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martes, 29 de junio de 2021

La historia de María José Contreras, una violinista tachirense que cautivó a un conservatorio en Francia, por Daniela L.


Daniela L. 28 de junio de 2021

La violinista de 23 años se preparó arduamente durante la cuarentena para la audición en la institución europea

El día que María José Contreras, violinista de 23 años de edad, recibió la carta de aceptación para estudiar en un conservatorio en Francia, supo que los sacrificios que asumió durante su carrera en Venezuela valieron la pena. 

Aunque ese logro ya era importante, la beca solo es para estudiar. El pasaje, la estadía y un sinfín de cosas correrían por su cuenta. Sin embargo, insiste en que no renunciará a su sueño de estudiar música en Europa.  




María José comenzó su camino en el mundo de la música con apenas 3 años de edad, en su pueblo natal San Juan de Colón, estado Táchira. Relató para El Diario que sus padres la llevaron al núcleo del Sistema Nacional de Orquestas para comenzar en el kinder musical. 

Yo no sabía a dónde iba, solo que mis papás me estaban llevando. Resulta que eran clases musicales donde le daban orientación y juegos a los niños para que aprendan las notas musicales, canto coral, flauta dulce que es un entrenamiento para el oído, también a leer partituras. Después cuando uno llega a cierta edad es que te dejan escoger un instrumento”, contó María José.

Antes de elegir un instrumento, la llevaron a un concierto que organiza la Orquesta Juvenil del Sistema para que los niños conozcan el sonido y las características de cada uno. En ese momento tenía 7 años de edad y la cautivaron las melodías de la trompeta y la flauta. 

“Mi mamá no quería que yo tocara la trompeta y la flauta es muy costosa, entonces no había en el núcleo en ese momento flautas que me prestaran, así que lo descartamos también. El siguiente instrumento que me gustó y que era más barato fue el violín”, agregó la joven. 

El reto de aprender a tocar violín 

María José vio su primera clase de violín luego de ese concierto, pero el miedo de esa nueva experiencia la dominó y abandonó las clases. 

Un año después retomó las lecciones de violín y descubrió que tenía talento para tocar ese instrumento. Con los años logró participar en todos los niveles de orquesta infantiles y juveniles del Sistema en la región. 

Con estos grupos tuvo la oportunidad de ser solista en varias ocasiones y de tocar música de cámara. Admitió que para conseguir esto fue fundamental el apoyo incondicional de sus padres. 

Se necesita mucho apoyo de la familia cuando decides emprender este camino. Mis papás me llevaban a donde tuviera que ir, me buscaban y no se perdían ningún concierto. Si tenía que tomar clases en San Cristóbal, Caracas y Mérida mi papá me llevaba y si tenía algún viaje en grupo siempre me daban su confianza”, indicó.
La violinista explicó que estudió sus años de bachillerato en la tarde, por lo que el horario de sus ensayos con la orquesta solía chocar con los escolares. Sin embargo, la joven no llevaba su instrumento al colegio, pues temía que pudiera sufrir algún daño. 

“El violín es algo muy delicado y éramos adolescentes, Me daba miedo que por algún jueguito algo le pasara, así que mi papá siempre me esperaba afuera del colegio con mi instrumento todos los días para llevarme a los ensayos”, añadió.

Primeras audiciones

Cuando se graduó del bachillerato preparó una audición para el Conservatorio Simón Bolívar de Caracas. En ese momento tenía 16 años y mientras sus amigos se preparaban para presentar pruebas en universidades nacionales, ella estudió intensivamente para su presentación. 

“Presenté un concierto para violín, un estudio, una partita de (Johann Sebastian) Bach.  Estaba muy nerviosa y recuerdo que el profesor escogió solo a dos estudiantes aunque había muchas personas de todo el país audicionando”, narró.

María José fue una de los seleccionados por su audición, la acompañó un estudiante de 15 años de Nueva Esparta. La joven intentó mudarse inmediatamente a la capital venezolana, pero no consiguió residencia así que tuvo que viajar mensualmente por un año para asistir a sus clases. 

A sus 17 años logró mudarse a la ciudad. Tras establecerse, audicionó y quedó en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas con la que hizo sus primeras giras internacionales por Europa y Estados Unidos. Posteriormente entró en la orquesta Juan José Landaeta. 

Su sueño de estudiar música en el extranjero casi se cumplió cuando tenía 18 años. En esa oportunidad hizo una prueba para un conservatorio en Estados Unidos, pero no contaba con el dinero para realizar todo el papeleo a tiempo y empezar el año escolar. 

Justo cuando pude reunir todo movieron la embajada de Estados Unidos a Bogotá y de verdad no tenía el dinero para viajar hasta allá solo tenía lo justo para el viaje a Estados Unidos, no tenía cómo costear el viaje a Colombia para completar los trámites”, explicó.

