Por Arnaldo Esté
El Consejo Supremo
Electoral
En las últimas semanas
han ocurrido importantes emergencias en la política venezolana. Luego de muchos
años de monopolio vertical del poder político, fraudes y manejos, el gobierno
aceptó entrar, con apoyo internacional, en negociaciones de las cuales sale un
acuerdo, de menguada democracia, de nombrar un Consejo Nacional Electoral
integrando algunas personalidades de los opositores. Son muchas las cosas que
de ello se desprenden y que aún se discuten y elaboran. Es temprano para sacar
conclusiones y tomar posición definitiva en cuanto a si se ha iniciado y
continuará un proceso de recuperación y logro de la Democracia en este
arruinado y desmoralizado País.
La organización humana
El crecimiento de un
País está dado en buena medida por el nivel y variedad de su organización. Los
partidos políticos y los procesos electorales son maneras organizativas.
Lo humano se verifica
socialmente. Una verificación que llamamos organización: es mucho más que una
vida en pareja o rebaño. Implica una génesis de calidad y profundidad que ha
aumentado, intensificado y profundizado permanente y continuamente y que
continuará ocurriendo más allá de inconvenientes, guerras o pandemias.
El amor por la
historia, los estudios de antropólogos, las reflexiones filosóficas, las
creaciones artísticas, su atesoramiento y conservación revelan el amor que los
humanos tenemos por nosotros mismos.
Hay un continuo
quejarse, que con frecuencia tiene sabor a pesimismo, pero no logra ocultar lo
que vamos siendo: ¡cada vez mejores!
Hay problemas,
violencias, guerras y mortandad, pero las cuentas y la profundidad e intensidad
del vivir supera esas cifras decrecientes.
Ese constante mejorar tiene que ver con la organización, con el ponerse de acuerdo para hacer proyectos y realizarlos.
Las ONG
En los últimos años,
pero sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, han proliferado más allá
de las instituciones de gobierno, en naciones y países, las que llamamos ONG,
(Organizaciones No Gubernamentales). Organizaciones sin Fines de Lucro, apenas
con una satisfacción similar al logro del devoto religioso. Las hay de todo
tipo y especialidad, de todo tamaño y persistencia, pero sin entrar en sus
detalles, revela a la vez esa calidad humana de organizarse y levantar banderas
a veces ocultas, a veces perdidas.
En Venezuela, navegando
en esta amargura, las hay de gran variedad: preocupadas por los presos
políticos, por la conservación de la Naturaleza, por los niños, por las
escuelas y la educación, por los enfermos irredentos y, por supuesto, por las
mujeres atropelladas o asesinadas… la lista es larga y muy variada.
Los partidos
Quisiéramos colocar en
estas a los partidos políticos, pero aun cuando la lista es larga nos resulta
difícil atribuirles generosidad o ausencia de la búsqueda del lucro y el
beneficio. Directamente y sin mayor disimulo o con el apoyo o mediación del
poder logrado en instituciones gubernamentales o vecinas a ellas.
El primer partido
político fue la Junta Patriótica que tuvo muy corta duración: dos de sus
principales integrantes, Miranda y Bolívar, portadores centrales del proyecto,
murieron temprano. La costosa guerra de independencia, dejo así gran
incertidumbre y división que fue tratada de maneras muy variadas que se pueden
resumir como guerras y conflictos caudillistas. No se logran estabilizar
partidos políticos ni proyectos. Grupos y variantes de poca duración y menor
profundidad, que llegan hasta la emergencia del Petróleo que obliga pautas de
comportamiento para con el País y con las empresas transnacionales que lo
manejan.
El primer dictador
petrolero deja a su muerte un País sin un proyecto que superara al feudal
“orden y trabajo”.
En esa oscuridad surgen
organizaciones un tanto ingenuas que tratan de repetir diseños internacionales
en boga y de abrirse paso y establecerse en un ambiente de esa fuerte tradición
caudillista y militar. Así la Democracia se da con paréntesis e interrupciones
y nuevas dictaduras hasta llegar a la actual, adonde estamos.
La aldea
En la aldea se
ampliarán y profundizarán las formas de organización humana, sin las
determinaciones actuales en tiempos y rutinas, transportes y contaminaciones.
Con opciones de participación muy variadas en la conducción de la propia aldea
y el resto del país y el mundo. Las vocaciones tendrán múltiples opciones para
realizarse, sin los horarios y espacios ceñidos. No sólo las políticas sino
también las sanitarias, ambientalistas, artísticas, deportivas, religiosas…
La comunicación y la
conectividad digital permitirá el acceso a la información y a la participación,
con una continuidad y profundidad constante, que revelará en continuo la
calidad del dirigente o la organización y que no exigirá la periodicidad
obligada de los sistemas electorales actuales.
arnaldoeste@gmail.com
22-05-21
https://www.elnacional.com/opinion/un-mundo-de-aldeas-los-partidos/
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