Ismael Pérez Vigil 19 de junio de 2021
Tres
artículos recorren las redes sociales y grupos de WhatsApp la semana que
cerramos hoy. Uno de Mari Montes, otro de Soledad Morillo y el tercero del
Padre Luis Ugalde. Los tres fueron publicados en diversos medios, pero yo los
tomo de la siempre actualizada, bien documentada y útil página de César Miguel
Rondón (https://www.cesarmiguelrondon.com/).
Los
tres tratan diversos temas, con estilos bien distintos y niveles de emotividad
diferentes; pero los tres tienen un punto en común; una crítica a la situación
política que estamos atravesando y al liderazgo de oposición, que es lo que me
interesa destacar.
Mari
Montes, en Escrito desde el hartazgo (https://bit.ly/3gvg8rQ), entre sus muchas
frases y comentarios, al referirse a los tres líderes opositores − María Corina
Machado, Leopoldo López y Henrique Capriles− resalto esta:
“Es
increíble que no se den cuenta de que sus actitudes han terminado agotando a
mucha gente, y no me refiero a los “Ni-Ni” de otrora o de siempre… Hablo de
quienes siempre hemos estado dispuestos a apoyar a los políticos que luchan
contra la tiranía, por encima de simpatías, ideas, pareceres,
posiciones, por encima de todo…”
Y, sin
embargo, esa frase, de por si lapidaria, es pálida comparada con las preguntas
que les hace a los líderes mencionados:
“¿Han
calibrado el impacto que tienen sus palabras en todos y cómo han contribuido a
que muchos no creamos en ninguno?, ¿se han dado cuenta de la frivolidad con que
asumen la política?”
Por su
parte Soledad Morillo, en Mari Montes y la verdad (https://bit.ly/3zAAS8T), emprende una cerrada
defensa de la periodista, ante los insultos que ésta ha recibido por sus
opiniones, que no hacen sino confirmar la “frivolidad” que menciona en su
artículo, al menos de parte de algunos de los seguidores de los tres líderes.
Soledad, más comedida, no deja sin embargo escapar la oportunidad de soltar una
frase que también tiene su “piquete”:
“…no
me extraña en lo absoluto que haya escrito un texto que es un reclamo a la
inteligencia. No se trata de caer en el llantén. Se trata sí de apuntarle a los
liderazgos eso que quizás, porque el trabajo político es difícil y duro, no han
detectado suficientemente: el hartazgo ciudadano”
Remata
más adelante advirtiendo que ambos artículos −y otro, que yo no menciono− son:
“…un
llamado de alerta a los liderazgos, algunos con nombre y apellido, como hacemos
varios otros que estamos sumergidos en un mar de preocupación… Fueron
cartas con destino. Cartas directas, francas, escritas con el lenguaje de la
sinceridad.”
El
tercer artículo que quiero comentar, es el del Padre Luis Ugalde, S.J: ¿Hechos
o Palabras? (https://bit.ly/3q8pJrF);
el artículo de Ugalde, como todos los suyos, bien pensado y reflexivo se sale
del contexto de la crítica a la oposición, que tiñe el artículo de Mari Montes
o de las advertencias que nos hace Soledad Morillo, al defender a su colega y
amiga; y, sin embargo, el Padre Ugalde abre el suyo con una frase que
igualmente nos debe poner a pensar, pues encierra una crítica sorda y aguda:
“Parece
que ya nadie cree en nadie, ni en el poder dictatorial ni en la oposición democrática.”
Pasar
por alto la parte final de esa frase puede tener consecuencias graves para un
liderazgo democrático −representado en los tres que mencionó Mari Montes− y que
cada uno a su manera, con matices o por mampuesto han planteado la necesidad de
una negociación.
Ugalde
expresa claramente lo que considera debe ser el objetivo, claro, prístino,
ineludible, de todos los esfuerzos que se están haciendo:
“Para
reconstruir a Venezuela no hay más camino que lograr acuerdos básicos
fundamentales con decidido cambio de modelo y sumar todas las fuerzas posibles
(hoy enfrentadas) para que la deseada reconstrucción democrática no sea un
estrepitoso fracaso.”
Desde
luego, las baterías de Ugalde, como es usual en él, apuntan directamente a su
objetivo, que no es otro que el régimen de oprobio que gobierna al país y
advierte, sin duda alguna al liderazgo opositor, que para esa negociación que
estaría en ciernes, hay que evaluar muy bien un “decálogo del mal”, si es que
vale esa expresión, con cuyos hechos el régimen, estaría evadiendo una
verdadera negociación, sobre la cual, el Padre Ugalde señala, marcando pauta y
resumiendo magistralmente, lo que debe ser la tarea de la oposición:
“Necesitamos
una ciudadanía movilizada para elecciones integrales y más allá, una negociación
libre de toda ingenuidad y partidismo y una presión internacional en la que
Europa y América se den la mano en ayuda de la vida digna y libre de los
venezolanos.”
Los
tres artículos referidos nos deben hacer reflexionar; pero, en particular, el
último nos define las tareas pendientes, que más de una vez he propuesto: la
presión para romper el bloque hegemónico del mal que nos gobierna, debe
provenir de una fuerza de tenaza, cuyos dos brazos aprieten al unisonó: la
movilización y presión interna, de un país organizado para enfrentar a la
dictadura; y la presión internacional, que asfixie al régimen; la aplicación de
ambas fuerzas, simultáneamente, serán las que permitirán una salida de este
régimen de oprobio.
Ismael
Pérez Vigil
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