Daniela L. 28 de junio de 2021
La
violinista de 23 años se preparó arduamente durante la cuarentena para la
audición en la institución europea
El día
que María José Contreras, violinista de 23 años de edad, recibió la carta de
aceptación para estudiar en un conservatorio en Francia, supo que los
sacrificios que asumió durante su carrera en Venezuela valieron la pena.
Aunque
ese logro ya era importante, la beca solo es para estudiar. El pasaje, la
estadía y un sinfín de cosas correrían por su cuenta. Sin embargo, insiste en
que no renunciará a su sueño de estudiar música en Europa.
María
José comenzó su camino en el mundo de la música con apenas 3 años de edad, en
su pueblo natal San Juan de Colón, estado Táchira. Relató para El Diario que sus
padres la llevaron al núcleo del Sistema Nacional de Orquestas para comenzar en
el kinder musical.
Yo no
sabía a dónde iba, solo que mis papás me estaban llevando. Resulta que eran
clases musicales donde le daban orientación y juegos a los niños para que
aprendan las notas musicales, canto coral, flauta dulce que es un entrenamiento
para el oído, también a leer partituras. Después cuando uno llega a cierta edad
es que te dejan escoger un instrumento”, contó María José.
Antes
de elegir un instrumento, la llevaron a un concierto que organiza la Orquesta
Juvenil del Sistema para que los niños conozcan el sonido y las características
de cada uno. En ese momento tenía 7 años de edad y la cautivaron las melodías
de la trompeta y la flauta.
“Mi
mamá no quería que yo tocara la trompeta y la flauta es muy costosa, entonces
no había en el núcleo en ese momento flautas que me prestaran, así que lo
descartamos también. El siguiente instrumento que me gustó y que era más barato
fue el violín”, agregó la joven.
El
reto de aprender a tocar violín
María
José vio su primera clase de violín luego de ese concierto, pero el miedo de
esa nueva experiencia la dominó y abandonó las clases.
Un año
después retomó las lecciones de violín y descubrió que tenía talento para tocar
ese instrumento. Con los años logró participar en todos los niveles de orquesta
infantiles y juveniles del Sistema en la región.
Con
estos grupos tuvo la oportunidad de ser solista en varias ocasiones y de tocar
música de cámara. Admitió que para conseguir esto fue fundamental el apoyo
incondicional de sus padres.
Se
necesita mucho apoyo de la familia cuando decides emprender este camino. Mis
papás me llevaban a donde tuviera que ir, me buscaban y no se perdían ningún
concierto. Si tenía que tomar clases en San Cristóbal, Caracas y Mérida mi papá
me llevaba y si tenía algún viaje en grupo siempre me daban su confianza”,
indicó.
La
violinista explicó que estudió sus años de bachillerato en la tarde, por lo que
el horario de sus ensayos con la orquesta solía chocar con los escolares. Sin
embargo, la joven no llevaba su instrumento al colegio, pues temía que pudiera
sufrir algún daño.
“El
violín es algo muy delicado y éramos adolescentes, Me daba miedo que por algún
jueguito algo le pasara, así que mi papá siempre me esperaba afuera del colegio
con mi instrumento todos los días para llevarme a los ensayos”, añadió.
Primeras
audiciones
Cuando
se graduó del bachillerato preparó una audición para el Conservatorio Simón
Bolívar de Caracas. En ese momento tenía 16 años y mientras sus amigos se
preparaban para presentar pruebas en universidades nacionales, ella estudió
intensivamente para su presentación.
“Presenté
un concierto para violín, un estudio, una partita de (Johann Sebastian)
Bach. Estaba muy nerviosa y recuerdo que el profesor escogió solo a dos
estudiantes aunque había muchas personas de todo el país audicionando”, narró.
María
José fue una de los seleccionados por su audición, la acompañó un estudiante de
15 años de Nueva Esparta. La joven intentó mudarse inmediatamente a la capital
venezolana, pero no consiguió residencia así que tuvo que viajar mensualmente
por un año para asistir a sus clases.
A sus
17 años logró mudarse a la ciudad. Tras establecerse, audicionó y quedó en la
Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas con la que hizo sus primeras giras
internacionales por Europa y Estados Unidos. Posteriormente entró en la
orquesta Juan José Landaeta.
Su
sueño de estudiar música en el extranjero casi se cumplió cuando tenía 18 años.
En esa oportunidad hizo una prueba para un conservatorio en Estados Unidos,
pero no contaba con el dinero para realizar todo el papeleo a tiempo y empezar
el año escolar.
Justo
cuando pude reunir todo movieron la embajada de Estados Unidos a Bogotá y de
verdad no tenía el dinero para viajar hasta allá solo tenía lo justo para el
viaje a Estados Unidos, no tenía cómo costear el viaje a Colombia para
completar los trámites”, explicó.
