Por Froilán Barrios
La represión y el
castigo públicos forman parte del guion predilecto de los tiranos para detener
la protesta popular y el cuestionamiento al Estado policial, en la URSS, los
gulags y Siberia fueron el destino de millares de políticos y escritores
opositores a la farsa soviética, práctica hoy actualizada por Putin contra
Alexei Navalny y su movimiento, y si mencionamos al socio del mandatario ruso
el dictador bielorruso Alexander Lukashenko con la detención del periodista
Roman Protasevich bajándolo arbitrariamente de un vuelo internacional, son la
demostración del abuso del aparato policial como política de Estado.
En latitudes orientales
la amenaza de la China de Xi Jinping de apresar al liderazgo opositor de Hong
Kong que lucha por su libertad y la persecución brutal del régimen a la minoría
uighur, la prisión de la mandataria Aung San Suu Kyi con golpe de Estado
incluido en febrero de 2021 y el exterminio de la minoría étnica rogynha, y la
prisión del pueblo norcoreano por la dinastía de los Kim, concentran en grado
sumo el expediente del terror para someter a los pueblos y expropiarlos de la
libertad.
América Latina no
escapa a la plaga de regímenes que replican las practicas anteriores, en su
versión del siglo XXI Daniel Ortega quien manipula a su antojo el legado del
patriota Augusto Sandino, para justificar el asesinato de cientos de
manifestantes en 2018-2019 y prisión de opositores como el caso actual de
Cristiana Chamorro y el resto de candidatos opuestos a la tiranía, y
recientemente el mandatario cubano Díaz-Canel, quien la ha emprendido contra el
Movimiento San Isidro y el pintor Luis Manuel Otero, perseguido y apresado por
exigir libertad de expresión.
En ese contexto
Venezuela, señalada por la CPI ante las tropelías y violaciones de derechos
humanos ejecutadas por la gestión madurista, continúa la tradición de su mentor
Hugo Chávez, tomando al sindicalismo como blanco de sus ataques ante el
registro de miles de conflictos laborales en ascenso permanente desde 2010. A
sabiendas de que no podía condenar al sindicalista Rubén González de
Ferrominera ante las peticiones de libertad de la OIT y la ONU, ha escogido
como rehén a otro compañero de Sintraferrominera, Rodney Álvarez, como castigo
al que ose protestar por contratos colectivos y libertad sindical.
El 12 de junio de 2021
cumplió 10 años en prisión, últimamente en la cárcel del Rodeo II, señalado de
un delito que asegura no cometió. Durante todo este tiempo no se había fijado
una condena, lo que constituye una violación de sus derechos humanos. Se
saltaron todos los procedimientos penales, haciéndolo sufrir penurias y
atentados en 3 penales diferentes.
Este trabajador de la
Ferrominera del Orinoco fue detenido el 12 de junio del 2011 en las
instalaciones de la empresa, ubicada en Ciudad Guayana, estado Bolívar, y
presentado a sus compañeros de labores como un «asesino», aun cuando no hay
pruebas en su contra y todo indica que él es inocente del delito que se le
acusa, según lo recuerda el secretario general del sindicato de Ferrominera
Rubén González.
«El 9 de junio de 2011 estábamos haciendo una asamblea en el portón principal de la empresa para elegir la comisión electoral y luego renovar las autoridades del sindicato, cuando llegó la gente del Movimiento 21 y la Federación Bolivariana de Trabajadores chavista, con autobuses llenos de gente que nada tenían que ver con la empresa, eran vecinos del pueblo», dice al recordar cómo comenzó toda aquella revuelta que terminó con la detención de Álvarez.
Los asistentes a la
asamblea y las cámaras de seguridad observaron y captaron el momento en que
Héctor Maicán, directivo sindical y militante del PSUV, efectuó tres disparos a
la multitud reunida, hiriendo a los trabajadores Luis Quilarque y Renny Rojas,
quien murió en el acto. El hoy secretario del sindicato de Ferrominera
aclaró que todos los presentes vieron lo ocurrido, y se percataron cómo
segundos después Maicán corrió a esconderse en una de las oficinas de la
empresa, donde fue detenido por funcionarios de la Guardia Nacional. «Lo
agarraron con el arma, los cartuchos, incluso hasta lo imputaron por asesinato
por motivos fútiles».
Al poco tiempo de
producirse la liberación del dirigente del PSUV, llegaron a la empresa
funcionarios de los cuerpos de seguridad, detuvieron a Rodney Álvarez y
dijeron: «Aquí está el asesino». Pero todos saben la verdad, que este joven es
solo un chivo expiatorio.
En fin, no se ha hecho
justicia, acaba de ser condenado a 15 años luego de haber pasado entre rejas 10
años, tan solo por ejercer su derecho a la protesta por derechos laborales
violados, como plantea la profesora de la Universidad Central de Venezuela
Jacqueline Ritcher, quien asegura que Rodney Álvarez está preso por ejercer sus
derechos sindicales. «Fue acusado de un asesinato que no cometió como
retaliación por exigir que se respetase su derecho de elegir libremente sus
representantes sindicales para discutir un contrato colectivo».
Desde la Organización
Internacional de Trabajadores (OIT), la Unidad Internacional de Trabajadores,
el Programa de Educación-Acción en Defensa de los Derechos Humanos (Provea) y
otras organizaciones defensoras de los derechos humanos, han impulsado campañas
para exigir la inmediata liberación de Rodney Álvarez.
Este caso se une a los
350 presos políticos inculpados en juicios interminables, mantenidos por el
aparato judicial de la tiranía para desmotivar y atemorizar la protesta popular
y laboral, que diariamente recorre el país por el déficit de servicios
públicos, el deteriorado nivel de vida y la ausencia de seguridad ciudadana.
Con el agravante de que Rodney Álvarez no es el único sindicalista afectado,
hay decenas de sindicalistas y trabajadores bajo de régimen de presentación,
algunos detenidos acusados de delitos inexistentes, fabricados por el aparato
judicial de la tiranía.
Este es el país
humillado y fragmentado que tenemos, condicionado a una amarga realidad que la
comunidad internacional debe tener siempre presente y no ignorarlo, ni
abandonarlo.
16-06-21
https://www.elnacional.com/opinion/rodney-alvarez-y-los-senuelos-de-las-dictaduras/
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