Por Marino J. González R.
Desde el inicio de la
pandemia se hizo muy evidente que era prioritario producir vacunas que evitaran
la propagación de covid-19. Los avances científicos de las décadas anteriores
permitieron proponer alternativas de vacunas para someterlas a los estudios
requeridos. Múltiples grupos de investigación, en alianza con empresas
especializadas y otras organizaciones, iniciaron rápidamente la realización de
estos estudios.
Para impulsar estas
investigaciones también fue necesario contar con recursos de fuentes públicas y
privadas. La gravedad de la pandemia, sin dudas, junto con la posibilidad de
contar con conocimiento de gran utilidad, permitió que en pocos meses se
lograran varias alternativas de vacunas seguras y eficaces. A la fecha, según
el sitio
web de seguimiento de la Universidad McGill, 13 vacunas han sido
aprobadas en muchos países y 99 candidatas a vacunas se encuentran en
diferentes fases de los estudios requeridos.
Es de esperar que en la
medida que avance el nivel de conocimiento científico, se podrá contar con
mejores vacunas contra covid-19 en el futuro.
El extraordinario éxito
que significa contar con vacunas tan seguras y efectivas debe acompañarse con
su aplicación en los sistemas de salud. Garantizar la cobertura universal de
vacunas contra covid-19, se convierte en una de las tareas de políticas y gestión
más relevante para los sistemas de salud a escala global. Conviene precisar
cuáles son las características de las políticas que pueden influir más en la
disponibilidad de las vacunas. La siguiente fase, esto es la aplicación de las
vacunas en los servicios de salud, dependerá en gran parte de esa
disponibilidad.
Dos factores son útiles
para valorar el desempeño de los sistemas de salud en la garantía de
disponibilidad de vacunas contra covid-19. El primero de ellos es la
anticipación en lograr los acuerdos para el suministro de vacunas. En la medida
que los gobiernos actúen con más celeridad, tendrán mayores posibilidades de alcanzar
la disponibilidad deseada. El segundo factor es la diversidad de opciones de
vacunas. Siendo que existe una gran demanda por estas vacunas en el mercado
global y que ellas varían en términos del número de dosis —mecanismo que
utilizan para la inmunidad, población objetivo y condiciones logísticas para la
preservación y uso— lo ideal es que los países cuenten con la mayor diversidad
de opciones.
En lo que respecta a la anticipación en la toma de decisiones, en América Latina se pueden distinguir tres tipos de países, de acuerdo con la información disponible en sitio web de la Universidad de Duke. El primer grupo está compuesto por los tres países que actuaron más rápido para concertar convenios de suministro de vacunas: Brasil, Ecuador, y México. El primer acuerdo fue realizado por Brasil el 6 de agosto de 2020. Ecuador y México establecieron los acuerdos en octubre de 2020. En el segundo grupo se encuentran los países que formalizaron estos acuerdos en los meses de noviembre y diciembre del año pasado (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Panamá y Venezuela). El tercer grupo está compuesto por los países que aprobaron los acuerdos en los primeros meses de 2021 (Paraguay, Perú, y Uruguay).
La diversidad de
opciones de vacunas se puede clasificar también en tres grupos. En el primer
grupo están los países con mayor número de vacunas disponibles hasta la fecha:
México (seis), Brasil (cinco) y Colombia (cinco). En un grupo intermedio están
países con tres o cuatro vacunas disponibles (Argentina, Bolivia, Chile,
Ecuador, y Perú). En el grupo con solo una o dos vacunas aprobadas, están los
siguientes países: Costa Rica (dos), El Salvador (una), Panamá (una), Paraguay
(una), Uruguay (dos) y Venezuela (una).
La combinación de
anticipación, diversidad, y capacidad de compra, explica la disponibilidad
actual de vacunas anticovid-19 en los países de la región. Solo tres países a
la fecha alcanzan la disponibilidad total de vacunas (incluyendo lo previsto
por el mecanismo COVAX): Chile, Perú y República Dominicana. Estos tres países
pudieron comprometer los recursos para las compras, incluso Perú que fue el
último del grupo en establecer los acuerdos.
Los países con menos de
40% de disponibilidad de vacunas (El Salvador y Venezuela) también tienen la
menor diversidad de opciones de vacunas (solamente una). En consecuencia,
para estos dos países, y probablemente también para Uruguay, Paraguay, y Costa
Rica, aumentar significativamente la disponibilidad solo será posible si
cuentan con un mayor número de vacunas.
Las dificultades que
experimenta la aplicación de vacunas en la región, pueden estar asociadas con
el rezago en los mecanismos de compra y suministro, y a las restricciones
estructurales de los sistemas de salud. Si a ello se agrega que algunos países
no tienen suficientes opciones de vacunas, expresión también de las
restricciones de recursos, es evidente que deberán acometer cambios urgentes
para acceder a mayor cantidad de vacunas y aplicarlas con celeridad. De lo
contrario, alcanzar la meta de cobertura puede prolongarse por los próximos
años.
Marino J. González es
PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional
de la Academia Nacional de Medicina.
24-03-21
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