San Josemaría 05 de febrero de 2022
@sJosemaria
¿No es
raro que muchos cristianos, pausados y hasta solemnes para la vida de relación
(no tienen prisa), para sus poco activas actuaciones profesionales, para la
mesa y para el descanso (tampoco tienen prisa), se sientan urgidos y urjan al
Sacerdote, en su afán de recortar, de apresurar el tiempo dedicado al
Sacrificio Santísimo del Altar? (Camino, 530)
Toda la Trinidad está presente en el sacrificio del Altar. Por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, el Hijo se ofrece en oblación redentora. Aprendamos a tratar a la Trinidad Beatísima, Dios Uno y Trino: tres Personas divinas en la unidad de su sustancia, de su amor, de su acción eficazmente santificadora.
Inmediatamente
después del lavabo, el sacerdote invoca: Recibe, Santa
Trinidad, esta oblación que te ofrecemos en memoria de la Pasión, de la
Resurrección y de la Ascensión de Jesucristo, Señor Nuestro. Y, al final de
la Misa, hay otra oración de encendido acatamiento al Dios Uno y Trino: Placeat
tibi, Sancta Trinitas, obsequium servitutis meae... que te sea agradable, oh
Trinidad Santísima, el tributo de mi servidumbre; dispón que el sacrificio que
yo, aunque indigno, he ofrecido a la Majestad tuya, merezca aceptación; y te
pido que, por tu misericordia, sea éste un sacrificio de perdón para mí y para
todos por los que lo he ofrecido.
La
Misa ‑insisto‑ es acción divina, trinitaria, no humana. El sacerdote que celebra
sirve al designio del Señor, prestando su cuerpo y su voz; pero no obra en
nombre propio, sino in persona et in nomine Christe, en la Persona
de Cristo, y en nombre de Cristo.
El
amor de la Trinidad a los hombres hace que, de la presencia de Cristo en la
Eucaristía, nazcan para la Iglesia y para la humanidad todas las gracias. Este
es el sacrificio que profetizó Malaquías: desde la salida del sol hasta
el ocaso es grande mi nombre entre las gentes; y en todo lugar se ofrece a mi
nombre un sacrificio humeante y una oblación pura. Es el Sacrificio de
Cristo, ofrecido al Padre con la cooperación del Espíritu Santo: oblación de
valor infinito, que eterniza en nosotros la Redención, que no podían alcanzar
los sacrificios de la Antigua Ley. (Es Cristo que pasa, 86)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/la-misa-es-accion-divina/
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