Por Piero Trepiccione
La democracia en Venezuela
ha sufrido un deterioro altamente significativo en los últimos años. Más
allá de la polarización y el conflicto político que estamos viviendo, la falta de
reconocimiento mutuo en los mecanismos electorales para procesar las disputas
por el poder, ha generado una desinstitucionalización muy preocupante con
impactos en la vida cotidiana de la mayoría de la población.
En ese marco, en la medida
que las decisiones políticas se han ido llevando cada vez más a prácticas
consensuadas en los partidos de diferentes signos ideológicos, el alejamiento y
la desconexión con las bases ha venido anquilosando la práctica de la
democracia y la oxigenación necesaria para mantenerla viva. Si no se dan
debates intensos y movilizaciones orgánicas en torno a temas y propuestas de
innovación y cambio en el manejo de las políticas públicas, difícilmente,
puedan generarse estímulos y apegos a la práctica democrática como modo de vida.
En ese sentido, es
vital regresar al mecanismo de las primarias en el espectro general de
partidos, para desde abajo, potenciar la dinámica participativa que constituye
el nervio motor de la oxigenación que potencia la democracia. Sin
primarias, la gente común se va alejando de las grandes decisiones
políticas y éstas, cada vez con mayor peso, son tomadas por grupos más
reducidos de líderes que se van aislando de las necesidades reales del entorno
económico, político y social.
El argumento más esbozado
por el liderazgo político para no realizar primarias es por la falta de tiempo.
Bueno, estamos apenas comenzando el año y las elecciones regionales se
proyectan para ser realizadas a finales de 2021 (solo gobernadores o
gobernadores y alcaldes simultáneamente, según se acuerde) vale decir, que creo
importante alinearse desde ya con una movilización y debate de ideas entre
aquellas personas que desean aspirar a estos cargos de representación
popular.
Dejémonos de sandeces y
manipulaciones para montar “consensos” que terminan aislando al liderazgo y los
partidos de la sociedad. Hoy por hoy, la población venezolana, en su amplia
mayoría, se encuentra muy descontenta con la situación actual. Este sentimiento
va dirigido a Nicolás Maduro y los factores de poder que le rodean y al cúmulo
de líderes de la oposición que se desconectaron con sus acciones políticas.
Este estadio de opinión
pública constituye la mayor amenaza para la democracia porque nos lleva
al descrédito colectivo que va socavando las bases de la convivencia
pacífica y de la propia República a mediano y largo plazo.
Las primarias, como
mecanismo de procesamiento de las ideas y las diferencias, enaltecen la
participación y la fuerza de la democracia. Volver a las primarias es un primer
paso necesario para recuperar el protagonismo de la política en la
solución a los problemas reales de la gente. Es la mejor forma para devolver a
la población el poder de las decisiones trascendentales que impacten la forma
de vida y las condiciones actuales de crisis multidimensional que padecemos. Y
tenemos tiempo de sobra.
Ya basta de dejar “correr la
arruga” para decidir entre pocos y a última hora. Ese “viejo truco” nos ha
hecho mucho daño. Construir consensos en democracia es muy importante,
pero “abusar” de ello, crea unas distorsiones que a mediano y largo plazo, la
“matan”.
Reitero, estamos apenas
comenzando el año. Falta mucho tiempo para las elecciones. Pero no se pueden
dejar pasar las semanas para iniciar un movimiento de amplio espectro, que
entusiasme desde las bases, la participación masiva y vigorosa de la gente en
favor de la sangre nueva y los relevos generacionales que se requieren para
reconectar a la política con la sociedad. “No tengamos miedo”, someter las
aspiraciones legítimas en los partidos y en los movimientos sociales es un
primer paso trascendental para recuperar la confianza en la democracia.
31-01-21
https://efectococuyo.com/opinion/un-primer-paso-volver-a-las-primarias/
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