Por Luisa Pernalete
El 16 de mayo se
celebra el Día de la Convivencia en Paz. No se trata de no tener problemas de
convivencia, pues en toda relación humana pueden surgir problemas, pero hay
maneras de enfrentarlos: ¿echamos más leña al fuego y devolvemos golpe con otro
golpe, o lo resolvemos de manera pacífica?
Gandhi, pionero de la
no violencia, decía que la paz sólo podía conseguirse por métodos pacíficos.
Decía también que con eso de “ojo por ojo terminaremos todos ciegos”. También
es suyo que un éxito logrado con violencia será efímero porque se necesitará
más violencia para mantenerlo.
Lo anterior vale para
conflictos grandes entre dos países o entre varias partes dentro de un país, o
entre vecinos, incluso, en conflictos intrafamiliares.
Les comparto mi “curso
abreviado de resolución pacífica de conflictos”, o si quiere: resolución de
conflictos en 5 C.
Primer
paso: cálmese. Alterados no se puede pensar bien, no se decide bien. Si se
está alterado, conseguirá gritar o insultar. He escuchado líderes en este país
hablar de querer resolver los problemas, y se refieren a la otra parte con
descalificaciones y de manera despectiva. En pequeño, en su casa, entre
vecinos, recomiendo respirar profundo, contar hasta 10 o hasta 20, antes de dar
el otro paso.
Segundo
paso: converse. Ello supone, escuchar a las partes en conflicto.
Entre hermanos: qué pasó. Igual entre vecinos. Ambas partes -una vez que se han
calmado- deben escuchar a la otra. Los mediadores, que se supone que son
aceptados y tienen autoridad, ayudan mucho a facilitar esa conversación. Es
bueno moderar el intercambio, que de verdad se escuchen, no se trata de caerle
uno al otro, sino de aclarar la situación.
Tercer
paso: Comprométanse. Se trata de resolver, no de vengarse nadie, se trata
de que la situación de conflicto no se eternice y haga imposible la convivencia
fraterna. ¿Qué va a hacer cada quién para enmendar lo que sucedió? ¿Se requiere
alguna reparación? ¿Alguien tiene que pedir perdón y alguien tiene que
perdonar? ¿Qué hará cada quién? Las partes deben proponer. La mediación puede
ayudar. En algunos casos, por ejemplo, si se trata de un conflicto entre
hermanos, es probable que la madre sea la mediadora, pero tal vez se requiera
que cambie su rol a “juez de paz”, para ayudar a los compromisos. Lo que sí es
importante es que el asunto no termine en castigos, gritos y regaños, eso no
resolverá nada y la pelea puede seguir más tarde.
Cuarto paso: Confíen. Es verdad que la confianza no se puede imponer, pero una resolución pacífica supone que hay la confianza en que el otro cumplirá sus compromisos. Conviene que “alguien” haga el seguimiento: la madre, si se trata de la familia el contexto; la junta de condominio, si es un problema entre vecinos de un edificio; en un colegio, la maestra, o algún directivo…
Quinto
paso: Caminen juntos, o “hagan algo juntos”. No debe ser “obligado”,
pero ayuda mucho, para sellar la paz, que se proponga cualquier acción
conjunta. Recuerdo una vez, en una escuela, un gran pleito entre dos secciones,
por rivalidades deportivas. Se siguieron estos pasos, y se terminó proponiendo
hacer un mural entre las dos secciones, algo que no suponga que “yo gané o yo
te voy a ganar”.
¿Puede servir este
camino para partes enfrentadas en un país? ¿Puede servir para Venezuela? Pues
creo que sí: en Venezuela necesitamos que las partes se reconozcan, que vean y
sientan el sufrimiento de tanta gente, que se traten con respeto, que se
consigan mediadores aceptados por las partes, que se lleguen a acuerdos, y que
alguna instancia haga seguimiento a los compromisos y acuerdos. Claro, después
de tantos insultos y descalificaciones, confiar no será fácil, pero tampoco
imposible.
15-05-21
https://www.correodelcaroni.com/opinion/curso-abreviado-de-resolucion-pacifica-de-conflictos/
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