezuela”.
El reto aquí es no solo diseñar políticas públicas,
sino que además sean coherentes y claras para los migrantes. Además, dice la
analista, “no dar por sentado que los colombianos y los venezolanos somos
idénticos… porque hay muchas diferencias culturales que son un reto”.
Para Rodríguez, otro de los retos es que la situación
de la pandemia “puede llegar a generar hipocondría colectiva”. Resaltó, además,
que a pesar de que la frontera está cerrada, continúan los movimientos.
A corto plazo, destaca es que importante “la
instrumentalización política del fenómeno de movilidad humana”. A mediano
plazo, agrega, “la construcción de una ley migratoria… y la construcción de un
consenso político social entre colombianos para poder entender que la migración
venezolana”.
La xenofobia también es otro reto. Orozco enfatizó que
“uno de los aspectos que escuchamos es que hay un sentimiento antinmigrante en
los últimos dos años, prácticamente”.
Para el Académico Ronald Rodríguez, la llegada de la
población venezolana ha sido un fenómeno particular para Colombia y “hay
sectores de la población que se sienten incomodos” con su llegada, principalmente
por aspectos como “la seguridad y el acceso al empleo”, los cuales se han
convertido en tema de debate.
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