Momentos
difíciles
Luego
de que pasó la oportunidad de estudiar en Estados Unidos, la familia de María
José atravesó una difícil situación económica. Esto la obligó a aceptar dos
trabajos de tiempo completo en orquestas distintas.
“Tuve
muchos problemas por eso, porque en una orquesta no querían que tocara en
la otra. Tocaba en la mañana con una y en la tarde con la otra, a veces
tenía dos conciertos en un mismo día. Recuerdo que pasé seis meses seguidos sin
un solo fin de semana libre”, detalló.
La
joven relató que por un par de años trabajó por muchas horas, durmiendo muy
poco y comiendo casi siempre lo mismo.
Sufrimos
mucho con la comida, mi papá también la estaba pasando muy mal y yo estaba muy
preocupada por lo que estábamos comiendo. Tuve que aprender a comer todos los
días lentejas con arroz o huevo con arroz. También aprendí a ahorrar muchísimo
el dinero y a vivir con lo justo”, aseguró.
Durante
todo ese tiempo, afirmó, en su mente estaba la idea de audicionar para otra
beca. No obstante, la falta de tiempo para prepararse y de dinero para hacer el
papeleo la limitó.
Un
cambio abrupto
En el
año 2019 hizo una audición para la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Fue
seleccionada y actualmente sigue tocando con ellos.
La
pandemia por covid-19 y la cuarentena que se impuso en Venezuela desde marzo de
2020 desencadenó la cancelación de todos los conciertos y eventos de la
orquesta, por lo que María José buscó otras formas de subsistir en esta nueva
realidad.
Optó
por dar clases de violín a distancia. Con lo que ganó pudo comprar alimentos y
medicinas, también ahorró un poco. Su tiempo libre lo dedicó a estudiar y
perfeccionar su técnica musical con la intención de prepararse para más
audiciones.
Desde
que comenzó la cuarentena me puse a estudiar muchísimo porque tenía tiempo
libre. Comencé a buscar conservatorios en Francia, como tengo compañeros por
allá tenía referencias. Vi los repertorios, busqué a los profesores, vi clases
con ellos porque ahí es donde ven el interés de los estudiantes. Después de eso
pude enviar el video, les gustó mucho y un mes después me mandaron la carta de
aceptación”, señaló.
Para
evitar que se repitiera la historia que ocurrió con el conservatorio de Estados
Unidos, María José inició una campaña de recaudación de fondos con un límite de
3.000 dólares. en su presupuesto estaban incluidos los trámites, el pasaje y
algo extra para sus primeras semanas de estadía y alimentación en
Francia.
Cerca
de la meta
La
joven compartió en Twitter su campaña con la esperanza de conseguir todo el
apoyo posible. Varios amigos le prestaron cuentas en el extranjero para tener
más opciones, también creó un perfil en Buy me a coffee.
Cuando
ya estaba cerca de la meta de $ 3.000 recibió un mensaje del cantante Danny
Ocean, quien se ofreció a pagarle el pasaje para que pudiera cumplir su
objetivo de estudiar en Francia.
“La
cuenta llegó como a $ 2.600 y realmente el pasaje iba incluido en esa cuenta,
pero desde que Danny
Ocean me escribió decidí poner el anuncio para que la gente dejara de
donar. Afortunadamente ya alcanzamos la meta con eso”, explicó.
La
violinista espera poder emprender su viaje en el mes de septiembre. Sin
embargo, aún lidia con algunos inconvenientes con su pasaporte. “Campus france me
está ayudando muchísimo con eso, pero está difícil, entonces puede que se
retrase unos meses el vuelo”.
Mientras
se materializa su sueño, reflexiona sobre el cambio que implica dejar su país
para hacer una nueva vida en Europa. Reveló que sus amistades, familiares y la
comida son las cosas que más extrañará cuando esté en otro continente.
Admite
que el hecho de haber sido formada en Venezuela fue un punto a su favor en
todos sus logros. En las giras internacionales, el público y la industria
admira a las orquestas venezolanas y reciben ovaciones de pie.
No
obstante, María José aseguró que también es necesario el trabajo duro para
poder dedicarse de lleno a la música en Venezuela.
“Yo
entiendo la situación del país y del propio Sistema de Orquestas a raíz de
esto. Es muy complicado, porque no hay suficientes profesores. Hay personas que
tienen que decidir entre comer y comprar una cuerda a su instrumento. Por eso
es importante no dejar de estudiar nunca, la única forma de salir adelante es
esa y no podemos esperar a tener motivación para formarnos o buscar un maestro,
es más fácil cuando tienes un mentor”, finalizó.
Tomado
de: https://eldiario.com/2021/06/26/violinista-tachirense-conservatorio-francia/
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