Momentos difíciles 

Luego de que pasó la oportunidad de estudiar en Estados Unidos, la familia de María José atravesó una difícil situación económica. Esto la obligó a aceptar dos trabajos de tiempo completo en orquestas distintas. 

 “Tuve muchos problemas por eso, porque en una orquesta no querían que tocara en la  otra. Tocaba en la mañana con una y en la tarde con la otra, a veces tenía dos conciertos en un mismo día. Recuerdo que pasé seis meses seguidos sin un solo fin de semana libre”, detalló. 

La joven relató que por un par de años trabajó por muchas horas, durmiendo muy poco y comiendo casi siempre lo mismo. 

Sufrimos mucho con la comida, mi papá también la estaba pasando muy mal y yo estaba muy preocupada por lo que estábamos comiendo. Tuve que aprender a comer todos los días lentejas con arroz o huevo con arroz. También aprendí a ahorrar muchísimo el dinero y a vivir con lo justo”, aseguró.

Durante todo ese tiempo, afirmó, en su mente estaba la idea de audicionar para otra beca. No obstante, la falta de tiempo para prepararse y de dinero para hacer el papeleo la limitó. 

Un cambio abrupto

En el año 2019 hizo una audición para la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Fue seleccionada y actualmente sigue tocando con ellos. 

La pandemia por covid-19 y la cuarentena que se impuso en Venezuela desde marzo de 2020 desencadenó la cancelación de todos los conciertos y eventos de la orquesta, por lo que María José buscó otras formas de subsistir en esta nueva realidad. 

Optó por dar clases de violín a distancia. Con lo que ganó pudo comprar alimentos y medicinas, también ahorró un poco. Su tiempo libre lo dedicó a estudiar y perfeccionar su técnica musical con la intención de prepararse para más audiciones. 

Desde que comenzó la cuarentena me puse a estudiar muchísimo porque tenía tiempo libre. Comencé a buscar conservatorios en Francia, como tengo compañeros por allá tenía referencias. Vi los repertorios, busqué a los profesores, vi clases con ellos porque ahí es donde ven el interés de los estudiantes. Después de eso pude enviar el video, les gustó mucho y un mes después me mandaron la carta de aceptación”, señaló.

Para evitar que se repitiera la historia que ocurrió con el conservatorio de Estados Unidos, María José inició una campaña de recaudación de fondos con un límite de 3.000 dólares. en su presupuesto estaban incluidos los trámites, el pasaje y algo extra para sus primeras semanas de estadía y alimentación en Francia. 

Cerca de la meta 

La joven compartió en Twitter su campaña con la esperanza de conseguir todo el apoyo posible. Varios amigos le prestaron cuentas en el extranjero para tener más opciones, también creó un perfil en Buy me a coffee. 

Cuando ya estaba cerca de la meta de $ 3.000 recibió un mensaje del cantante Danny Ocean, quien se ofreció a pagarle el pasaje para que pudiera cumplir su objetivo de estudiar en Francia. 

“La cuenta llegó como a $ 2.600 y realmente el pasaje iba incluido en esa cuenta, pero desde que Danny Ocean me escribió decidí poner el anuncio para que la gente dejara de donar. Afortunadamente ya alcanzamos la meta con eso”, explicó. 

La violinista espera poder emprender su viaje en el mes de septiembre. Sin embargo, aún lidia con algunos inconvenientes con su pasaporte. “Campus france me está ayudando muchísimo con eso, pero está difícil, entonces puede que se retrase unos meses el vuelo”. 

Mientras se materializa su sueño, reflexiona sobre el cambio que implica dejar su país para hacer una nueva vida en Europa. Reveló que sus amistades, familiares y la comida son las cosas que más extrañará cuando esté en otro continente. 

Admite que el hecho de haber sido formada en Venezuela fue un punto a su favor en todos sus logros. En las giras internacionales, el público y la industria admira a las orquestas venezolanas y reciben ovaciones de pie. 

No obstante, María José aseguró que también es necesario el trabajo duro para poder dedicarse de lleno a la música en Venezuela. 

“Yo entiendo la situación del país y del propio Sistema de Orquestas a raíz de esto. Es muy complicado, porque no hay suficientes profesores. Hay personas que tienen que decidir entre comer y comprar una cuerda a su instrumento. Por eso es importante no dejar de estudiar nunca, la única forma de salir adelante es esa y no podemos esperar a tener motivación para formarnos o buscar un maestro, es más fácil cuando tienes un mentor”, finalizó. 

Tomado de: https://eldiario.com/2021/06/26/violinista-tachirense-conservatorio-francia/

 

  

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