Lester Toledo 25 de marzo de 2021
@LesterToledo
Cuando
te asocias a delincuentes y terroristas, nada bueno puedes esperar. Eso es lo
que está pasando en Apure y eso es lo que pasó recientemente en la Cota 905.
Grupos delincuenciales y criminales que reciben el
amparo y la licencia del régimen de Nicolás Maduro para compartir ganancias del
narcotráfico, tráfico de armas, lavado de dinero, extracción de oro y de
minerales valiosos, hoy están haciendo de las suyas, amenazando poblaciones
enteras, controlando territorios, robando y asesinando venezolanos, sin que
nadie los detenga, porque los únicos que podían hacerlo, se convirtieron en sus
cómplices y socios.
Esa es la verdad de Venezuela. Acá no hay ningún
combate al terrorismo, ni a la delincuencia, ni mucho menos defensa de la
soberanía. Porque defender la soberanía va en contra de los intereses y los
negocios. Se trata de una guerra a cuartel para dar cumplimiento y defender,
las órdenes de Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez” y Seuxis Paucis Hernández
Solarte, alias “Jesús Santrich”, socios de Nicolás Maduro Moros y Vladimir
Padrino López.
No es ningún secreto que las FARC – EP desde hace años
operan en territorio venezolano a través de diversas células, muchas de ellas,
enfermas de poder, dinero y sangre, que ya no atienden órdenes de sus
cabecillas Márquez y Santrich, quienes en su empeño de meterlos de nuevo a su
carril y recuperar el control, han ordenado a Padrino López a apoyarlos, con
fuerza y fuego, para proteger su corporación delictiva.
Y la destrucción con explosivos de la sede de la
Aduana Subalterna del Seniat y del Punto de Control de la GNB, situados en la
población de La Victoria, municipio Páez, es respuesta a esa guerra interna por
el control.
Una guerra de las disidencias de las FARC con
consecuencias humanitarias sin precedentes y ante la cual, el gobierno
colombiano expresó su preocupación ante el incremento de desplazados hacia su
territorio.
Desplazamiento que supera la cifra de tres mil
apureños que, a la fuerza, han tenido que dejar sus tierras huyendo de estos
combates que involucran a grupos irregulares y a las Fuerzas Armadas
venezolanas.
Una guerra que ha dejado como recientes víctimas a dos
soldados venezolanos que murieron, como carne de cañón, en medio de estos
combates que se están registrando en la franja fronteriza, tierras que han sido
sembradas de minas antipersonales, y nadie ha dicho nada.
El gobierno de Colombia y organizaciones defensoras de
derechos humanos, como HRW y Amnistía Internacional, se han sumado al concierto
de voces de la comunidad internacional para poner el foco en la situación en el
Arauca, mientras que el régimen venezolano, guarda el más ensordecedor y
cómplice silencio.
Ni el Fiscal General del régimen, ni mucho menos, el
Defensor del Pueblo, ni los ilegales diputados han denunciado el ataque
terrorista de La Victoria y los desplazamientos forzosos que allí, por el río
Arauca, se están registrando. Y no hablan porque no les interesa el tema de los
desplazados, ni los apureños, no les interesan los venezolanos, su único
interés es el poder, sus negocios ilícitos y el dinero.
Lo que estamos viviendo en Apure es la consecuencia
directa de la protección que Nicolás Maduro Moros le ha concedido desde siempre
al narcoterrorismo. Él es el principal responsable de ese ataque con explosivos
al Punto de Control de la GNB en Apure, del asesinato de dos soldados
venezolanos, de la presencia de minas antipersonales en la frontera y de la
libre operación de las FARC en nuestro territorio.
Hoy las FARC mantienen sitiado al estado Apure, miles
de venezolanos están siendo desplazados hacia Colombia, y el régimen no está
haciendo absolutamente nada para contrarrestar esta grave situación. Esa es la
verdad, fue Maduro quien permitió que Venezuela se convirtiera en territorio
FARC.
Lester Toledo
@LesterToledo
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