Por Piero Trepiccione
“La agenda pública
implica un proceso a través del cual determinados asuntos o problemas públicos
se posicionan, adquieren un interés general, y son trasladados al nivel de la
decisión gubernamental, mediante distintas estrategias y políticas públicas para
su atención.” Es la centralización y colocación en el interés del Estado y de
quienes le conducen, para responder a las más importantes y cruciales demandas
ciudadanas. Una agenda pública absolutamente sincera, que refleje los problemas
reales de las poblaciones, es demasiado clave, para el fortalecimiento de la
democracia como sistema de regulación político.
Lamentablemente,
estamos viendo en el grueso de la región latinoamericana y del Caribe, un cruce
catastrófico entre los problemas reales y lo que realmente se refleja en las
agendas públicas, y, por consiguiente, es tomado en cuenta por quienes
gobiernan. Este fenómeno está creando una disonancia, que afecta cada vez mas
el apoyo ciudadano a la democracia y a quienes gobiernan, al no sentir que son atendidas
realmente sus demandas verdaderas.
“Cada una de las
demandas ciudadanas motivadas por razones políticas, sociales, ambientales o
culturales, se incorporan al espacio amplio del interés general cuando son
expresadas por un grupo de personas, como un asunto de urgente resolución, a
través de distintos medios”. Esto lo señalan los investigadores Mary Luz Alzate
y Gerardo Romo. Hoy en día, estas demandas, se ven afectadas por una serie de
tendencias promovidas por auténticos laboratorios de opinión, que cuentan con
personas y los denominados bots a su servicio, para propiciar temas que son
casi que exclusivamente importantes para sectores políticos, pero no para la
gente.
Estas disonancias limitan el ejercicio de la democracia y deslegitiman
-paulatinamente- el apoyo ciudadano al Estado, cuya figura comienza a ser vista
como abstracta y alejada de la cotidianidad de la gente. Y vienen los
estallidos sociales por fuerzas que se van acumulando en tanto y cuanto crecen
las frustraciones que también son aprovechadas y alimentadas por factores
políticos y geopolíticos globales, que quieren influencia y protagonismo en las
decisiones nacionales.
Por lo tanto, detrás de esta fenomenología, además de existir un desgaste
natural en el procesamiento de los problemas en la centralización de las
agendas públicas, se está presentando con mucha fuerza, la influencia externa
que ha aprovechado al máximo la aparición de las redes sociales para,
eventualmente, crear matrices interesadas de aspectos importantes, solo para
quienes desean conquistar el poder, pero no realmente a la gente en sus
afectaciones.
Siguiendo con este énfasis en el análisis, podemos mencionar a Cejudo, para
quien la pregunta clásica sobre “¿cómo entran los temas en la agenda pública?”,
se convierten en varias preguntas relacionadas: “¿cómo se formó un discurso
compartido que transformó una situación en un problema público?, ¿qué actores
impulsaron este discurso?, ¿qué estrategias argumentativas utilizaron?, ¿qué
intereses hay detrás de este discurso?, ¿de qué modo el discurso que construye
el problema público, incide en las decisiones que habrán de tomarse?”. Todo
ello para determinar efectivamente, cuáles son los tiempos reales reflejados en
las actuaciones del liderazgo político en todo el continente.
El divorcio entre las
actuaciones del liderazgo y las poblaciones en general se hacen cada vez más
evidentes y están apuntando a un deterioro acelerado de la convivencia
democrática. El cambio climático no es solamente el gran enemigo de la
humanidad actualmente, también lo es, el aumento de la diferencia entre lo real
y lo imaginario en las agendas públicas. Si no respondemos rápidamente a este
fenómeno corremos el riesgo de acelerar los tiempos sociales y ralentizar los
tiempos políticos. En consecuencia, las catástrofes a la vuelta de la esquina
pueden comenzar a aparecer, como de hecho ya ha ocurrido en diferentes países
de la región en los últimos años y en estos meses turbulentos que en el marco
de la pandemia, han afectado seriamente a Brasil, Colombia, Chile y Venezuela,
tan solo por mencionar algunos ejemplos.
23-05-21
https://efectococuyo.com/opinion/las-agendas-publicas/
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