Por Inés Santa Eulalia
El excandidato
presidencial y líder opositor Henrique
Capriles (Caracas, 48 años) cree que Venezuela está ante su mejor
oportunidad en años. El exgobernador de Miranda multiplica un mensaje en dos
direcciones. Uno hacia al exterior, al pedir a la comunidad internacional que
participe como observador en las
elecciones regionales que acaba de convocar el chavismo para noviembre. Otro
hacia el interior de la oposición, sobre todo a los círculos próximos a Juan
Guaidó, para que se abra a una participación de los partidos de la oposición en
el proceso electoral. Capriles sostiene, en una entrevista por videollamada
desde Caracas este viernes, que la estrategia actual, de un presidente interino
sin poderes en la política interna a pesar del respaldo internacional, ha
permitido al chavismo y a Nicolás Maduro mantener su poder y ha debilitado a la
oposición.
Pregunta. ¿Cuánto
ha tenido que ver usted en las últimas
concesiones y gestos del chavismo?
Respuesta. Yo no
estoy en Madrid, estoy en Caracas sobre el terreno. Nosotros no nos quedamos en
una retórica, en un discurso bonito que suena muy bien, pero que al final no se
traduce en nada para la gente. Aquí lo que estamos buscando son soluciones y
que el país empiece a recuperar su democracia, a recuperar su
institucionalidad. El año pasado estuvimos cerca, pero aunque no se logró, no
quiere decir que tiramos la toalla, seguimos buscando una solución política
acordada. Pareciera que Maduro también está barajando sus cartas bien. Lo que
se logra con el nuevo Consejo Nacional Electoral [CNE], que yo diría que es el
menos malo en 22 años porque en Venezuela toda la institucionalidad tiene una
carga de desconfianza, es un paso de muchos otros que hay que dar. El objetivo
no es lograr un nuevo CNE ni unas elecciones regionales, pero creo que son
importantes porque son una oportunidad de ir recuperando el voto y la vía
electoral, que está destruida. Los venezolanos en nuestro ADN tenemos el votar.
Hay que ser protagonista de las decisiones.
P. ¿Por qué piensa
que ahora puede ser diferente a hace unos meses?
R. Porque [Donald]
Trump ya no está. Nosotros tuvimos unos tiempos muy complejos porque la
política estaba muy influenciada por esa Administración. Temas como el Programa
Mundial de Alimentos abrían una confrontación muy dura entre quienes piensan
que servir un plato de comida significa darle oxígeno a Maduro y quienes
pensamos que servir un plato de comida es para que un venezolano no se muera de
hambre. Se le ha engañado a la gente diciendo que si la gente come o si la
gente tiene medicinas eso le da oxígeno a la dictadura. No, eso le da oxígeno
al pueblo venezolano.
P. ¿Es muy duro
decir que hay un sector que piensa así?
R. Cuando
preguntan por qué los opositores están muy divididos, yo les digo que hay
problemas de fondo. Para mí la política es cómo mejoramos la vida de la gente.
En la medida en que el tejido social se debilita, no se debilita Maduro, se
debilita la gente. Maduro no se va a quedar sin gasolina, sin comida y sin
medicina. Cuando estaba Trump, plantear estas cosas era prácticamente desafiar
la política que había hacia Venezuela y creo que a Europa le pasaba lo mismo.
Nadie quería confrontar la política de Trump. A mí como venezolano dentro de
Venezuela, su gestión no significó nada, solo le funcionó a Trump para ganar
políticamente en Florida. Que no esté cambia radicalmente la posibilidad de
generar algún tipo de solución con racionalidad.
P. ¿Qué papel debe
jugar la comunidad internacional a partir de ahora?
R. La comunidad
internacional juega un rol muy importante porque no hay recuperación económica
sin restablecer las
relaciones con Occidente. Yo creo que Maduro tiene gente alrededor que
le demanda soluciones económicas y sociales. Por eso él hace gestos que pueden
empezar a abrir las puertas de una discusión sobre un acuerdo, una solución
política, que permita ir recuperando la democracia. La estrategia maximalista
del todo o nada, que terminó fracasando, no nos abre la puerta a ir generando
avances progresivos. Yo estoy poniendo todos mis esfuerzos a que la gente pueda
empezar a ver luz en el túnel y para que la comunidad internacional también se
anime a seguir empujando en la dirección correcta. Creo que no se iba por la
dirección correcta.
P. ¿Qué papel está
jugando España?
R. Yo veo a una
España comprometida en la solución de la crisis venezolana. Yo no debo ser
mezquino en esto, ni estoy cuadrado políticamente con un partido u otro en
España.
P. ¿Por qué ahora
habría que creer a Maduro?
R. No se trata de creer a Maduro. ¿Y por qué creer en la oposición también? Hay un problema de desconfianza generalizado. El tema político ha perdido mucho interés en Venezuela. Los liderazgos estamos completamente mermados. Habría que ver para creer. Yo no me he creído el CNE hasta que lo vi. En la medida que vayamos recuperando la institucionalidad, la gente va a empezar a creer otra vez. La gente ahora no cree ni en Maduro ni en nosotros. El nombramiento del CNE es un hecho que mueve el tablero. ¿Cuál es el siguiente paso? Vamos a construirlo, pero no podemos seguir con una retórica que pareciera como si estuviéramos en el año 2019. Ese plan se agotó.
