Por Froilán Barrios
Equivocarse en
gramática, en matemáticas o cualquier ciencia natural pudiera impactar
puntualmente la actividad humana, en el caso de la política es otra cosa, los
errores en ocasiones terminan en tragedias que afectan a millones de seres
humanos, donde las élites y sus familias se protegen con sus fueros, entre
tanto el que arrea, es decir la población, sufre las consecuencias del mal
proceder de sus dirigentes.
Esa entre
otras razones ha sido el origen de la tragedia vivida por el pueblo venezolano
en el siglo XXI, al presenciar cómo en repetidas oportunidades la casta
criminal gobernante burla a su oponente opositor, quien, contando con el
impenitente e incondicional apoyo ciudadano, le ha visto correr proverbialmente
con el rabo entre las piernas sin justificación alguna.
Henos aquí con
otro capítulo anunciado al rodar el revocatorio 2022 mediante las patrañas de
la tiranía, como la carrera en tropel a las elecciones presidenciales 2024. En
resumen, el publicitado mantra de 2019 “cese de la usurpación, gobierno de
transición y elecciones libres” se abandona como a fiesta de arrabal, y se
asume un nuevo derrotero: las elecciones presidenciales para acabar con la
dictadura, sin presentarles balance alguno a los fervorosos ciudadanos que en
diciembre de 2015 eligieron una Asamblea Nacional que fuera capaz de
conducirnos a la reconquista de la democracia.
Ir a cualquier proceso electoral con un CNE cuyo ejercicio es lo más parecido a una comisión electoral del régimen, quien maneja en todas las fases un sistema manipulado desde el padrón electoral hasta la permisividad abusiva del Poder Ejecutivo y del Plan República, de igual modo avala con el Poder Judicial la fragmentación de los partidos políticos, la inhabilitación de sus dirigentes, es atarnos de pies y manos y llevarnos nariceados a un acto bochornoso de entrega del ejercicio de la presidencia al usurpador hasta 2030.
Quien luego de
haber originado su mandato con la ilegal constituyente de 2017, las no menos
inconstitucionales elecciones presidenciales de 2018 y las caricaturescas
regionales de 2021, ha sido sancionado mediante el desconocimiento de su
gestión por la comunidad internacional. Pues bien, de lograrse esa trama para
2024 a espaldas de la ciudadanía, alcanzaría un grado de legitimidad incluso
superior al resultado cuestionado de 2013.
Lo preocupante
de tan infausta política es que adicionalmente se pide a la comunidad
internacional la disminución o suspensión de las sanciones a quienes son
señalados por tribunales de Estados Unidos, la Unión Europea como mandatarios
narcotraficantes y promotores de redes internacionales de contrabando de
narcóticos y de crímenes de lesa humanidad.
Sentarse en
México a dialogar no es un delito, pero levantarles el castigo que los ha
obligado a sentarse a la mesa de negociaciones es pretender fungir de chico
bueno para que la tiranía ablande su resistencia, cuando es la presión mediante
las sanciones que deben mantenerse para lograr la vuelta a la democracia a
nuestro país.
Pretender
ignorar que el desenlace de la tragedia nacional pasa en primer lugar por
lograr condiciones electorales decentes, que motiven al pueblo a participar es
una cuestión clave antes de pensar en candidatos y en convocatoria a primarias
presidenciales. Hacer lo contrario determinará una oportunidad perdida como las
que se han dilapidado a lo largo del siglo XXI.
Los resultados
de la mesa de negociación de México tendrán una aceptación del lastimado
pueblo, solo si resuelven votaciones libres con un sistema electoral
democrático, en un marco de liberación de los presos políticos y de
participación de los partidos políticos y de la sociedad civil.
De lo
contrario será un bodrio que alejará aún más al ciudadano de su opaca
dirigencia política, que se niega a integrar al resto de factores sociales,
económicos, académicos, manteniendo el monopolio absoluto de la representación
política, a pesar del descrédito monumental que la caracteriza.
02-02-22
https://www.elnacional.com/opinion/no-son-las-elecciones-son-las-condiciones-y-las-sanciones/
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