San Josemaría 30 de enero de 2021
@sJosemaria
No
pongas el corazón en nada caduco: imita a Cristo, que se hizo pobre por
nosotros, y no tenía dónde reclinar su cabeza. –Pídele que te conceda, en medio
del mundo, un efectivo desasimiento, sin atenuantes. (Forja, 523)
Somos nosotros hombres de la calle, cristianos
corrientes, metidos en el torrente circulatorio de la sociedad, y el Señor nos
quiere santos, apostólicos, precisamente en medio de nuestro trabajo
profesional, es decir, santificándonos en esa tarea, santificando esa tarea y
ayudando a que los demás se santifiquen con esa tarea. Convenceos de que en ese
ambiente os espera Dios, con solicitud de Padre, de Amigo; y pensad que con
vuestro quehacer profesional realizado con responsabilidad, además de
sosteneros económicamente, prestáis un servicio directísimo al desarrollo de la
sociedad, aliviáis también las cargas de los demás y mantenéis tantas obras
asistenciales -a nivel local y universal- en pro de los individuos y de los
pueblos menos favorecidos.
Al comportarnos con normalidad -como nuestros iguales-
y con sentido sobrenatural, no hacemos más que seguir el ejemplo de Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero Hombre. Fijaos en que toda su vida está llena de
naturalidad. Pasa seis lustros oculto, sin llamar la atención, como un
trabajador más, y le conocen en su aldea como el hijo del carpintero. A lo
largo de su vida pública, tampoco se advierte nada que desentone, por raro o
por excéntrico. Se rodeaba de amigos, como cualquiera de sus conciudadanos, y
en su porte no se diferenciaba de ellos. Tanto, que Judas, para señalarlo,
necesita concertar un signo: aquel a quien yo besare, ése es. No
había en Jesús ningún indicio extravagante. A mí, me emociona esta norma de
conducta de nuestro Maestro, que pasa como uno más entre los hombres. (Amigos
de Dios, nn. 120-121)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/no-pongas-el-corazon-en-nada-caduco/
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