P. ¿Existe alguna
posibilidad de que se alcance la unidad entre la oposición en este nuevo
horizonte que se abre?
R. La unidad es
muy importante, pero la unidad no es un fin, es un medio para tener el éxito.
La unidad de la oposición en Venezuela siempre ha sido electoral y tuvo una
expresión de éxito en el 2015. Pero hay que tener una ruta y un plan realista,
que no es jugar a ser gobierno, porque o tienes el poder o no lo tienes. No
puede ser gobierno y oposición. Maduro usurpa el poder, pero tiene el poder.
Estados Unidos no decide quién tiene el poder, lo decidimos los venezolanos.
Suscribo plenamente una declaración de la secretaria de Estado, Cristina
Gallach, a quien conocí en Caracas, de que España no tiene una posición de
tutelaje sobre Venezuela. Eso es correcto. No la debe tener España ni ningún
otro país del planeta. España no elige quién es la oposición ni quién es el
Gobierno.
P. ¿Qué le pediría
a Europa en este momento?
R. Que cuando
venga el primer proceso electoral haya una observación internacional. Eso es lo
que va a ir certificando y dándole más credibilidad a la elección para que se
vaya fortaleciendo el camino electoral en Venezuela, que es el camino en el que
la mayoría de los venezolanos creemos.
P. ¿Considera
a Juan
Guaidó líder de la oposición en este momento?
R. Hay una crisis
de liderazgo dentro de la oposición. Pero para mí en este momento lo relevante
no es a quién le atienden el teléfono en Bruselas o en Washington, eso es
simplificar la política y la crisis venezolana. Yo creo que aquí lo relevante
es hacia dónde vamos. Cada vez que nos hemos querido comer el elefante de un
solo bocado ni nos hemos comido el elefante ni lo hemos visto. Y eso ha
generado un debate dentro de la oposición. La discusión de la oposición no
puede ser quién es el líder o quién es el que sale en la foto. Aquí hay gente
pasando hambre.
P. ¿En qué se debe
basar la estrategia opositora?
R. Se le engañó a
la gente cuando se le dijo que todas las opciones estaban sobre la mesa. Aquí
nunca estuvo planteada una solución de fuerza, pero se alimentó ante la
frustración de la gente. Con discursos de que era posible una invasión militar
en Venezuela, que en cualquier momento un ejército norteamericano iba a sacar a
Maduro del poder. Eso era una mentira y se le engañó a la gente. El problema ha
sido de fondo, de cómo visualizamos la política en Venezuela y la solución.
Aprendamos de nuestros propios errores, aprendamos de las experiencias que han
tenido otros países. Los partidos políticos existen para ganar las elecciones,
para pelear las elecciones.
P. ¿Ha hablado con
Guaidó estos días?
R. Vamos a tener
una reunión este fin de semana. Yo he visto un giro. Y lo celebro. “Tonto es el
que no cambia de opinión” es una frase del político venezolano Teodoro Petkoff
que yo suscribo plenamente. Mi política fue la que venció para ganar la
Asamblea Nacional en 2015, porque esa política que siempre ha estado rondando,
fracasada, no fue la política para ganar la Asamblea. Es cierto que los
procesos electorales se fueron descomponiendo, pero eso no significa que al
autoritarismo lo vamos a vencer con otra posición autoritaria dentro de la
oposición. No solamente es importante el qué, sino el cómo. No podemos seguir
en lo mismo. España no quiere seguir en lo mismo. [El presidente español] Pedro
Sánchez no va a decir que se equivocó, alguien en Estados Unidos no va a salir
a decir que se equivocó. La política es huérfana de sus fracasos. Pero lo
cierto es que esto no funcionó. Y nuevamente hay una posibilidad.
P. ¿La estrategia
actual ha fortalecido al chavismo?
R. No fortaleció
al chavismo, debilitó a la oposición. El chavismo sigue donde está, pero la
oposición perdió terreno. Este es el momento más crítico que hemos tenido en 22
años.
P. Maduro
ha hablado de una negociación bajo la supervisión de la Unión Europea, el grupo
de contacto y Noruega. ¿Es realmente ese el camino? ¿Una mesa en la
que estén sentados Nicolás Maduro, Juan Guaidó, Henrique Capriles?
R. Conversar con
Maduro no significa legitimar a Maduro. El adversario tiene poder y si yo no
hablo con quien tiene el poder cómo cambio lo que quiero cambiar. Eso solamente
es posible hablando, lo otro es a tiros. El que cree que es a tiros, que no me
busque a mí. Maduro entendió que la oposición no se va a rendir. Nosotros
también hemos entendido que Maduro no se va a rendir. Estamos hablando
efectivamente de una negociación. Eso no fue lo que se planteó hace un tiempo
atrás. Hace un tiempo se le planteó que eligiera el país a dónde se quería ir,
¿qué incentivo tenía Maduro para negociar? Ninguno. Yo creo que hay una
posibilidad. Hagamos que haya más. Yo me adelantaría a pedirle a Europa que
vaya deshojando la margarita para una observación en el primer proceso
electoral que hay en Venezuela.
16-05-21
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